ME ENCANTA ESA CALAMARDA

-Perdón, una burguer Cangreburguer para la señorita, por favor.

Lee el cartel, estoy descansando, no me molesten.

-Oh...

-No sabes leer, ¿verdad? (TRISTE) -No.

-No importa, yo tampoco. (CONTENTO) -El uno para el otro.

¡Ay! Incluso los analfabetos encuentran el amor.

Ay, Calamardo, ¿por qué te torturas con novelas de amor?

¡Ay!

Calamardo, se te cayó el libro.

No es un libro, es solo un cruel recordatorio

de que estoy soltero y así me quedaré para siempre.

¡No estés triste, amiguito! Cambia ese ceño de arriba a abajo.

Prefiero volver a ponerlo en su orientación tradicional.

¡Eh! Recuerda, Calamardo,

¿nunca has experimentado el amor de verdad?

Ah... Pero eso no significa

que no lo encuentres, ¿conoces el dicho; "siempre hay

un roto para un descosido"? Genial, que continúe la lluvia

de clichés, eso me hará sentir mejor pero yo creo que...

¡Ah! ¿Qué, qué, qué, qué?

¿Quién es, quién es? Dime quién es. ¿Qué, qué, qué...?

¡Ay, ay, ay, ay! Que me da... Ay, que me enamoro.

Ay, ay, ay...

-Adoro toda esta decoración:

Exquisitamente minimalista.

Habla la jerga del arte.

-Oh, ¿qué delicias culinarias adornan este menú?

Bob Esponja, lo tiene todo; clase, estilo, gracia

y aparece la pareja justa para este, su servidor.

Entonces, ¿por qué no le pides

una de esas citas de las que siempre hablas?

Exactamente lo que voy a hacer.

Observa el encanto del viejo Calamardo

en todo su esplendor.

(SUSPIRA) Ah...

(TARTAMUDEA) Eh...

(NO ES CAPAZ DE HABLAR)

-¿Qué te pasa en la boca? (INTENTA HABLAR)

Amigo, te has quedado sin palabras.

No sé lo que estoy haciendo, nunca me había sentido así.

(RÍE) Calamardo te ha picado el bicho del amor, bonito.

-Hola, hola, me gustaría pedir. Me está hablando a mí, ¿qué hago?

Puedo ayudarte a traer el amor verdadero.

¿Tú? Tú no tienes ni idea del bello arte del amor.

-Bueno, ya que nadie quiere tomar nota, me voy a otra parte.

¡Qué se va! ¡No se va!

(ARRANCA) Agárrate, amigo.

-Por fin alguien sirve aquí.

Calamardo, ¿qué te parece una cita para cenar?

Creo que este Calamardo quiere pedirle un cita romántica,

señorita. ¿Verdad, Calamardo?

(TARTAMUDEA) Ah... Vamos, Calamardo,

estréchale la mano a la dama y di hola.

-Hola, yo me llamo Calamarda.

¿Está bien?

Ah, sí, es que está cansado, es por lo mucho que este galán

trabaja aquí. Admiro tanto su ética laboral.

(Golpe) ¡Pum!

¿Qué piensa? ¿Va a salir con él?

-Ah... No lo sé, no estoy segura. Un momento, antes de tomar

una decisión apresurada permítame que le diga una cosa

sobre mi amigo Calamardo.

Cosas que debería saber; como que Calamardo es con mucho

la persona más inteligente que conozco.

-¿Inteligente? Eso es, hablamos de méritos

muy serios. -¿L.A.M.E?

¿Qué universidad es esa? Lo importante es que piensa

que con ese vestido parece usted un puro rayo de sol.

-¿De verás? Vaya, ¿lo dijo de verdad?

Claro, es tan encantador. No olvides la música y el arte.

Por no mencionar que es un pintor magnífico

y un virtuoso musical, le encanta cocinar y limpiar,

y también disfruta de la jardinería.

(CONTENTA) -Me suena interesante. ¿Pero sabe lo más asombroso

de Calamardo? Su... (SOLLOZA) Generosidad y compromiso

intachable con la verdadera amistad y sé que cualquiera

que tenga la suerte de aceptar un cita romántica con él...

Vivirá una experiencia en una dimensión muy especial.

(EMOCIONADA) ¡Oh! La cita es a las ocho, Calamarda.

-Creo que me parece perfecto. Yo te recogeré, ¿de acuerdo?

Ah... -Hasta las ocho, Calamardo.

¿Estás bien, Calamardo? Te has quedado helado.

¿Qué dices? ¿Qué cuando fue la última vez

que tuviste una cita?

(Música)

¡Bob Esponja, tienes que ayudarme! Hace ya tanto tiempo,

¿qué hago? ¿qué hago? Chis...

Amigo mío, necesitas desesperadamente un cita de prueba

antes de ir a la de verdad. Es una gran idea, Bob Esponja.

Iré a esa cita. ¿Una cita de prueba?

No te entiendo. Ven a buscarme

a mi casa a las cinco.

(TOCA EL TIMBRE)

(VOZ AGUDA) ¡Dame un minuto, Calamardo!

No estaría mal que terminase hoy.

Estoy lista. ¡Por Neptuno!

¡Uy!

Faltaba esto. ¿No me dices nada de mi vestido?

Eh... Impresionante. (RÍE) Eres tan amable.

¿Dónde están mis flores? ¿Flores...? Ah...

Eh... Se te ha caído la barra de labios.

¡Ah! No creo que se me haya caído na...

¡Calamardo, no tenías que haberte...!

Oh, quería hacerlo. No deberías haberte molestado,

soy muy alérgica, muy...

(ESTORNUDA) ¡Achís!

Alérgica a los tulipanes. Bueno, ¿listo para ir?

¡Ah! ¿Ir a dónde?

(RÍE) A cenar. Oh, sí, a cenar.

Sube.

(CARRASPEA)

¿Qué? Un caballero siempre

le abre la puerta a una dama.

¿Sería usted tan amable de subir?

Ya estoy listo, así que...

Vamos.

¿Puedo ayudarte en algo? No, ya lo tengo.

Que chisme más molesto.

¡Dame esa cosa! ¡Ya está!

(RÍE) Qué amable. Gracias.

¿Podemos salir ya? Sí.

Vale. Antes un toque final.

(TOCA LA CAMPANILLA)

¡Ah!

Menos mal que fui, no creo que hubiera llegado al restaurante.

¿Algo va mal, Calamardo? (ENFADADO) No, solo tengo hambre.

Muy bien porque conozco un lugar fabuloso, sigue por ahí.

Tú me dirás por donde.

Bien, ahora gira a la "dere" en la señal.

Muy bien. Ahora gira a la "dere"

en el semáforo. Muy bien.

Y en esta calle gira a la "dere". Vale.

Y en ese cruce a la "dere". (ENFADADO) Vale...

Y después aparca cerca del edificio con forma de piña.

Oh, llegamos. Das mucho trabajo, ¿lo sabías?

Oh, gracias, Calamardo, el momento justo de hacer un cumplido.

Ahora llega el momento de la charla; tienes que divertirla

con una buen conversación. Oh, sí, claro, verás...

Eh... Me he comprado un clarinete nuevo muy bonito.

Ah... Buen esfuerzo, pero sería mejor

que comenzases con algo más personal.

A una mujer le gusta hablar de sus trapitos.

O le gustaría mencionar su ascenso en el trabajo,

o las travesuras de su caracol mascota,

o de que casi llego tarde a la cita porque no sabía qué ponerme,

o no tenía suelto para darle

una propinita a la chica de la manicura.

¡Oh!

La cena está lista.

¡Oh, me muero de hambre!

No se lo coma, es plástico.

Esta es la oportunidad perfecta para practicar

tus modales en la mesa; Calamardo,

¿podrías pasarme las algas a la brasa?

Aquí tiene, señora. Gracias, señor.

Eh, Calamardo,

¿quién es la encantadora dama sentada contigo?

Creo que me está haciendo unos ojitos interesantes.

Oh, no, tú no, Patricio, no puedes interrumpir así.

Bob Esponja y yo estamos en plena cita de prueba.

Entonces, ¿vienes mucho por aquí?

(RÍE) Estamos en mi casa, muchachote.

Disculpa, ¿cómo va a servirme esto para mi cita de verdad?

(EL RELOJ PITA) Que, por cierto,

comienza dentro de cinco minutos.

¡Calamardo, espera, no hemos cubierto...!

No hemos cubierto todo el programa de introducción

a las citas, Calamardo, espera, hay un par de... ¡Aaah!

(GRITA) ¡Aaah!

(GRITA) ¡Ooooh!

(AMBOS GRITAN)

Cómo estaba diciendo; me gustaría repasar unos cuantos aspectos

cruciales más de la primera cita.

(ENFADADO) ¡Aaah! Tales como...

Bob Esponja, ¿podrías cerrar la boquita

y dejarme solo de una vez?

Calamar... No me vengas con Calamardo,

eres una molesta e insignificante pérdida de tiempo en mi vida,

¿entiendes?

(ASUSTADO) Calamardo. ¡No me interrumpas!

Y no me llames, no me mires, no me escribas, no siquiera piensen

en mí porque tú y yo no somos amigos.

(GRITA) ¡¿Lo has entendido?!

Y, ahora, cómete un libro. Adiós.

¿Quieres decir que no habrá una segunda cita?

¡Ah!

Eh... ¿Lo has visto todo, verdad?

-Ajá, lo he visto todo.

Y seguramente pensarás que soy un bruto miserable que resulta

ser lo contrario de lo que esperabas encontrar,

¿verdad? -No, exactamente.

¿Eh? -Creo que un hombre sin paciencia

para las tonterías de lo que verdadera delicia.

Vamos a cenar.

(CONTENTO) ¡Bob Esponja, soy una delicia!

(RÍE) Divertíos los dos.

Esponja, tu trabajo aquí ha terminado.

¡Aún no! Alguien me prometió una película