(Alarma)

(Música)

Hola, clanners. ¿Estáis listos para seguir aprendiendo?

Por cierto. ¿Dónde está Nacho?

-¿Me llamabais?

-Sí. Hola, Nacho. ¿Cómo estás?

"Mapachitamente" bien, como siempre.

-Oye, pues me alegro.

-Oye, ¿no notas nada diferente en mí?

-No lo sé. ¿Has crecido? -No.

Mira, mírame bien.

-A ver. ¿Te has cortado el pelo?

-Tampoco, pero estoy usando un champú de sandía buenísimo

que deja mi melena mapacha brillante brillante.

¿Lo notas? -Sí. Sí. Lo noto mucho.

-Claro que sí.

Resalta el brillo de mis ojos. -Un montón, Nacho.

-Y estiliza todo mi cuerpo.

-Uy, poco se habla de lo que te estiliza tu cuerpo.

-Qué suerte tienes de tener un compañero tan guapo como yo.

-Mira, de hecho, es lo que más me gusta de este programa.

-No solo soy guapo, soy listo, inteligente

y muy humilde, lo tengo todo.

-¿Sabes de qué me estoy dando cuenta, Nacho?

De que te hace falta una carta de presentación.

Y para eso, tenemos a Juan Carlos.

(BOSTEZA)

Hola, superlingüistas.

Son las 02:00 y no me puedo dormir.

Mañana es un día importantísimo para mí

y estoy un poco nervioso. Mira, te cuento.

Resulta que empiezo a trabajar en un cole nuevo y claro,

estoy impaciente por saber cómo será mi clase,

qué compis tendré y cómo será mi alumnado.

He probado de todo, he contado ovejitas,

me he tomado un vaso de leche calentita

y nada, que no me puedo dormir.

Ya no sé qué más hacer.

Ya sé qué voy a hacer.

Voy a escribir una carta de presentación

para leerla cuando llegue al cole y así me pueden conocer mejor.

Quizá, al tener escrito lo que quiero decir,

me vas a tranquilizar un poco más.

Tengo que empezar diciendo unas cuantas cosas.

Por ejemplo...

¿Quién soy?

¿Cómo soy? ¿Qué cosas me gustan? ¿Qué cosas no me gustan?

Así que lo que voy a hacer va a ser hacer una lista

con las cosas que me definen.

Primero, voy a empezar diciendo las cosas que me gustan.

Me gusta ir en bici.

Me gusta nadar.

Me gusta ver la tele, las mates, jugar a los videojuegos.

Y luego, también hay cosas que no me gustan.

Por ejemplo, no me gusta el frío.

No me gustan las camisetas de rayas,

no me gustan las palabrotas, no me gustan los conflictos.

El kétchup tampoco me gusta

y no me gusta la gente que no escucha a los demás.

Ya tengo una lista hecha.

Ahora, tengo que pensar qué es lo que más me define.

Por ejemplo, puedo decir que soy una persona tranquila

y que me encanta hablar con la gente.

También tengo que pensar en qué me diferencio de los demás,

así que puedo decir que me diferencio de los demás

en que hago las cosas más despacio que el resto.

También puedo pensar qué es lo que mejor hago

y en qué cosas tengo que mejorar.

¿Tú qué crees que se me da mejor?

¿Toques de fútbol,

leer y escribir

o malabares?

Claro, se me da fenomenal leer y escribir,

aunque tengo que mejorar un poquito en educación física

y practicar algunos deportes para que me salgan mejor.

Pues ya tengo todo lo necesario

para hacer mi carta de presentación.

Aunque no vayas a cambiar de cole,

puedes hacer una carta de presentación,

por ejemplo, por si te vas de campamento,

o por si este verano,

te echas una nueva pandilla de amigos y de amigas,

o también, para conocerte mucho mejor

a ti mismo y a ti misma.

Recuerda que en una carta de presentación,

tienes que contar quién eres y cómo eres,

las cosas que te gustan y las que te disgustan,

y también, las cosas que se te da muy bien hacerlas

o las que tienes que mejorar.

Y así soy yo. Punto.

Fenomenal.

Ya tengo hecha mi carta de presentación.

Ahora estoy mucho más tranquilo y me puedo ir a dormir.

(Despertador)

Vaya. Son las 8. Me tengo que ir al cole.

Bueno, por lo menos, han desaparecido todos mis nervios.

Hasta la próxima.

-James, una cosa.

¿Cuánto falta para que sea el futuro?

-Pues en un minuto, ya es futuro.

-Ya, pero yo me refiero

a cuánto falta para que yo sea mayor.

-Pues para saber eso, tienes que restar.

-Espera un momento.

¿Estamos hablando de matemáticas? -Sí, claro.

-Ay, es que yo quiero saber.

Es que si ahora tengo 8 años,

¿cuánto falta para que tenga 14?

-Muy fácil, Nacho.

A 14 tienes que restarle 8.

-Vaya. ¿Dónde está Conexa?

-¿Por qué quieres a Conexa?

-Para que me ayude a hacer el cálculo matemático.

Es muy difícil. -Ese es el problema, Nacho,

que crees que las matemáticas son difíciles.

-Porque lo son.

-Pero si las matemáticas pueden ser hasta divertidas.

-Ya, claro. Mira cómo me divierto.

Ja, ja, ja.

-Te lo digo en serio, si no, vamos a ver a Miguel, ya verás.

-Bueno, vale.

Voy a ver a Miguel porque siempre hace las cosas muy fáciles.

-Hola, matemaniacos y matemaniacas. ¿Qué tal?

¿Les apetece trabajar en una fábrica un tanto especial?

Sí, sé que suena un poco raro,

pero hoy, vamos a trabajar en la fábrica de crear

y resolver problemas matemáticos.

Gracias a esta máquina, vamos a obtener tres palabras.

Una va a ser el tema de nuestro problema,

otra, la pregunta y otra, la palabra clave.

Y con eso, tenemos que crear nuestro problema. Vamos allá.

Vamos a ver qué palabras nos salen en la máquina.

Lo primero que nos va a salir es el tema, vamos a darle.

A ver qué tema es el de nuestro problema.

Pues resulta que nos ha salido la palabra "panadería".

Ya sabemos el tema. Vamos con la siguiente.

La siguiente es la pregunta.

La pregunta es...

A ver. Muy bien.

La pregunta es "¿Cuántos?".

¿Cuántos? Bueno, bueno. Lo dejo por aquí.

Ya sabemos el tema y la pregunta.

Y ahora, vamos con la palabra clave

que tiene que ir dentro de nuestro problema.

Pues la palabra clave es "paquetes".

Bueno, ya tenemos las tres claves de nuestro problema. Genial.

Ahora, nos toca pensar.

Lo primero que tenemos que hacer es inventarnos una historia

en la que aparezca el personaje que trabaja en una panadería.

Y tenemos que incluir la palabra clave,

que es, en este caso, "paquetes".

También tenemos que añadir la información

para poder resolver nuestro problema

y saber qué operaciones tenemos que hacer para completarlo.

Y por último, tenemos que añadir la pregunta, ¿cuántos?

Pues sí que sí, que tenemos que pensar muchísimo. Vamos allá.

Este es el problema que he pensado.

Mi amigo Felipe tiene mucho éxito con el negocio que ha montado,

una panadería.

Cada día, vende todo lo que hace en su horno.

Cada día, hace 66 panes en paquetes de tres.

¿Cuántos paquetes hace cada día?

Lo primero que tenemos que saber

es que tenemos que repartir los panes en paquetes de tres.

¿Y qué operación tenemos que hacer?

Pues tenemos que hacer la división.

Lo que tenemos que hacer es dividir los 66 panes entre 3.

¿Por qué? Porque cada paquete lleva tres panes.

Pues 66 entre 3. ¿Cuánto es?

Pues nos da 22.

22 paquetes hace Felipe cada día.

Ya hemos resuelto la primera pregunta.

¿Qué tal si les lanzo otra?

Si vende 15 paquetes de pan por la mañana,

¿cuántos panes vende por la tarde?

Bueno, aquí tenemos que pensar un poco más.

Vende 15 paquetes de pan por la mañana. Bien.

Tenemos que saber cuántos panes hay en 15 paquetes.

Dijimos que en cada paquete, había tres panes.

Pues, ¿qué tenemos que hacer? Pues 15 veces 3.

15 veces 3, ¿cuánto nos da?

15 veces 3 son 15 por 3,

es igual a 45 panes.

Ya sabemos los panes que vende por la mañana.

Sabemos los panes que vende por la mañana, que son 45.

¿Pero cuántos vende por la tarde?

Pues si en total, en el día, vende 66 panes,

le quitamos los de la mañana, que son 45,

66 menos 45 es igual, ¿a qué?

Es igual a 21 panes,

que son los que vende por la tarde.

Les voy a lanzar la última pregunta.

¿Cuántos paquetes salen con 21 panes?

Pues para resolver esta pregunta,

tenemos que hacer lo mismo que antes.

Tenemos que hacer la división. ¿Por qué?

Porque en cada paquete, tenemos tres panes.

Entonces, hay que repartir los 21 panes entre 3,

21 panes entre 3, ¿cuánto nos da?

Pues nos da 7, 7 paquetes de pan vende Felipe por la tarde.

Bueno, bueno, matemaniacos y matemaniacas,

qué divertido es crear y resolver problemas

con las tarjetas que nos salen de esta máquina.

Gracias a las matemáticas, hemos podido saber

que Felipe vende 22 paquetes de panes al día

con tres panes cada uno.

Vende también 45 panes por la mañana

y 21 panes por la tarde.

Recuerda, muy importante,

gracias a las matemáticas,

podemos resolver problemas de nuestro día a día.

A veces, en un paso, o a veces, en dos o más.

¡Vivan las matemáticas! Hasta la próxima.

-James.

¿Tú crees que cuando sea mayor seré tan maravilloso como ahora?

¿Seguiremos presentando este programa juntos

o ya tendré un programa yo solo?

-Vaya, Nacho, sí que tienes preguntas para tu yo del futuro.

-¿Le puedo hacer preguntas a mi yo del futuro?

-No, pero las decisiones que tomes hoy

van a influenciar en tu futuro.

-¡Me aburro!

Yo quiero hablar con mi yo del futuro.

"Nacho, yo puedo ayudarte.

Tengo una aplicación con la que puedes hablar

con tu yo del futuro."

-¿En serio?

Vaya.

Entonces, ¿le puedo preguntar lo que yo quiera?

"Claro. Pero luego, él decidirá si contestarte o no."

-Hala, como yo.

Sí, también elijo si os contesto o no.

Venga, James, haz una prueba.

-Venga. Vale.

¿Quieres sandía?

-¡Ay! ¡Ay!

Me lo has puesto difícil, James.

Muy bien, James.

Oye, Conexa, ¿y cómo funciona esa aplicación?

-Un momento. No tan deprisa.

Antes, vamos a escuchar a Orilo y Arlequina

que nos hablan de cómo hacer cartas a nuestro yo del futuro.

-Oye, James, ¿y eso de la sandía?

-Uy, Arlequina, ¿qué estás haciendo?

-Hola, Orilo, estoy escribiendo

los requisitos que debería tener un ayudante de laboratorio,

que necesitamos uno.

-Ay, qué buena idea. ¿Puedo verlos?

-Sí, claro. Míralos. Aquí están, muy importantes.

-A ver, el primero, que sea un estudiante científico.

-Es muy importante que sepa leer

e interpretar el lenguaje de la ciencia

para que nos pueda ayudar bien bien con los experimentos.

Así que tiene que estudiar ciencia.

-Perfecto. Más.

Con experiencia, que haya hecho alguna vez experimentos.

-O bueno, por lo menos, que los haya intentado, ¿eh?

Que ya cuando trabaje con nosotros cogerá experiencia.

-Perfecto. Que sea simpático y amable.

-Fundamental, porque sin cariño,

no se llega a ningún sitio. -A ninguna parte.

Y que sea ordenado y no le importe madrugar.

-Y eso es muy importante, porque nos compensa.

Porque como a ti, te cuesta un montón madrugar

y yo, a veces, soy un poco desordenada,

pues ya está esta persona. -Eso de desordenada...

Tú tienes tu propio orden, que también está muy bien,

pero Arlequina, creo que se nos olvida un requisito,

si alguien va a venir a ayudarnos,

es muy importante que sepa...

hacer tortillas de patata y bocatas de chorizo.

-Mira que eres glotón, ¿eh, Orilo?

¿Sabes qué, Arlequina?

Cuando era pequeñito, hice una cosa muy parecida.

Me imaginé cómo sería el Orilo del futuro

y lo apunté en esta carta que siempre llevo encima.

Serían como los requisitos que yo quería tener.

-Qué chulo. -Mira, apunté...

que tenía que ser una persona simpática.

-Muy bien. -Abierta a conocer

a otras personas, educada, ¿eh?

Aquí pone que iba a estudiar ciencias

y a viajar mucho, si es que yo, de pequeño,

ya veía cómo iba a ser.

Que tenía que seguir haciendo experimentos,

que yo de pequeño hacía muchos.

Ay, y dormir mucho.

-Ay, pues me encantan todos esos requisitos.

-Yo creo que lo he logrado todo,

porque sigo siendo una persona amable,

cercana, sincera, muy guapa

y duermo como 10 horas al día.

Soy una ristra de logros. -La verdad es que sí, Orilo,

oye, me encantaría escribir una carta como esta

a mi yo del futuro. -Pues si quieres, te ayudo.

-Vale, Orilo.

Pues creo que ya tenemos reto.

Tú también lo puedes hacer desde casa.

Vamos a escribir una carta a nuestro yo del futuro.

-Y al igual que hice yo, tienes que apuntar

los logros que vas a conseguir en los próximos cinco años.

-Muy bien, pues apunta, que yo tengo muchas cosas...

Mira, me quiero apuntar a un curso de cocina

para aprender a hacer bizcochos como los de mi madre,

que le salen... Y quiero viajar también al Himalaya.

Al Himalaya, a ver si conozco al Yeti ya de una vez.

Y trabajar en un laboratorio de genética molecular

para curar enfermedades a día de hoy incurables...

-Madre mía, Arlequina. -Y teñirme el pelo de azul.

Dale, dale. -Pero es que tantísimas cosas,

¿tú estás segura? -Uy, calla,

que todavía no he terminado. Mira, apunta. Quiero empezar...

-Pero un momento, si es tu carta, ¿por qué escribo yo?

-Orilo, ¿pues no querías ayudar? -Sí, quería ayudar, es verdad.

Dispara. -Azul. Sí.

Y quiero, quiero, quiero también ser más paciente,

que de paciencia ando un poco justita.

Y haber viajado a África con una ONG, eso es fundamental.

Y publicar un artículo científico en una revista superimportante.

-Arlequina, de ambiciones y objetivos vas sobrada, ¿eh?

-Muy bien.

Bien, Orilo, ya está escrita.

Pero ahora, ¿qué hacemos con ella?

¿Nos la enviamos a nuestro yo del futuro?

Yo no sé si va a llegar. -No, no, no, por correo, no.

Es mucho mejor que la guardemos...

en la caja de cosas importantes. -¡Oh! Qué chulo.

-Sí, Arlequina, aquí, yo guardo las cosas más importantes.

Y aquí es donde vamos a guardar tu carta

para que así, la conservemos muy bien,

¿y quién sabe? Quizás, en el futuro,

pues puedas echarle un vistazo.

-Bueno, le iré echando vistazos para ver qué tal voy

cumpliendo todos esos objetivos, que quiero cumplirlos todos.

-Yo, como me planteé dormir mucho,

pues todas las noches intento ir a dormirme bien temprano.

Así, a la mañana siguiente, estoy cargado de energía.

-Y se te nota, ¿eh, Orilo?, es muy buen objetivo.

-Arlequina, ahora, voy a preparar yo otra carta,

pero para mi yo del futuro de aquí a 20 años.

-¡Hala! -¿Me ayudas, la escribes tú?

-Venga, esta me toca a mí. -Perfecto.

Y tú puedes hacer lo mismo en casa.

Nos vemos en nuestra próxima aventura.

-Adiós.

"Nacho. ¿Estás preparado?"

-Sí.

Oye, qué nervios,

tengo muchísimas preguntas.

"Pues empezamos. Bip, bip. Aplicación activada."

-Vale.

¿Seguiré siendo tan guapo como ahora?

-Nacho. ¿En serio esa es tu primera pregunta?

-Sí. Seguiremos siendo tan guapos

y muy inteligentes.

-No cabe duda, es tu yo del futuro.

-James, no me entretengas.

Oye, ¿y seremos famosos en el mundo?

-Empezaremos por Latinoamérica primero

y luego, nos expandiremos.

-Ah. ¿Y en qué trabajaremos?

-Trabajarás en una fábrica

-¿Eh? ¿En una fábrica? ¿Y eso mola?

-Bueno, puede que sea una fábrica de máquinas.

Mira, Mamen nos habla sobre ellas.

-Claro, en una fábrica de máquinas, porque soy un máquina.

-Hola, niños y niñas. ¿Qué tal estáis?

Hoy me he puesto mi mono de trabajo porque tengo que ir a la fábrica.

Oye, ¿queréis venir conmigo al lugar donde se fabrican

prácticamente todas las cosas que vemos cada día?

Desde esta llave inglesa, a vuestras bicicletas.

O tal vez, el sofá donde estáis sentados ahora,

o la tele que estáis viendo.

Además, este es un viaje en el tiempo

para entender cómo eran las cosas

antes de que hubiese fábricas,

cómo y cuándo se empezaron a fabricar los productos

de manera distinta y cuánto ha cambiado todo

desde ese momento inicial hasta el día de hoy.

¿Qué, os animáis?

Nuestro viaje en el tiempo comienza ya.

¿Os habéis fijado que muchos de vuestros juguetes

son idénticos a los de vuestros compis?

Las muñecas, los cochecitos, los bloques de construcción...

Seguro que a veces, os ha costado distinguir cuál era el vuestro.

Esto se debe a que los juguetes y otros productos

se fabrican en cadenas de montaje.

La cadena de montaje fue un invento

que sustituyó y agilizó el trabajo

que hasta entonces, hacían los maestros artesanos.

Un maestro artesano que seguro que conocéis

aparece en el cuento de Pinocho.

¿Recordáis su nombre?

Claro, Geppetto, eso es.

¿Y os acordáis a qué se dedicaba? ¿Cuál era su oficio?

Muy bien. Era carpintero.

Antiguamente los maestros artesanos enseñaban a sus aprendices

todo lo necesario para trabajar un material concreto.

Por ejemplo, la madera, como es el caso de Geppetto,

el cuero, el hierro...

En los talleres, se fabricaban con calma y con esmero

artículos con esos productos, como por ejemplo, marionetas,

botas o sartenes.

Una sola persona se encargaba de todas las fases del proceso

para crear un objeto o un producto de manera artesanal.

Fijaos en este zapato.

Para hacerlo, primero hay que diseñarlo en papel.

Después, ese diseño hay que pasarlo al cuero,

recortarlo, coserlo,

pegarle la suela, ponerle los cordones,

entre otras muchas cosas.

El maestro artesano se encargaba de todas las fases de ese proceso

y claro, le llevaba su tiempo.

Con las cadenas de montaje, la cosa cambia.

Varias personas se encargan de hacer el diseño,

otras tantas, de pasarlo al cuero,

otras lo cosen, y así con todo.

Este proceso multiplicó la fabricación

de un montón de productos a un ritmo tan rápido

como el del crecimiento de la población

o de la propia industria.

El único problema es que muchas de esas tareas

eran muy repetitivas y cansadas,

como la mía en esta fábrica de montaje

de coches en miniatura,

donde tengo que apretar las tuercas de las ruedas.

Por suerte, pronto, las máquinas nos pudieron reemplazar

en las tareas más cansadas, repetitivas o peligrosas.

Y pronto, pasamos de una imagen como esta

a otra como esta.

De hecho, fue precisamente en la industria del automóvil

donde tuvo lugar el primer gran hito

de las cadenas de montaje.

Lo llevó a cabo el americano Henry Ford

hace poco más de 100 años

con su mítico modelo de coche Ford E.

Gracias al trabajo en cadena, se abarataron los costes

y mucha más gente pudo comprar este vehículo.

Hoy, hemos aprendido cómo la producción artesanal

de los maestros de un oficio evolucionó y dio paso

a las cadenas de montaje,

donde cada trabajador se especializa en una parte,

y solo una, del proceso de fabricación de un objeto.

Las máquinas nos han ido sustituyendo

en las partes más aburridas o peligrosas

de todo ese proceso de fabricación, y eso nos ha dejado tiempo

para dedicarnos a trabajos más creativos,

o más tiempo libre para pensar qué queremos hacer

cuando seamos mayores.

Así que yo os dejo pensando en eso.

¿Qué queréis ser de mayores? Nos vemos pronto.

-James, creo que voy a buscar otro trabajo.

-¿Otro? ¿Y qué pasa con "Aprendemos en Clan"?

-Necesito un trabajo más internacional,

ser conocido en todo el mundo entero.

-¿Cómo lo vas a hacer?

-Pues estoy pensando en montar un musical

e irme de gira por el mundo.

-Bueno, lo primero es crear un buen equipo.

-Vale, pues créalo.

-¿Yo? Pero si es tu proyecto.

-Ya, pero soy tu jefe

y necesito salir de gira esta misma tarde.

-Nacho, esto no funciona así.

De hecho, lo primero que tienes que aprender

es a trabajar en equipo.

-Yo trabajo perfectamente en equipo.

Créalo y ya lo verás.

-Ay, Nacho, mejor vemos una clase de Álex,

que nos enseña cómo trabajar en equipo.

-Vale, compañero.

¿Ves? Trabajo en equipo.

-Atiende.

-Hola, superatletas.

Estoy esperando a unos amigos

porque vamos a jugar unos cuantos juegos colectivos.

Claro, hay deportes individuales y deportes colectivos.

Por ejemplo, el atletismo, la esgrima, el tenis o el ciclismo

son deportes individuales.

Por el contrario, el baloncesto, el waterpolo o el fútbol

son deportes colectivos.

En los deportes colectivos,

el resultado depende de las capacidades y el esfuerzo

de todos los integrantes del equipo,

como en los juegos colectivos.

¿Cuántos juegos conoces que sean en equipo?

En los juegos de equipo,

es muy importante seguir un proceso.

¿Qué quiero decir con esto?

Pues que no se puede continuar hasta que no pase algo.

Por ejemplo, que te den la mano, que te den un objeto,

que cojan un pañuelo, que te toquen...

Hasta que esto no suceda,

no se puede seguir con el siguiente paso del juego.

Esto es un proceso.

Lo vemos con un ejemplo muy claro,

el de la carrera de relevos, que seguro que conocerás.

Se hace en equipos de entre tres y cuatro personas

y estos se disponen en fila, uno detrás de otro.

El primero sale corriendo,

llega hasta un punto, lo toca y vuelve.

Hasta que no le dé la mano al siguiente compañero o compañera,

este no puede salir para repetir la acción.

Una vez que lo ha hecho, se coloca en última posición.

Gana el equipo que realice el recorrido en menos tiempo.

Podemos incluir variantes.

Te propongo que hagamos una carrera de liebres.

La dinámica es la misma,

pero en vez de ir corriendo hacia la meta, tenemos que ir

saltando en cuclillas como si fuéramos liebres.

Y volvemos con las manos apoyadas y las piernas extendidas.

Mira, así.

Ganará el equipo que tenga las liebres más rápidas

y haga el recorrido en menos tiempo.

El siguiente juego se llama "Orden en el banco".

Aquí tenemos que estar muy atentos a la orden que nos van a dar.

Primero, empezamos todos corriendo por la sala, a lo loco.

Cuando escuchamos la señal,

tenemos que subirnos rápidamente a un banco

o varios bancos unidos por su parte estrecha.

Si no tenemos un banco, podemos trazar dos líneas paralelas

en el suelo, separadas unos 20 centímetros,

como las que tengo yo aquí dibujadas.

Después, nos tendremos que ordenar según la norma que nos den.

Fecha de nacimiento,

orden alfabético de los nombres, estatura...

Pero para ordenarnos, no nos podremos bajar del banco,

así que tendremos que hacerlo con mucho cuidado de no caernos.

Por supuesto, habrá que hacerlo en el menor tiempo posible

y no acabará hasta que todos estemos perfectamente ordenados.

Una vez más, el trabajo en equipo es esencial para tener éxito.

Otro juego, Las cuatro esquinas.

En este caso, dividimos al grupo en cinco subgrupos.

Cuatro de ellos se colocan en cada esquina

y uno, el que se la queda, se coloca en el centro.

A la señal, los equipos tendrán que cambiar de esquina

y el del centro tendrá que buscar alguna de las esquinas

que dejan los equipos de fuera.

El equipo que no consiga llegar a alguna de las esquinas

pierde y se queda en el centro.

Como ves, una vez más,

el trabajo en equipo es fundamental

para ponerse de acuerdo y decidir a qué esquina ir.

Hemos visto que en los deportes y los juegos de equipo,

siempre hay un proceso.

Hasta que no ocurre una cosa, no se da paso a la siguiente.

Y para lograr un buen resultado,

es fundamental el trabajo en equipo.

Te dejo, que me espera mi equipo, a ver qué juego me han preparado.

Hasta pronto.

-Conexa, léeme el mail antes de enviarlo.

"Vale. Soy Nacho Mapacho

y estaré por su país con mi gira internacional,

por lo que les dejo que me entrevisten en su canal

para que su público pueda disfrutarme."

-Estupendo. Ya puedes enviarlo.

"Bip, bip. Enviado.

Siguiente paso." -Vale.

Compra los billetes para Argentina,

que es la primera parada de mi musical.

"Hecho. ¿Cómo lo vas a pagar?"

-Espera un momento, Conexa.

James.

Necesito que me dejes tu tarjeta de crédito.

¿Para qué?

Para comprar los billetes a Argentina.

¿James?

¡James!

"Nacho. Te ha colgado."

-Vaya. Dice que no tenía tiempo.

"Claro, porque es la hora del informativo."

-Anda. Sí, es verdad.

Empieza "Está mapachando".

Bienvenidos y bienvenidas a "Está mapachando",

el noticiero mapache

que da las noticias "pache" lo que "pache".

Buenas noticias.

Nacho Mapacho, el mapache trabajador,

estará presentando.

También sale James, mi laborioso compañero.

-Hola, Nacho. Oye, cuéntame, ¿por qué has tardado tanto?

-Cosas de empresario, James, no lo entenderías.

-Bueno, entonces, voy a dar paso a las noticias.

Cuando pensamos en fábricas, pensamos en algo grande.

Pero ¿cómo sería una pequeña empresa familiar de juguetes?

Entrar en la fábrica Arbolé, de Granada,

es como entrar en el taller de Geppetto.

Las manos de Paco y Ramona,

desde 1981,

fabrican juguetes infantiles,

piezas de coleccionista y autómatas.

Paco está considerado

como uno de los mejores fabricantes de juguetes de madera artesanal

de España, y además, se le otorgó la carta de maestro artesano.

-¡Uh! ¿Serán los tíos de Pinocho?

-No lo creo. Aunque sus creaciones son de lo más bonitas.

-Bueno, les mandaré una foto mía

para que hagan una réplica en madera.

Siguiente noticia.

Animales de todo el mundo quieren conectar con su yo del futuro.

Después de ver este programa,

otros animales están intentando conectar con su yo del futuro

para hacerles algunas preguntas.

Aquí podemos ver a mi amigo Monardillo.

¿Cómo lo intenta? A través del espejo.

No sé si consiguió preguntarle algo,

pero lo que no consiguió fue abrazarlo.

(RÍE)

James,

¿te gustaría conocer a tu yo del futuro?

-Hombre, la verdad es que sí. Le haría algunas preguntas.

-Yo sé una, si seguiré siendo amigo tuyo.

Tranquilo, James, nada conseguirá separarnos.

-Bueno, clanners, hasta aquí el programa de hoy.

Y recordad que si trabajáis en equipo, llegaréis muy lejos.

Hasta pronto.