Que lentas
las hojas rojas de las voces, que inciertas
cuando vienen a colgarnos. Dormidas,
las hojas de mis besos recorren
los rincones de tu cuerpo, i mientras olvidas
las hojas altas del estío, los días
abiertos y sin besos, desde el fondo
el cuerpo recuerda: todavía
tienes la piel medio del sol, medio de la luna.
(De 'Habitación de otoño', 1960)