(Sintonía animada)

¿Cuándo os disteis cuenta de que el volcán era un peligro?

No me lo creía, pensé que no iba a ser real.

Cuando explotó me dio mucha impresión.

-Me dio miedo antes de que explotara,

porque podía explotar debajo de una casa o en un pueblo

y matar a bastantes personas. -Me faltaba el aire por el miedo.

-Saber que ya ese lugar no está.

(Aplausos)

Hay que llorar la pérdida de nuestras casas,

de nuestro lugar, porque ustedes son supervivientes,

no son víctimas.

(Sintonía animada)

(Conversaciones variadas)

¡Hola, "claners"! Os saludamos desde Los Llanos de Aridane

en La Palma. El 19 de septiembre se cumple

un año de la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

Entre otros muchos destrozos, arrasó el colegio público

La Laguna, que estaba justo aquí.

El 20 de octubre la lava llegó a sus puertas

y sus alumnos tuvieron que trasladarse a otra escuela.

La Palma es una maravilla natural y Reserva de la Biosfera.

Las estrellas se ven tan bien que aquí están algunos

de los telescopios más importantes del mundo.

Los Llanos de Aridane es un nombre con truco.

"Aridane" significa también "llanos" en guanche,

el idioma aborigen de la isla.

A nadie le gustan, ¿pero sirven de algo los problemas?

Primero, contadnos algún momento complicado que hayáis vivido.

He dibujado cuando me tuve que ir de La Palma a La Gomera

porque a mi padre le dieron trabajo ahí

y me sentí muy triste porque tenía que dejar aquí

a mis amigos y mi colegio, y no quería.

Pero luego me adapté y ahora me gusta La Gomera y La Palma.

-El Xtreme Park, que es un parque de skate con rampas.

Y era yo tirándome de la rampa más grande,

pero me daba mucho miedo.

Lo superé porque mi maestro me ayudó

y me dijo cómo había que bajar la rampa,

me dijo unos trucos y al final me salió.

-Este es mi dibujo del volcán.

Nos llamaron para evacuar mi casa

y el resto de casas que estaban en La Laguna.

Fuimos corriendo...

Estábamos evacuándolo todo, el colegio, las casas...

En ese momento sentí mucha prisa,

miedo de que la lava se llevar mi casa.

Entonces...

lo que hice fue relajarme

y respirar profundamente.

-Este dibujo representa cuando estuve atrapada

en el ascensor con mi madre. Llegábamos tarde al médico.

Como estábamos las dos nerviosas, la ayudé a tranquilizarse.

Tenemos algunas pistas del tema de hoy.

Ahora conozcamos a nuestros protagonistas.

Tienen entre todos 32 hermanas y hermanos.

A sus padres y madres les pondrían sin dudarlo un diez.

¡Viva la familia!

Lo que mejor se les da es dibujar y jugar al fútbol.

Y entre las cosas que más les gustan

están los bocadillos de carne con mojo

y los helados de chocolate.

Si escribieran un libro sería de terror.

¡Qué valientes!

Hola a todas y a todos. Qué ilusión estar con vosotros.

Hoy vamos a hablar de los problemas que nos topamos en la vida

y de las cosas que nos pasan cuando nos enfrentamos a ellos.

Para ayudarnos nos acompaña Antonio Rodríguez Hernández.

Es psicólogo y profesor universitario.

Su especialidad es la educación emocional

y coordina el grupo de investigación EMOCREA.

Lo que más le gusta es comer y dar de comer a los demás.

Cocinar para la gente que quiere es su gran afición.

¡Un fuerte aplauso para Antonio!

Bienvenido y muchas gracias por acompañarnos.

Gracias, Laura.

Sabemos que eres psicólogo, que estás especializado

en educación emocional y que conoces muy bien

a estos chicos y chicas porque habéis trabajado juntos.

Lo que no sabemos es la historia de este objeto.

Es un retoño de pino canario.

Una especie endémica propia de nuestras islas

que tiene la capacidad de rebrotar. Cuando sufren los incendios

nuestros pinares, nuestros montes, tiene esa capacidad especial

para superar esa adversidad. Esas situaciones

que a veces vienen en la vida y no queremos que nos pasen,

pues a los pinos también les ocurre que viene un incendio.

Pero tienen esa capacidad de tirar para arriba,

de su fuerza interna, de su naturaleza,

de superar esos problemas.

Qué bonita historia, Antonio. Muchas gracias por compartirla.

Con esta energía estamos preparados para empezar el debate.

Lo primero es imaginarnos la siguiente situación.

Os pido que la imaginéis, es la siguiente:

Estáis con vuestra madre y vuestro padre

en una ciudad extranjera. No habláis nada del idioma de allí.

Estáis en una estación porque vais a coger un tren

y hay muchísima gente.

De repente os dais cuenta que no veis a vuestros padres.

Os habéis perdido y atención, no lleváis el móvil.

¿Qué hacéis?

Yo buscaría a alguien que hablase mi idioma

o le diría a algún desconocido que si me dejaba un móvil

para llamar a mis padres.

-Yo intentaría buscar a mis padres, y si no, pensaría cuando fue

la última vez y en donde estaban e iría por ahí.

-Me quedaría en el sitio donde los vi por última vez.

Y si llevo un rato y no les veo,

pues con señas por ejemplo...

les diría a los de la estación lo que me ha pasado

y que dijeran por los altavoces que hay una niña perdida.

Vale.

-Yo pensaría en el metro que íbamos a coger,

porque a lo mejor ya lo habíamos hablado.

Y los buscaría por ahí.

Habéis sacado varias posibles soluciones.

¿Creéis que realmente los problemas tienen varias maneras de abordarse?

Sí, creo que hay muchas maneras.

Hay algunas más difíciles y otras más fáciles.

Pero hay bastantes maneras generalmente.

(ASIENTE) Os planteaba yo esta situación,

¿se os ocurren otras en las que hayáis tenido

que resolver el problema en el que os encontrabais?

Estaba comprando con mi padre hace dos meses, por ahí.

Me separé de mi padre para coger papas,

y luego busqué a mi padre por todo el lugar de compras.

Por todo el Spar.

Vamos, no sé por dónde se metió.

También lo perdiste de vista.

Sí, pero como tenía edad y era algo totalmente normal

pues lo busqué y ya está.

-Mi madre y yo nos quedamos atrapadas en un ascensor.

Llegábamos tarde a una cita con el médico

y las dos estábamos agobiadas y nerviosas.

Así que lo que hice fue intentar calmarla a ella primero,

antes que a mí misma.

Tomaste las riendas y dijiste: "Venga, tranquilicémonos".

Sí.

-Yo estaba en el caballo.

Porque te gusta mucho montar a caballo.

El profesor me dijo que cogiera las riendas.

Primera vez, ¿y cómo fue?

Me puse muy nerviosa.

¿Y cómo lo superaste?

Pensé en mi cabeza que debía hacerlo.

Y las cogí.

Mentalizarse de que a pesar de que el miedo

nos pueda intentar atrapar, que somos capaces

de superar ese miedo pasando por él.

Porque estar encima de un caballo... yo me pongo en tu papel

y sería muy complicado saber que estás ahí arriba

y el caballo a lo mejor tira para delante sin permiso.

Total.

La verdad es que la vida está llena de problemas.

Todos los días cuando nos levantamos

tenemos que afrontar situaciones, cosas que cambian.

No sé si sabíais que cada problema tiene de media

42 posibles soluciones. ¡42!

No sé si llegaremos a tantas, pero vamos a ver cuántas

sois capaces de encontrar con un juego. ¿Os apuntáis?

(TODOS) ¡Sí!

Genial, os cuento en qué consiste el juego:

Pondremos a prueba vuestro ingenio con nuevas situaciones

y tenéis que darnos posibles soluciones.

Vamos con la primera:

Tu padre te ha prometido una bici nueva

y te hace mucha ilusión.

Pero cuando la trae, resulta que es de color rosa.

Y tú odias el rosa. ¿Qué haces?

Le pido a mi padre si cogemos pintura

y pintamos la bici.

Vale, perfecto.

Yo le pediría a mi padre si sería posible

poder cambiar esa bici.

-Si mis hermanas tienen otra les diría si me la cambian.

Genial, vamos con otra situación.

La profesora ha tenido que irse unos minutos de clase

y tu grupo de amigos os habéis puesto a jugar

con una pelota de tenis. Un amigo la lanza muy fuerte

y le da de lleno a un reloj que hay en la pared

que se cae y se rompe en pedazos. Entonces llega la profesora

y pregunta quién ha sido. ¿Qué haces?

Yo le diría que hemos sido el grupo.

Que en realidad fue el compañero que lo tiró.

Pero que nos eche la bronca a todos

lo que estábamos jugando con la pelota.

Es decir, que la responsabilidad es del grupo.

Yo le diría la verdad a la maestra porque mentir no sirve para nada.

-Si se puede arreglar lo arreglaría antes de que venga

la profesora, para no tener castigo y eso.

Antonio, ¿qué te han parecido las soluciones?

Son soluciones interesantes, pero fíjense bien.

Hay diferentes tipos de soluciones,

porque puede haber problemas que no tengan solución.

Y también tenemos que aceptar que hay problemas sin solución.

O hay problemas con una sola solución o muchas,

como las que ustedes han planteado.

O por ejemplo problemas en los que las soluciones

implicarían renunciar a ser la persona que tú eres.

Crees que es importante ser una persona sincera

y para evitar las consecuencias de un problema mientes.

Eso al final también es un problema para ti,

porque la solución que estás aportando

te genera una renuncia.

Por lo tanto los problemas son de diferentes tipos.

Y en función del tipo de problema buscaremos soluciones adecuadas.

Pensar soluciones y también prestar atención a las emociones.

Esto es un frasquito de una actividad en la que nuestros compañeros

ponen un papelito dentro con un adjetivo

que tenga esa persona de bueno. Así vemos el lado bueno de cada uno.

A ver qué han encontrado mis amigos de bueno en mí.

Noble.

Soñador.

Y superempático.

-Empático.

Amoroso y alegre.

Y por último...

me han puesto generoso.

-A ver qué han dicho de mí: Amistosa.

Generosa.

Alegre y divertida.

-Empática.

Lista.

Y la última cualidad: amable.

(Sintonía animada)

Hablando de las emociones ahora vamos a pensar

cómo nos sentimos cuando tenemos un problema.

¿Cómo sabemos si un problema es grande o pequeño?

Es un problema grande si cuesta mucho resolverlo.

¿Pero cómo se decide eso?

¿Cómo te sientes cuando el problema es muy grande?

Agobiado.

Pues mira, cuanto más agobio tengas...

más problema es el problema.

Como dijo mi compañero Darío. Y también la manera

en cómo nos afecta a nosotros y a las personas que nos rodean.

Leandro, cuéntanos un poquito más.

Que si por ejemplo el problema trata de...

Que puede ser muy grave para mi familia.

Entonces es grave el problema en sí.

Y si por ejemplo el problema solo trata

de que no sé atarme los cordones, por ejemplo.

Entonces ya no es muy grave, porque alguien me puede enseñar

y no pasa nada.

-Yo estoy de acuerdo con mis compañeros.

Creo que también depende de la persona

si ese problema es grande o pequeño.

Cuéntame eso.

Igual, como decía Leandro, para mí atarme los cordones

si no sé es un problema grande.

Pero igual a otra persona le parece una estupidez.

-También puedes saber si un problema es grave o no

si necesitas la ayuda de otra persona para resolverlo

o lo puedes hacer tú solo.

Hablamos de las emociones y de cómo influyen

cuando nos encontramos en estas situaciones.

¿Cómo nos afectan al reaccionar ante ese problema?

Hacen que no pienses con claridad.

¿Te bloquea? Sí, te bloquea.

Si estás agobiado solo piensas que no vas a poder conseguirlo.

-Las emociones nos pueden influir de una manera u otra.

-Una vez, de tanto miedo que tenía me obligué a buscar una solución.

Claro, las emociones están ahí para ayudarnos.

El miedo, como bien decías, te hace sentir

que tienes que evitar un peligro y buscar una salida a la situación.

O la rabia cuando estás enfadado te da la energía suficiente

para afrontar esa situación en la que tienes que estar.

El problema está en que las emociones,

en las situaciones extremas, si tienen mucha intensidad

y son muy fuertes, se desajustan.

Ya están muy descontroladas y eso hace que interfiera

la posibilidad de buscar una solución.

Por eso el tema está no tanto en que la emoción sea buena o mala,

sino si somos capaces o no de tratar con esa emoción

como hicieron ustedes para rebajar su intensidad

y que no nos atrape.

Para que nuestras emociones puedan ayudarnos

primero tenemos que saber qué estamos sintiendo.

¿Cómo sé que estoy sintiendo?

No todos sentimos las cosas de la misma manera,

pero según la ciencia, así se manifiestan estas emociones:

Cuando nos asustamos, el corazón se nos acelera.

Nos ponemos tensos y sentimos presión en el pecho.

Si hablamos, nuestra voz será más aguda

y puede que sudemos y temblemos a la vez.

Al enfadarte respiras más rápido, sientes calor,

enrojeces y aprietas los dientes.

Y seguro que hablas más alto.

¿Notas presión en el pecho y en la garganta

y te faltan energías?

Es lo que suele hacer tu cuerpo cuando estás triste.

Cuando algo te preocupa respiras más rápido.

Sientes la cabeza ligera y puedes tener náuseas

o dolor de estómago. A veces incluso te sudan las manos.

Cada emoción que sentimos se manifiesta en nuestro cuerpo

y según la ciencia estas son las formas más habituales.

Pero cada persona es diferente. ¿Y tú cómo sientes tus emociones?

¿Qué pasa cuando estás contento?

Normalmente el programa lo grabamos en el cole que nos invita,

pero este es un debate especial. Durante los tres meses

que duró la erupción del volcán, la lava inundó vuestro cole

y os trasladasteis a la Escuela Oficial de Idiomas

y donde estamos ahora, el centro sociocultural en Retamar.

Quiero que nos contéis en qué momento os disteis cuenta

de que el volcán era un peligro real para vosotros

y no solo un titular de noticia.

Cuando explotó me dio mucha impresión porque me acuerdo

de estar el día anterior con mi padre en el campo,

y estábamos hablando de que se decía en las noticias

que iba a explotar un volcán.

Y yo sinceramente no me lo creía, pensé que no iba a ser real eso.

Y cuando vi que explotó el volcán me dio mucha impresión.

Pero tampoco pensé que iba a arrasar con tantas cosas.

Cuando empecé a ver por las noticias que se llevaba casas y mi colegio,

y cuando cortó la carretera para donde yo vivía,

pues ahí sí que me lo tomé en serio.

Y me dio bastante miedo.

-A mí me dio miedo antes de que explotara sobre todo,

porque podía explotar debajo de una casa o un pueblo

y matar a bastantes personas.

Me lo empecé a tomar en serio cuando arrasó con casas,

viviendas y pueblos completos. -Yo sentí miedo por la noche,

porque nos empezaron a evacuar y pensé que no volvía a mi casa.

-Justo en el momento en que explotó el volcán

estábamos en mi casa en una comida familiar

y justo viene el vecino y nos dice que había explotado.

A mí como que me faltaba el aire por el miedo.

-La verdad es que tuve mucha suerte porque el volcán

rodeó mi callejón.

Porque yo el cole lo tenía en frente.

Entonces de mi callejón con suerte no se llevó nada.

Pero al tenerlo en frente fue como que lo hubiese rodeado.

Quiero que me contéis qué decisiones tomasteis,

que acciones hicisteis para sobrellevarlo.

A lo mejor os sorprendisteis y os hizo sentir muy orgullosos.

Mi madre estaba muy asustada, por la noche no podía dormir

por los temblores y yo la calmé y la ayudé con mi hermano.

¿De dónde sacaste esa templanza?

No sé, la necesidad.

-En el cole los que podíamos, que estábamos en La Laguna,

intentamos echar una mano para sacar todo lo que había.

Como Santiago o Sara.

-Recogimos mesas, sillas, cajas, material...

y libros de la biblioteca.

-A mí lo que me pasó fue que yo sabía que era malo...

Mi casa no se la llevó, pero la de Mahy sí

y a mí me duele, es mi primo.

A ver, Mahy.

Cuando explotó yo estaba en Los Llanos en casa de mi madre.

Y mi padre vivía muy cerca de donde explotó.

Entonces yo fui después a ver cómo estaba,

y me quise quedar con él por si nos tenían que evacuar

ayudarle a quitar cosas y eso. Y tomas las riendas de la situación.

Sí, porque papi estaba solo y por si tenía que quitar cosas

poderlo ayudar.

¿Te veías capaz de reaccionar así?

No.

¿Qué ha sido lo más difícil para ti?

Saber que ya ese lugar no está.

Pero te lo llevas contigo, ¿o no?

Llóralo, Mahy, que es necesario llorar también.

Mahy, nos remueve mucho este tema.

Si yo también estoy aquí que me tiene revuelta.

Esas lágrimas son hidratantes, porque están

humedeciendo nuestro corazón para que no se quiebre, no se rompa.

Por eso claro que hay que llorar la pérdida de nuestras casas,

de nuestro lugar, y ustedes lo han hecho bien

porque ustedes son supervivientes. Quiere decir que no son víctimas.

No han quedado sepultados debajo emocionalmente, digamos, del volcán.

Sino que han superado eso.

Han enfrentado el tratar con esas emociones normales.

¿Cómo no vamos a sentir tristeza o sentir miedo?

¿Cómo no vamos a sentir frustración, rabia por lo que ocurrió?

Claro que sí.

Para estos momentos de crisis viene muy bien conocer herramientas.

El proyecto de la doctora alemana Maya Goetz

"El día que me hice fuerte", reúne historias reales

de niñas y niños que han logrado superar situaciones muy difíciles.

Mira lo que nos aconsejan.

Primero debes entender cuál es el problema a enfrentar.

Recuerda que tienes fortalezas y virtudes, ¡úsalas!

Aprende rápido, hasta cosas que tal vez nunca pensaste

que tendrías que aprender.

Descubre distintas salidas.

Hay muchas formas de solucionar un mismo problema.

No te dejes atrapar por el miedo y ponte en acción.

Confía en ti o en alguien que pueda ayudarte.

La confianza es clave para resolver cualquier desafío.

Eres mucho más fuerte de lo que piensas.

No dejes de intentarlo.

De los problemas se sale saliendo.

¡Siente siempre que tú puedes!

La fuerza interior de vuestra isla está a la vista,

después de tres meses de lava podríamos decir que La Palma

está renaciendo. ¿Vosotros en qué habéis cambiado?

Antes como que no...

No tenía miedo de algo que podría pasar,

y ahora ya me planteo posibilidades. Antes no lo hacía tanto.

-A mí también me pasa que ahora...

las posibilidades de catástrofes son más reales para mí.

Porque ya he vivido una.

-Me siento distinto porque antes no tenía

tanto miedo al volcán pero ahora sé qué puede pasar

y tengo más miedo.

-Yo me siento más fuerte.

Creo que ahora me puedo adaptar más a las cosas,

como me he tenido que adaptar en mi caso a otro cole.

O a otras casas.

Y me siento como más fuerte.

Más fuerte.

¿Creéis que sirven de algo los problemas?

Los problemas nos sirven...

para enfrentar otros problemas que después serán más grandes.

Y aprendes de ellos...

y te sientes a veces bien si consigues resolver un problema.

Muy bien, porque estos problemas nos abren la mirada

para focalizar nuestro corazón a lo esencialmente importante.

¿Se han dado cuenta?

Quienes tuvieron que abandonar sus casas

porque fueron arrasadas, sacaron de su casa

lo esencialmente importante.

¿Saben lo que es esencialmente importante?

¿Qué?

Para mí lo más esencial es llevarte los buenos recuerdos

de ese sitio ¡Qué bonito!

Mira cuánto de sabiduría hay en eso, Mahy.

Ahora llega vuestro turno para preguntar.

Y a ti, Antonio, para responder.

A ver si sé responder. Porque las preguntas

de estas mentes privilegiadas a veces son complicadas

como para dar respuesta.

Quería preguntarte qué significa para ti resiliencia.

Pues resiliencia es la capacidad no solo de aguantar

una situación o un problema sino de superarlo y a la vez...

crecer con ello.

Quería preguntar si la resiliencia también la sienten los animales.

No... no pueden.

Porque es una cualidad exclusivamente humana.

Porque para ser resiliente tenemos que tener capacidad

de tomar consciencia de lo que nos ocurre.

Los animales sienten emociones

pero no se dan cuenta de que las sienten.

¿Has pasado en un día muchas veces la resiliencia?

(DUDA) Sí...

En un mismo día no, pero estuve a punto

de perder la vida por una operación

y tuve que afrontar el hecho de mantenerme fuerte

para poder superar esa situación.

La resiliencia nos ocurre en situaciones graves

pero también en situaciones a lo mejor no tan graves.

El debate está terminando. Conozcamos los puntos clave

del programa de hoy. Antonio, de lo que han dicho

estos chicos del colegio La Laguna de Los Llanos de Aridane

sobre la pregunta "¿Sirven de algo los problemas?",

¿cuál sería el primer punto clave?

El primer punto, y ha salido porque lo han manifestado ellos

en el diálogo que hemos sostenido,

es que se puede aprender a ser resiliente.

Ustedes han aprendido a afrontar esta adversidad

sabiendo cuáles son sus emociones y cómo tratar con ellas.

¿Y el segundo?

El segundo punto clave, y lo han expresado también ellos

a lo mejor no explícitamente, a través de lo que han compartido,

es que para afrontar adversidades como esta que hemos sufrido

aquí en La Palma, el primer paso es reconocer

que tenemos derecho a sentir miedo,

a sentir rabia, a sentir tristeza.

Porque somos vulnerables, y esas emociones están para ayudar.

Para terminar, ¿el tercer punto clave?

El tercer punto clave es que para no quedar

en la condición de víctimas sino ser supervivientes

como ustedes han hecho, hay que tomar esa decisión.

Que no es una circunstancia que nos ocurre,

sino algo que tenemos que decidir y afrontar nosotros.

Recuerden que el colegio de La Laguna quedó

donde quedó parada la colada.

Simboliza la capacidad que ustedes han demostrado

para afrontar esta adversidad.

Estos son los puntos clave del programa,

en el que hemos hablado de nuestra fuerza interior,

de nuestra capacidad para resolver problemas

y de nuestra habilidad para crecer y actuar.

Gracias, Antonio, por ayudarnos a responder a la pregunta:

"¿Sirven de algo los problemas?". Un placer contar contigo.

Muchísimas gracias por vuestras historias,

vuestras emociones y vuestro cariño.

Nos llevamos un cachito aquí en el corazón.

Nos vemos en el próximo programa de "Aprendemos en Clan. El debate".

¡Hasta entonces!

(Sintonía animada)

Si una persona está pasando por un mal momento,

le aconsejaría que intentara no agobiarse.

-Que pidiera ayuda a un adulto especialista

para que hable con él y que se tranquilice.

Seguir adelante y tener valor para superarlo.

-No mires al pasado, mira al futuro y al presente.

Que el pasado, pasado está.