'Los Superminihéroes': La serie que convierte los defectos de los niños en superpoderes
- Hablamos con la creadora de los personajes, la guionista Helen Bruller
- El Canal Clan, de TVE, emite actualmente esta exitosa serie de animación
Los Superminihéroes es una exitosa serie de dibujos animados protagonizada por animales (de unos diez años) que convierten sus pequeños defectos en superpoderes, gracias a los que se convierten en héroes y logran superar sus complejos. Una serie de animación basada en la serie de cómics que el gran dibujante Zep (Titeuf) y la guionista Helen Bruller crearon en 2003, y de la que han publicado más de 40 álbumes. Podéis ver la serie en Clan, el canal de TVE dirigido a los niños y en su web de RTVE.es.
Bruller nos confiesa que la idea de convertir los defectos en superpoderes se basa en su propia niñez: “He intentado ser lo más sincera posible. Y para ello, nada mejor que la experiencia personal. Cuando yo era una niña sufrí la burla de los niños en la escuela porque tenía ropa pasada de moda heredada de mis hermanos (porque yo era la última de cuatro hijos). Rápidamente, me di cuenta que la auto-parodia, reírme de mí misma, era un escudo anti-burlas formidable”.
“Y es que –continúa- gracias a eso me adelantaba a las posibles burlas de mis compañeros; por lo que ya nadie podía reírse sobre mi ropa o mí aspecto. Así, poco a poco, llegué a ser la más popular y divertida, especialmente cuando me burlaba de mí misma, lo que fue un éxito muy placentero.
“Esta situación de privilegio –añade Helen-, se debía a mi pequeña desgracia. Sin sufrir esas burlas, ¿Habría buscado para mí este recurso del humor? Así que desde el principio me di cuenta de que las dificultades eran un fabuloso motor para la creatividad, que los defectos eran en realidad poderes. Seguí utilizando esta idea en mis cómics, donde dejo mucho espacio para la autocrítica. Yo quería crecer y enseñar a los niños que los defectos los tenemos todos, pero podemos aprender a convivir con ellos e, incluso, superarlos”.
Ayudar a los niños a superar sus complejos
El acoso escolar (o Bullyng) sigue siendo un problema en los colegios. Por eso son tan necesarias series como estas que nos enseñen que todos somos diferentes y, por eso mismo, nadie es mejor ni peor que los demás.
“Creo que la agresividad humana en todas las edades –asegura Helen-, es siempre el resultado de una pena sin consuelo, que a veces data de hace mucho tiempo. Creo que una persona agresiva es siempre una persona infeliz. Por lo tanto, independientemente de lo que llamen a un niño, simplemente hay que expresarle que todo el mundo tiene defectos y que eso es normal. No tiene que sentirse culpable porque las burlas de los demás son inútiles en comparación con las riquezas que le traerá su futura personalidad, si él asume lo más pronto posible sus defectos”.
“Por eso –continúa Helen- siento que con Los Superminihéroes hacemos un poco de justicia, ofrecemos un poco de alivio, y que realmente la serie puede ayudar a los chavales a aceptarse como son. Y también a aceptar a los demás con sus debilidades. Lo primero es reparar nuestra autoestima, ya que así conseguimos la esperanza para poner fin a la violencia”.
“Cuando explicamos a los nuevos guionistas como escribir un episodio –asegura Helen-, siempre les decimos que rebusquen en sus recuerdos de la infancia para crear los personajes. Todos fuimos a la escuela, todos hemos sufrido abusos verbales o hemos sido testigos de agresiones a otros. ¿Quién no recuerda un compañero pelirrojo u obeso al que han intimidado?”
“Actualmente los niños siguen siendo crueles los unos con otros –añade la escritora- y los adultos tienen que hacer frente a este problema urgentemente, porque el futuro de nuestra sociedad está ahí. No sirve de nada querer mejorar nuestras condiciones de vida si no mejoramos la imagen que tenemos de nosotros mismos: de nada sirve reparar la chapa de un automóvil si tiene una grave avería en el motor”.
“Hemos recibido críticas muy positivas por la serie”
Convertir nuestros defectos en virtudes (en superpoderes) tiene sus riesgos, porque mucha gente se resiste a confesar sus defectos. Pero Helen asegura que: “Con esta serie prácticamente sólo he recibido críticas positivas. Y cuando recibo algún comentario negativo de gente que me dice que ellos lo habrían hecho mejor, contesto: No seáis tímidos, ¡Intentadlo!”
“Y –añade-, en respuesta a esa reflexión sobre nuestro enfoque excesivo en la diferencia y el sufrimiento de los niños, sólo tengo una respuesta: ¡Eso es genial! ¡Estas personas han entendido el tema que trata la serie!”.
Pero las reacciones que más preocupan a Helen son las de los pequeños, y parecen muy positivas: “Los niños con lo que he hablado, y conocen la serie, siempre me dicen que tienen un personaje favorito que, normalmente, es el que más se asemeja a ellos en sus experiencias. Ese es el mejor cumplido que pueden hacerme. Decirnos que ha encontrado a su doble en un episodio y gracias a ello se sienten menos solos”.
Del cómic al libro
En cuanto a las diferencias entre el cómic y la serie de televisión, Helen comenta: “Una de las diferencias es el formato: en el libro, si quiero hacer una historia de 15 páginas, seguido de una historia muda y otra de tres páginas, tengo esa libertad. Un episodio de la serie debe tener una duración de 7 minutos y debe seguir, como cualquier serie, un esquema establecido de antemano (que nunca hemos cambiado para que la serie sea coherente). Por lo que las limitaciones formales son mucho más grandes que en el libro”.
“Pero la diferencia más grande es, claramente, la censura –comenta Helen-. En la televisión las posibilidades para dirigirnos a los niños son más limitadas debido al hecho de que es una zona muy accesible, que debe intentar agradar a todo tipo de culturas y familias”.
“Algunas cadenas –continúa- eligen deliberadamente la provocación; y el campo de juego es mucho más amplio y creativo. Pero la mayoría de las cadenas siguen un modelo más clásico y ya tienen una audiencia que espera que los programas sean para todos. Y no podemos pasar por alto estas restricciones actuando como si no nos importara la gente que nos va a ver, porque son ellos los que nos dan de comer”.
“Por eso –añade-, las personas que opinen que la serie pone demasiado énfasis en los defectos, son también parte de la opinión pública y sus comentarios no son nunca inútiles; permiten saber a quién nos dirigimos para poder satisfacer las expectativas de las personas que ven los programas”.
“La televisión es más complicada”
“Estas limitaciones de la televisión hacen el trabajo más complicado –confiesa Helen-, mucho más que en el libro, que crea a su audiencia cuando llega a las librerías y decide a que público se va a dirigir”.
“Soy muy consciente de estas diferencias y me resulta muy agradable poder moverme entre esos dos mundos: Uno más libre y más íntimo, el de los tebeos, y otro el de la serie, muy poderosa y concebida para un público más amplio”.
“Y amo las limitaciones -confiesa Helen-, creo que el cerebro tiene las mejores ideas cuando se enfrenta a las dificultades y las supera (muchas restricciones se convierten en una Superserie). Los escritores que no quieren aceptar esas restricciones de la televisión -concluye Helen-, pueden seguir trabajando en los libros. ¡Nadie les obliga a hacer series! He tardado mucho tiempo en comprenderlo, he luchado para preservar el espíritu de Superminihéroes (que modestamente me pertenecía...), mientras que la aceptación de las limitaciones es de júbilo”.
“Un pequeño defecto puede convertirse en un superpoder”
Helen colabora estrechamente con la serie de televisión: “He contribuido al concepto de la serie, ya que se basa en nuestro cómic original (Les minijusticiers) publicado por Hachette Jeunesse y cuyo lema es: "un pequeño defecto puede llegar a ser un superpoder". Actualmente sigo trabajando en estrecha colaboración con Sébastien Guérout, coordinador de guiones, participo en encuentros con autores, y aporto todas las ideas que puedo porque me fascina”.
En cuanto a los protagonistas de la serie, Helen asegura que: “Hay 78 personajes y preparamos otros 78. ¡Todos ellos son la clave! Y no es coquetería si aseguro que no hay personajes protagonistas, porque uno de los principios de la serie es mostrar a los niños que nadie es mejor que otro”.
“Sin embargo –continúa- elegimos a algunos personajes para representar la serie cuando creamos la "banda de los Superminihéroes" en la temporada 2. Una banda de cinco personajes que ya no son el centro de las historias”.
“He de confesar –añade Helen- que siento un afecto especial por Superprout, el cerdo que tiene problemas de flatulencia, y cuyo poder puede usar como medio de propulsión. También usa los gases de efecto invernadero (soporífero, petrificantes o nieblas). Se convirtió en una pequeña mascota Minijusticiera”.
“Por razones que parecen claras –continúa- el lado más gracioso suele ser también el más escatológico del defecto, porque tiene grandes posibilidades visuales y humorísticas. En cuanto a su aspecto gráfico, el cerdito es adorable y realmente representa muy bien el dolor puede sentir un niño cuando le pone en una situación vergonzosa delante de todos”.
“Mi corazón también está con Supergadin, llamado Supercassepipe en el libro, y que, probablemente, será reconocido algún día, como el más tierno de los patos. Es extremadamente patoso y al principio no tenía ningún poder (en el serie tiene poderes elásticos que le vamos a quitar cuando regrese... pero Shhhhh!)”.
“El pato se cae muchas veces, pero siempre se levanta sin quejarse, porque para él la vida es bella y la ama tal como es. Es el único de los Superminihéroes que no necesita poder porque lo tiene todo: es como es y, aún lleno de defectos, ha comprendido que si logramos amarnos a nosotros mismos tal como somos, podemos ser muy felices”.
“Es el resultado del mensaje de Superminihéroes –añade-. Es mi favorito porque admiro su madurez, su humor, su optimismo. He creado el Minijusticiero que me hubiera gustado ser: el que se acepta tal y como es, está bien consigo mismo”.
Los Superminihéroes saltarán al cine
En cuanto a la serie, Helen nos comenta que: “Estamos muy ocupados con la temporada 3, que está en proceso de producción y trabajamos con Fabrice Ravier para Futurikon en el guión de una película para el cine, algo muy emocionante”.
“Con Ravier Fabrice -continua- estoy trabajando en una serie juvenil que hemos creado juntos para France Televisión. De momento es un proyecto secreto, pero es la felicidad absoluta a la hora de escribir. Pasamos el tiempo riéndonos aunque, por supuesto, trabajamos como locos”.
“En paralelo estoy haciendo un cómic sobre el envejecimiento que será publicado en Hugo y Compañía, y tengo cientos de proyectos de nuevas series de animación, ya que es un soporte fantástico y me siento atraído por esta manera de comunicarse con los niños. Soy “megaproyectos”, nada me detendrá”.