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(Estruendo)
(Música rítmica)
Buenos días.
Ya, levántate, amor.
Te dejé el traje de los holandeses, Rodrigo.
Odiabas el banco.
Va a estar bien esa ansiedad. Respira.
Mamá, ¿cuándo se muere la abuela?
Ay, Gabriela, por favor, cariño, esas preguntas no se hacen.
Mamá, ¿a que la abuela no está loca?
No.
A ver, niños, ya, niños. Es el cumpleaños de la abuelita,
¿OK? Nada más. Ya.
Le vamos a ir a comprar unas flores
y le vamos a poner nuestra happy canción
para que su papá se relaje.
-No, no, no, no. -¡Sí, señor!
¿Puedo ir delante, puedo ir delante?
Vente, claro.
(CANCIÓN EN LA RADIO) # No estamos para jugar,
# no me va a trastornar # un crucigrama viviente.
¡Venga, papi!
# Ah, ah, me entiende.
# Me tantea.
# Ah, se enciende,...
¡Venga, papi!
# ...coquetea, se evapora.
# Más yo qué sé dónde va, # dónde vive,
# y todo está mal,
# y siempre es igual.
# Más yo qué sé, # yo no soy detective,
# la paso fatal.
# Mi chica de humo.
# Mi chica de humo.
¡Felicidades, abuelita!
Alejandra, Alejandra.
Soy Gabi, pero no pasa nada.
Gracias.
-Vaya. -Ay.
Qué guapo.
Alejandra, perdón,
es que parece ayer que tenías el tamaño de esta.
-Felicidades. -Eh, a mí no me traigas flores.
¿Por qué no me quieres en tu casa?
Mira que Cristina era una pedante de narices,
pero le daba mil vueltas como mujer y como persona a esta.
Yo soy esa Cristina.
Soy la pedante de Cristina.
Dáselas tú.
¡Ay! Este sí que es igualito que el abuelo.
Inteligente a más no poder.
No como tu padre.
Pero, chist, no le digáis nada que he dicho eso.
Bueno, ve a por él, mi amor. Te esperamos en el coche.
¿Buscas esto?
Te lo he quitado para poder hablar a solas contigo.
Siéntate.
Tu abuelo, antes de fallecer,
me dejó algo para ti.
Me dijo que era un secreto.
Tenía que entregártelo a tus 15 años,
pero como ya tengo la cabeza un poco "chiquitiflá"
mejor lo guardas tú, y cuando los cumplas, lo abres.
Pero no antes, ¿eh?
Nico.
El abuelo dijo que no lo comentaras con nadie,
y eso incluye a tus padres.
¿Promise?
Cucú.
Hola, jefe.
Sí, pero le he tenido que regalar varias cosas
porque amenazaba con decir algo.
Jefe.
Jefe.
Me temo que la voy a fastidiar,
y estoy muy nervioso, tengo la boca seca.
Rodrigo.
Buenos vatios días.
(Hablan en inglés)
Buenos vatios días.
Me estoy haciendo popó, euros.
Perdona, Rodrigo,
¿dónde habéis puesto el vino y los embutidos,
que no los encontramos?
¿Qué pasa, Nico?
Lo que pasa es que Eduardo va a quedarse en casa a estudiar
para su examen.
Eso me dicen, que vas para matrícula.
Si es así, no nos importa, ¿verdad, cariño?
Bueno, vale.
¡Nicolás!
Dile a tu padre que también me han dado el coche de empresa.
Nico, ¿qué pasa?
¿Y eso qué es?
Hola, Nicolás.
Si estás viendo esto, es que hoy cumples 15 años.
Muchas felicidades.
Pero si hoy no es tu cumple.
Le pedí a tu abuelita que te entregase este mensaje
que te he dejado grabado.
Tengo algo muy importante que contarte,
un secreto que solo tú debes conocer.
He dejado algo muy especial escondido
en el jardín de la casa.
Está enterrado cerca del árbol más alto,
pero, Nicolás, escúchame bien,
no has de buscarlo.
Lo dejé ahí por si hubiese una emergencia.
-¿Qué tipo de emergencia?
Te preguntarás: "¿Qué tipo de emergencia?".
Una que no te puedes ni imaginar, pero si ocurre, lo sabrás.
La moneda que te dejo es muy importante.
Guárdala como si fuese un tesoro, solo funciona una vez.
Te quiero, Nicolás.
Sé feliz.
Esto es increíble. ¿Qué moneda?
Júrame que cuando cumplas 15 lo buscamos juntos.
Ale, ¿me puedo comer el yogur que queda?
Yo voy con Beatriz.
Ale, primero, juegas regular, y tú sabes que soy competitivo.
Y, segundo...
Tu edad.
Bien que para otras cosas eso te gusta.
Es que va de ganar.
Beatriz, para eso, es la mejor, ¿o no?
Oye, ¿y mi yogur?
No... No.
¿Es tuyo el yogur?
Pero, tía, Ale, ¿cómo no me dices nada?
Bueno, el siguiente día te compro un paquete entero para ti solita,
¿vale?
-Bosquis, solo tengo una palabra para ti:
alopecia.
¿Qué?
Voy a Starbucks, ¿vienes?
Luego nos vemos.
Amigo, tendrás una pala, ¿no?
Eh... Perdón.
¿Cuántos años tenías cuando tu abuelo murió?
Ay, mi madre.
Es una caja.
Ábrela, Nico.
(Música de intriga)
¿Es un arma?
Tu abuelo te gastó una broma.
Tu abuelo dijo que era para una emergencia.
Igual si lo abres, pasa algo malo.
(Música de suspenso)
¿Qué hay?
¿Y la moneda?
Bueno, fue divertido.
(Estruendo)
(Sonidos robóticos)
(Canción alegre en inglés)
¡Fuera, fuera!
(Canción alegre en inglés)
(Canción alegre en inglés)
(Alarma)
Señor, alarma confirmada.
Se lo aseguro, hay coordenadas con la Tierra confirmadas.
(Llaman a la puerta)
-¿La doctora Cristina Rodríguez?
-Sí, pero si quiere una consulta, pida cita.
-Ya, usted no me conoce, ¿verdad? -No.
-Soy... Pedro Solas, Ministro de Hacienda.
-¿Qué hizo? Ay, no, la ferretería, ¿fue mi marido?
-No, no, no, no, por Dios, solo le robaré un minuto.
-Ah. Ah.
-Verá, mi cuñado, que es médico, me ha dicho que podría ayudarme.
-Sí, ¿tiene algún problema?
-Alucinaciones.
Últimamente, veo cosas raras.
-Debe ser el estrés. -Sí, sí, seguramente.
-¿Y se me pasará? -Sí, suele ser pasajero.
-Doctora, hay algo muy importante.
Nadie debe saber que he venido a su consulta.
¿Usted podría atenderme fuera de su horario laboral?
-Es que... Bueno, pues sí, sería ¿después de las siete?
-No sabe cuánto se lo agradezco.
-Muchísimas gracias. -No, un honor.
Gracias, gracias, al contrario.
(Música de suspense)
Nico, hijo, ¿tú no te aburres en clase, mi amor?
-Bueno. -Hola, Cristina, cariño.
-Hola, Natalia.
-Mira, mañana me voy al club a jugar al golf con unas amigas.
-Ay, qué linda, Natalia, pues sí, pues sí, me encantaría.
-Ay, lo siento, chiqui, pero ya somos cuatro.
-Me gustaría saber si puedo dejar a Edu un ratito con Nicolás.
-Ah. -Irá con Priscila, mi perrita.
-Por cierto, a Samuel le habéis quitado esas cosas, ¿no?
-Es que Priscila está con el celo.
-Sí, no hay problema con Samuel. Samuel está castrado,
y Edu, que venga cuando quiera. Bye.
Es insufrible la mamá de Edu.
Ale, eres muy pesada con este tema, ¿eh?
Es verdad que sí, pero es mejor para el pádel y...
No empieces. ¿Qué dices?
Pero que sabes que...
¡No empieces, tía, no empieces!
Ven, ven aquí. Ven aquí, dame un beso.
¡No empecemos otra vez!
¿Te está molestando?
¿Tú eres imbécil o qué te pasa? ¡Eres un "pringao"!
Que si la estoy acosando... Pero ¿qué te pasa a ti?
Es mi novia, no sabes lo que es, ¿verdad? No sabes lo que es.
¡Estamos discutiendo, ya está!
¿Sabes lo que es una novia? ¡No vas a tener una en tu vida!
Con esas pintas que me llevas.
¿Qué pasó? ¿Alejandra? Hija, métete, por favor.
Buenas noches.
Nada, un chaval molestando a vuestra hija, pero ya está.
-No, no, no, no, para nada.
La estaba intentando ayudar porque pensaba...
-¿Te quieres largar de aquí? -Perdón.
Buenas noches. Lo siento.
(Música emotiva de aventuras)
Adelante.
(Música emotiva de aventuras)
(Estruendo)
(Aplausos)
¡Bravo!
(Sonidos metálicos)
¡Alejandra!
¿Bebido?
(Estruendo)
¡Ay, está temblando!
¡Está temblando! ¡Nicolás! ¡Gabi!
¡Nicolás! ¡Gabriela!
¡Un terremoto!
Ay, menos mal.
Nico, ven, ven, ven.
¡Gabi!
(Estruendo)
Ya. Ya, ya, ya, ya pasó, ya pasó, ¿no?
Ay, esto es muy fuerte.
¡Ah!
¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!
-Tranquilos, no estoy aquí para hacerle daño a nadie.
Eso habría que preguntárselo a tu padre.
Qué bonito perro.
-Bueno, bueno, por favor, sí.
-Señora, le voy a prohibir que utilice ese comunicador.
¿Por qué no nos tranquilizamos todos?
Que estoy hablando, no me contestan.
Rodrigo, yo no se lo mandé.
-Lo que pasa es que estoy un poco fuera de práctica.
Mejor intento otra cosa con los cuchillos.
No sé quién es ese, Nicolás.
Háganme todos un favor.
Si bajamos al trastero, va a ser más fácil
que lo comprendan. Síganme.
-No, no, no. No. -No.
Tranquilos, tranquilitos.
A ver, familia,
yo estoy aquí gracias a esta nevera
que convirtió el trastero en una puerta cósmica
a otra dimensión.
Chist. Yo no soy ningún farsante, y no soy argentino.
De otro planeta.
Tranquilos, que ahora vuelve.
(Música)
(Estruendo)
Buenas noches, Rodrigo.
Cariño, ¿qué...?
-Pasa que se acaba de dar cuenta de que no estoy mintiendo.
Síganme todos.
-¿Qué pasa?
Ay. Ay, Dios mío, ¿qué es esto?
-Bienvenidos, familia Rodríguez. Soy Pilar, la doctora Pilar.
-Si nuestra casa es tan grande, habría que volver a tasarla.
-Gabriela, esta no es tu casa, ni siquiera es vuestro planeta.
-A ver, a ver... Pero, a ver, ¿dónde estamos?
-Estáis en Maktub, el planeta Maktub.
Imagino que tenéis muchas preguntas,
pero ahora no tenemos tiempo de contestarlas.
Por favor, acompañen al agente J. J., ¿eh?
Vayan, vayan, por favor.
Hale, hale.
-¿Qué tal? -Bien.
Ahora, el padre, sin comentarios.
-¿Sigues enfadado?
Ya te pedí perdón.
-Buenas noches.
Pues te voy a decir una cosa, para poder trabajar aquí,
ni sé nada, ni veo nada, y si hay algo extraño por ahí, ¿qué hago?
Cerrar el pico.
En 12 años, ni mi madre sabe que trabajo aquí.
Esto lo tengo que preguntar o exploto.
¿Qué hace una familia con niños a estas horas y en pijama?
¿En un tour?
¿Un tour de unas instalaciones top secret militares
por comprar unas galletas?
Chiles.
Ya estamos.
No funciona.
Está roto.
Lo arregla Manuel.
Arriba, llámale.
¡De acuerdo, ahí voy!
Que disfruten del tour de las galletas.
(Música tranquila)
Ah, ahí están.
Siéntense, por favor. Donde quieran, pero rápido.
Nos quedan apenas 15 minutos.
Existen dos mundos muy parecidos: uno, la Tierra, donde vivís,
y otro, Maktub, donde ahora estáis.
-¿Cómo es posible que no sepamos que existen?
De vez en cuando, estos mundos se conectan entre sí, ¿eh?
por unos puentes, túneles o puertas cósmicas.
Pero es importante que no haya ningún acceso de un mundo a otro,
porque si más de 20 personas pasan de un mundo al otro,
ocurriría una tragedia que alteraría completamente
e irreversiblemente el orden cósmico.
Y sucedería... esto.
¡Esto!
¡Esto!
-Lo siento, doctora. -¡Ay!
-Qué cutre, ¿no?
-¿Que qué?
-Qué chafa, ¿no?
-Ah, sí.
-Sería... un apocalipsis cósmico.
Ale, llévense esto.
Luces.
Soy el General Ernesto Carraqueño,
comandante de las Fuerzas del Ejército de Maktub.
Esta información es para acreditar y archivar
lo ocurrido en marzo de 1951.
El dicho fatídico año, 17 túneles con el planeta Tierra surgieron
y 223 habitantes del planeta Maktub
lograron ir al planeta Tierra buscando una nueva vida.
Era cuestión de poco tiempo que ambos mundos dejaran de existir,
y en Maktub nos preparamos para lo peor.
En un último intento, mandamos a nuestro mejor hombre,
al agente Jerónimo Rodríguez.
-¡El abuelo!
No, no, no, eso es una locura.
-Milagrosamente, logró capturar a los 223 maktubianos.
Así, evitando un apocalipsis cósmico.
Fue recibido como el mayor héroe de la historia del planeta,
premiado con la medalla de honor por el presidente.
Se le ofreció lo que quisiera, Rodríguez solo pidió una cosa,
permanecer en la Tierra,
ya que durante su corta estancia
se había enamorado de una terrícola.
¡La abuelita!
-Pero si es Isabel. -Mi abuelita.
Para no dar mal ejemplo en el planeta Maktub,
se fingió su muerte en un accidente de coche.
A cambio, el agente Rodríguez prometió olvidarse para siempre
del planeta Maktub.
Ahora, lo sabemos, Rodríguez nos traicionó.
-¡La presidenta!
-¿Es usted el hijo del agente Rodríguez?
Quítese las gafas.
Menuda galleta te acabas de comer.
Tu padre nos traicionó.
A todo Maktub.
Se quedó con la puerta cósmica a su alcance
por si quisiera volver aquí. Y ese no era el trato.
Y sus consecuencias...
son muy graves.
Nicolás, ¿le quieres decir a tus padres lo que hiciste?
En el jardín,
una caja.
Os aseguro que la vi.
A ver, ¿qué hiciste, Nicolás?
¡Mira dónde estamos!
Nicolás, sin darse cuenta,
abrió una puerta cósmica en el trastero de vuestra casa.
Sí y ahora tenemos serios problemas.
Pero ¿y eso por qué es tan malo?
-Díselo tú, doctora.
-Pues porque por culpa de esa puerta que quedó abierta,
estamos estancados en 1951, ¡60 años!
-60 años de retraso.
¿A que tienes un teléfono móvil? ¿Y es pequeñito?
Soldado.
¡Este es el mío!
-Perdón, ¿cómo podemos solucionar todo esto?
-Pues hay que encontrar la puerta que tu padre abrió aquí en Maktub
que conecta con la puerta del trastero en vuestra casa
¡y cerrar ambas!
-OK, OK.
Soldado, acompáñelo.
¡Papá!
-A ver, Rodrigo, por favor, tranquilito, por favor.
Uno.
Dos.
¡Ay, ay!
Entonces, se lo debemos comunicar a tu papá
con tranquilidad, relajados, porque ya saben que se pone mal.
Especialmente tú, Nico.
Voy a despertarlo.
Ahí viene, ahí viene.
-¿Viene?
Acuérdense, tranquilitos, relajados.
-Hola. Buenos días. -Hola. Buenos días, amor.
Eh... Amor, siéntate un segundito, por favor.
Ven aquí.
Amor, la pesadilla no fue sueño ocurrió de verdad.
Y otra cosita. Tu hija Gabi...
No me da la gana.
¡Esta me la vas a pagar, Nicolás Rodríguez!
Yo me voy al baño.
-Nicolás, ahí está,
justo lo que te pedí.
Mira nada más cómo está tu papá, con cara de shock.
Está en shock.
Mi amor, cariño, cariño, voltéame a ver.
Cariño, aquí, estás en shock, respira.
Eso. Estás en shock, respira.
¿De qué me estás hablando? ¿Cuáles holandeses?
Tu hija está invisible, Rodrigo.
Y Félix se ha instalado abajo en el trastero.
Sí, y quiere hablar con nosotros. Cálmate.
Hola.
A ver, Rodrigo, ¿qué parte no te entra?
¿Vas a llamar a un albañil para cerrar una puerta cósmica?
Sí, lo sabe. Cariño, siéntate.
Félix, ¿le puedes explicar, por favor, lo de los poderes?
-Debido a la puerta del trastero, algunos miembros de la familia
recibían habilidades inusuales, como vuestra hija, por ahora.
No y espérate para lo que viene, espérate, es peor.
-Si alguien en la Tierra se percata de esto
por orden de la presidenta, nos vamos a ver obligados
a tener que extraditar toda la familia a nuestro planeta.
-¿Te das cuenta lo que dice? Van a extraditarnos a su planeta.
Es crítico que nadie sospeche de que existe otro mundo,
así que mantened la discreción absoluta.
Cuando encontremos y cerremos la puerta que tu padre dejó
en nuestro planeta, todo volverá a la normalidad,
(Música de suspense)
Poneos esas pulseras todo momento, os ayudarán.
Tienen cuatro colores:
blanco, está todo bien;
si cambia a verde, alguien sospecha de ustedes;
si cambia a azul, el daño es casi irremediable;
y a rojo..., bye bye Tierra.
Esto funciona exactamente igual que las pulseras.
Sí, por supuesto.
Recibimos la señal.
El rifle. Tienen que aprender a usarlo.
A ver, Rodrigo, Rodrigo.
No. Rodrigo, por favor. A ver, ¿mi papá de dónde es?
Mi papá, tu suegro, ¿de dónde es?
No.
¡De la Tierra!
Planeta Tierra, y el tuyo no.
Entonces, yo uso el rifle. Dígame cómo usar...
¿Terminaron de discutir?
¿Eh?
Esto me lo hizo un tipo que se llama Rungen Zelig,
un energúmeno y peligroso prófugo desde hace dos años y medio,
que es capaz de detectar túneles como el que hay en su trastero.
Tu padre encarceló a su tío y mató a su padre,
y nada le daría más placer que vengarse de ustedes
ahora que sabe que nunca murió, como se dijo.
Esto es un x77 de máxima potencia.
Pero no se apunta como con vuestras armas, no,
solo tienen que desear el disparo con la mente.
A esa vieja maleta, ¿le tienen mucho cariño?
¿Sí? Va. Fíjense.
¡Ah!
Un solo disparo bastará para mandar a ese bastardo a mi planeta.
Y, por cierto,
si las pulseras hacen "bip bip", significa, el peligro está cerca.
-Digo, usted nos va a proteger, ¿no?
-Sí, por supuesto.
Estaré aquí hasta que todo termine, una especie de guía.
-OK. Gracias.
Tu madre se llevó el secreto a la tumba.
-Isabel está viva.
-¿Cómo? Pero no lo sabíamos, nos lo tenían que haber dicho.
No... Tengo que avisar, hay que traerla inmediatamente.
Vamos a ver,
nadie mejor que la esposa de Rodríguez para asesinar.
Además, es muy posible que ella también tenga alguna habilidad.
Voy a hablar.
-O sea, si yo pienso en alguien, ¿ya sé disparar?
Cristina, a ver, eres psicóloga,
sabes controlar tus pensamientos, respira.
Lo último que quiero es dispararle a este señor,
no pienses, no pienses, no lo veas.
(Sonido eléctrico)
¡Ah!
Chin.
Chin.
Pensé: "Cristina, no lo pienses", fue curiosidad, lo juro,
por curiosidad, lo pensé.
Ay, Dios mío.
Lo eliminé.
No me digas eso, no me digas eso, no, no, no.
Van a pensar que lo hicimos a propósito.
Nos van a deportar. No, no, no, no, no.
Vamos a marcar, y les voy a explicar todo.
¡Aaah!
Cuidado, que pesan.
Lo siento, pero a mí me pagan por dejarla fuera, no dentro.
Lo siento, pero es que a mí... Tengo prisa.
Hola.
Quería... pedirte disculpas por lo de anoche.
Oye, ese novio tuyo es un poco imbécil, ¿no?
Eso decía mi madre de mi padre cuando se ponía como se ponía.
¿Te... ayudo con las cajas?
Imposible, si pesan un montón.
Guau.
¿Qué haces, pesas?
Una cosa, necesito hablar con ustedes, por favor.
Tú, un ordinario terrícola y la de la harina me la pagaras.
Gabi, Gabi. Hija, ¿adónde vas?
-Voy a ver a Félix.
-¿No quieres que te preste el pintalabios que te divierte?
Está allá, en el cajón de mi baño.
-¡Ay, OK!
¡Gabriela, por favor!
Vale.
Félix se ha ido.
Sí, ya.
Sí. Sí, fue sin querer. Le disparé con su arma.
No tenemos idea.
No, eso es muy malo,
porque si alguien sospecha o nos ve haciendo cosas raras,
nos pueden extraditar a su planeta.
Estas pulseras que nos dieron nos van a ayudar,
Si alguien cerca de nosotros empieza a sospechar algo,
cambian de color.
No, rojo... Nos largan.
Familia, nos están vigilando.
Creo que lo mejor es quedarnos hoy todos aquí en la casa.
OK.
Bueno, voy por tu mamá, tú te vas a la tienda
y regresamos rápido, ¿OK?
Y tú te quedas con tu hermano.
Sí, señora Alejandra,
porque nos pueden extraditar del planeta Tierra
si se les da la gana.
¿Me entiendes?
¿Vale?
Jefe.
(Música solemne de órgano)
Buenas tardes, jefe. Fruta fresca, la que le gusta.
Jefe...
-¿Al cabrón no lo mataron?
-El agente Rodríguez nunca murió, se quedó en la Tierra.
-Y encima tenía una puerta en su propia casa.
-¿Qué hacemos, jefe?
-Estarán como locos tratando de encontrar el túnel
que conecta con su casa. No hay tiempo que perder.
Dile que tengo que hablar con él.
-Ese no era el acuerdo.
-¿Te he preguntado... tu opinión? ¿Eh?
¡Hazlo si quieres conservar la vida, imbécil!
Y que no me falle.
"Resuelto el enigma de 1951".
"El agente Rodríguez, el causante".
Ya la historia no te va a idolatrar,
y mi venganza la veo tan cerca que puedo olerla.
-No entiendo a dónde vamos.
-A casa.
-Sí, pensamos que te podías quedar con nosotros unos días.
-¿Y tú eres?
-Soy Cristina.
-Ya.
-Abu, tú no estás loca, ¿verdad?
-Gabriela.
-¡Ay!
Abu, mira lo que sé hacer.
-No, Gabriela, no te atrevas.
¡No te atrevas, te castigo un mes!
Gabi, no, un mes sin...
Me vas a oír, chamaca, ¿eh? Te la cumplo.
No, no, no, jefe, no. Así no, ¿eh? No me haga esto.
Han venido los holandeses y usted no estaba.
Me hablaban en inglés y no me enteraba de nada...
Dios mío. Señor, no, no.
Pero...
yo, Teo Pineda, suspendi inglés cuatro añazos seguidos,
me acordé de una frasecita que nos vino genial.
Que su madre... estaba enfermita.
Jefe, jefe, ¿cómo le afectó la noticia de su madre?
Que su madre estaba enfermita. -No, no, no, no, en inglés.
-Jefe, jefe, jefe. -¿Qué? ¿Qué?
¡Que tiene luz!
En la frente, y en las orejas y...
Jefe. Su trasero.
Ay. Ya empezamos.
Tranquilo, llamo a Urgencias.
Dos... No, nueve... No, dos.
(Alarma)
Nueve... Nueve, uno...
Uy, pero si ya no...
Ah...
¿Y yo algún día...?
Algún día.
Esperemos que dure.
(Timbre)
Hola.
Está con el celo.
menos mal que Samuel ya no puede hacer nada.
¿Adónde? Si me han dejado solo y no tengo llaves.
Uh, uh, uh.
(Alarma)
Otra vez no.
¿Cómo es que...?
Félix. ¡Félix, ayúdalos!
Ay, qué descanso. Hemos estado muy cerca, ¿eh?
¿Qué está pasando, Nico?
Uh.
Uh, uh.
¿Sí?
Doctora, me da que esto está cambiando de color.
Gabi, ¿estás tonta o qué?
¿Te crees que soy daltónica, qué c... te pasa?
¿Pues no lo estoy viendo, hija de mi vida?
¡Me tienes harta! Hasta los c... me tenéis todos,
¡Déjame un poquito tranquilita, anda!
Uy.
-Mamá. -Espera un momentito, por favor.
-Mamá, mamá.
-¡Ya, Gabriela! -Vale, la abuela está flotando.
-Qué ligerita me siento.
-Eh... este... Sí, ayúdame aquí con las bolsas.
Vámonos a la casa, listo.
Vamos. Vamos por aquí.
Tiene gases. Perdón.
(JUGADOR) ¡Buena!
Hola, Alejandra.
¿Vas a jugar?
Bueno, se ha ido a tomar algo por ahí... con Bea.
¡Pelota!
-¡La pelota, por favor! -¡Pelota!
Oye, Ale...
Esto no es lo que parece.
No te pongas así, mujer.
Tranquila.
¿Sabes qué pasa?
Con tanto cabreo se te marca aquí la vena del cuello
y te queda de lo más feo.
¿En serio? ¿Tu madre?
Espere, señor.
Uh, uh, uh, uh.
Ya está, señor Rodríguez. Usted se ilumina.
A mí me parece muy bien.
J. J., ¿la doctora?
Hay un prisionero en la celda Terra
que no deja de gritar que es un agente.
Sí, voy a verificarlo, ¿te parece?
Vale.
Hola.
¿Sabes?
Somos vecinos desde hace nueve años
y es la primera pregunta que me haces.
Toco el saxo.
Me ayuda a expresarme mejor que con palabras,
como ya habrás notado.
¿Te ayudo a subir?
Guau.
¿Qué hago con estas bolsas?
-Es que, si te las quito, te vas a poner a levitar.
-¿Como en el supermercado?
-¡Alejandra!
¿Y tu hermana?
Ay, Edu. Hola, mijito.
Cariño, yo creo que Edu se tendrá que ir a su casa.
No tengo llaves, mis padres llegan más tarde.
-¿Cuántos nietos tengo?
-No, abu, solo es un amigo de Nico.
¿Qué? ¿Tengo la peste? Que no tengo dónde ir.
-Pero, tú, chaval, siempre te superas, ¿eh?
-Eh, tranquilos. Yo ya no flipo.
No.
¡No, no se las qui...!
-La abuelita ya entró en el club de los poderes raros.
Dale las bolsas.
Ah, sí.
Oye, sí, pero pues qué raro, pues si estamos todos en familia.
-¡Es Edu!
-Eh... Tranquilizaos.
La abuela flota. No pasa nada.
Una pregunta, ¿dónde está Samuel?
Desde que llegó, no ha parado de gritar
que es un agente especial.
-¿Hablaron con la agencia?
Te conozco.
¿Quién eres?
-¿Lo conoce?
Sí, agente.
-Soy el agente Félix, se lo aseguro.
-Y yo, el agente Rodríguez, ¡no te fastidia! ¡A callar!
-Hola. -Hola, Bosco.
No, ahorita no es buen momento.
-Necesito hablar con Alejandra.
Hola, pequeñaja.
Esto es para ti, para que veas. Bosco siempre cumple su palabra.
Yogur de frutas del bosque.
Ale, te juro que Bea y yo no tenemos nada.
No. Eso no fue así.
Fue ella la que se me lanzó. Ale, te juro, yo no quería nada.
(GABI) Un poquito de yogur para este coche tan bonito.
Quiero que sepas que Bea y yo solo somos amigos.
Sí, pero no lo vuelvo a hacer.
Por favor, no te pongas así.
¡Ya me llamarás, niñata!
Hola, Bea.
-Bosco.
-Oye, ¿voy a por ti y vamos a tomar algo?
-Sí, claro.
-Genial, pues ahora te veo. Un beso.
¿Amigos con derecho a roce? Te vas a enterar, Alejandra.
¿Estás seguro de que fue así?
¿De verdad?
-¿Se puede saber lo que estáis haciendo aquí?
Qué recuerdos me trae este refrigerador.
Tu abuelo y yo le llamábamos "el desierto"
porque casi siempre estaba roto.
Nico, ven conmigo.
Sujétame esto, que estoy harta.
Oh... Llévame allá.
Nico, prometiste no abrir lo del abuelo
antes de cumplir tus 15 años.
Tranqui, tranqui, sabía que lo harías.
Dame.
Por cierto,
nunca entendimos tu abuelo y yo por qué había una ranura
en la parte de atrás del frigorífico.
Una ranura.
Tampoco entiendo por qué tengo otra
que me parte el trasero en dos.
No sirve para nada. ¡Ja!
¿Qué pasa?
¿Qué?
La moneda que te dejo es muy importante.
Solo funciona una vez.
(Música de carrousel)
(Engranajes)
(Sonido metálico)
¿Y ahora qué?
Dios mío, Rodrigo, ¿dónde están? Como se han ido al Más Allá...
A ver, OK. Les decimos que Edu se va a quedar a dormir,
que todo está bien y nos regresamos a buscarlos.
Ok, OK, OK, este... Sí.
Rodri... Uy, no, no, no te alteres.
¡Hey!
-¿Y Edu?
-Sí. Edu se va a quedar a dormir.
Ándale.
-Chiqui. -¿Eh?
-Edu tiene que venir a estudiar a casa.
-Ah, estuvieron estudiando. Toda la tarde. Matemáticas.
Como pensé que iba a estar bien, se fueron al cine.
Con Rodrigo.
Como hacía Edu, como hacía Edu.
-¡Hey, hey! -¡Hey!
-Cristina, ¿y dónde está mi banquero favorito? ¿Eh?
Ahora, el moradito señor Van Vatio.
Oigan, ¿saben qué?
¿Saben qué? Me encanta cómo son.
Me encanta que estén tan combinados,
rojo con moño, blanco, burdeos, Pin y Pon.
Mis vecinos... hermosos.
Guapísimos los dos, me encantan.
Que Edu se va a quedar a dormir en casa de Cris
y a mí no me hace ninguna gracia.
-No pasa nada, cariño. Es sábado.
-Claro, es sábado.
-¿Te doy su pijama? -No, no te preocupes, para nada.
-Para nada. -¡Lo quiero aquí a primera hora!
-¡Claro!
Si apreciáis mi silencio, el 50 % de las dos próximas pagas es mío.
-Eres un mal bicho.
-Dile a tu amiguito que cuidadito, porque el porcentaje sube.
Ahora, colocad este trasto y vamos para arriba,
que os están buscando. ¡Ya!
Y mira lo que trajo el viento.
-Ay, mi amor.
¿Dónde estabais?
Sí, o sea, ¿dónde "fregaos" estaban?
¿Que no ven que estamos aquí preocupadísimos por ustedes?
Yo me voy a mi cuarto.
Vamos, Samuel.
En el Más Allá, Nico.
No.
Os quiero fuera en 10 minutos.
Y nada de tonterías, que hoy habéis estado muy flojas.
Espero que no hayan llamado la atención.
Pero, bueno, ¿qué hacéis aquí?
-¿Nos estabais espiando?
-No fue nuestra intención asustaros.
-¿Por dónde entrasteis? Si ahí no hay puerta.
-¿Os habéis colado?
Mirad su ropa. Es extraña.
¿No seréis de la familia del agente Rodríguez?
Está por toda la prensa. Mira.
Nadie habla de otra cosa.
Además, nosotras estudiamos
que el agente Rodríguez había muerto.
-O sea, me muero de la ilusión como seáis de la Tierra.
-Venga, decídnoslo.
-Yo os como a besos como seáis de la familia Rodríguez.
-¡Y yo también! Yo empiezo por el pequeñín.
Idiota, díselo.
Que lo digas.
El agente Rodríguez era su abuelo.
Y yo soy su vecino y gran amigo.
-¡Ay!
¡Oh!
Papá, la abuela está flotando y se ha pegado ya dos leñazos.
-Ay, Dios.
(Música romántica)
Me enamoré ocho veces.
Llegas tarde.
Soy consciente de ello. Siéntate.
¿Que no lo ves? Pálido.
Llevo un año y medio sin salir de mi zulo.
Ponme al corriente.
¿La cerda de la presidenta les ha concedido el indulto?
¿Y la puerta que dejó aquí el bastardo?
¿Quién era?
El enano.
¿Están solos? ¿Van a enviar a alguien más?
Ha llegado el momento de dar el golpe.
Tienes que ir tú.
¡Cállate! Siempre fuiste el sobrino miedica, la gallina.
¿Has olvidado quién mató a mi padre?
¿A tu abuelo?
Tengo planes para la presidenta, no va a durar mucho.
No.
Peor que eso, quiero que los extraditen.
Si los tengo aquí, en Maktub, a toda la familia,
podré hacer con ellos lo que quiera.
Ahora, vete y no me falles.
J. J.
Recuerda que para que los extraditen,
ellos tienen que provocar la sospecha.
Y si algo sale mal, a su hijo, el Rodrigo ese...
¿Pero dónde está todo el mundo?
¿Hablar de qué?
J. J....
No se me vaya usted a declarar, que ya sabe que mi corazón
está ocupado por Félix, ¿eh?
Pero... ¿qué clase de pregunta es esta?
¡Félix!
¡Ah!
Pero...
Ay, pero ¿qué ha hecho?
Ay.
(Estruendo)
¡Ah!
¿Usted viene a sustituir a Félix?
Gracias.
Oiga, le juro que lo de Félix fue un accidente.
Sí. ¿Cómo está?
¿Qué? Ay, no.
Ah.
Oiga, una pregunta.
¿Usted es mexicano?
Ah.
Soy Edu, el vecino.
Sí, no, no.
(Música de violín)
Uh...
Uh. Uh, uh.
Uy, no.
Mi hija Gabriela es invisible cuando quiere.
Aquí, mi marido se le prende la cabeza,
se le prenden las pompas cuando se altera.
Alejandra tiene fuerza como un toro
y mi suegra, que está arriba, flota.
Gracias a Dios. Muchas...
Sí, sí, sí. Gracias.
-Ya, ya, ya. -Se acabó.
¡Ah!
Ay, hijita. Bueno.
Por fin. Ya se acabó.
(Telefonillo)
-¿Quién es?
-Soy Pedro Solas.
-¿El ministro?
-Sí. Por favor, doctora, abra, es una urgencia.
-A ver, ahorita salgo, no se acerque, por favor.
-Doctora, siento molestarla en su casa
pero es que esto ya no puedo esperar.
Estoy fatal.
-Ya, perdón. Eh...
Me da mucha pena, híjole, pero no... puede pasar ahorita.
Lo siento. Sí, sí, es el ministro.
Porque tenemos una situación.
-Buenos días.
-Cariño, ¿te acuerdas de Pedro, mi paciente... mi cliente?
-Mamá, la abuela está flotando y no puede entrar en el baño.
-¡Usted es el Ministro de Hacienda!
-¿Le habló usted de mí?
-Soy tu mayor fan.
Es que yo de mayor también quiero ser Ministra de Hacienda.
¿Qué se siente que todo el mundo le tenga respeto y mucho miedo?
-Es... agradable.
-Vamos a pasar a la cocina,
tenemos unas cosas que hablar de trabajo,
así que les voy a pedir, por favor, privacidad.
-De verdad que lamento esta intromisión.
¿La casa no era...?
El Ministro de Hacienda en mi casa.
Hasta me parece guapo.
De verdad que siento mucho haber venido.
Pero... es que me siento fatal. Me falta el aire.
-Es un cuadro de ansiedad agudo.
-Ya, pero ¿qué hago?
Tengo consejo extraordinario con el Presidente.
Toda la vida luchando para conseguir este puesto y...
Y ahora...
-"Ups", creo que me han pillado.
-¿Todo bien?
-Acabo de ver a su hija, la pequeña.
-¿Invisible?
-Sí. -Típico.
-Ah.
-Es de manual. -¡Ah!
-¿Voy por un tranquilizante?
-Sí, por favor. -No salga de aquí.
-No.
-Aquí, por favor, en la cocina.
-No tarde, por favor.
-Oye, ¿qué te pasa? ¿Qué te pasa?
-Mamá. -No, chist.
Ahora sí estás castigada.
Oiga, ¿cuándo demonios acaba todo esto ya?
-Mami. -Ya.
Entiende que para mí ese hombre es como para ti George Clooney.
-No te vas a zafar, ¿eh? -¡Pero siempre igual!
-Chist. Estás castigada, ándale. Órale.
-El maldito de J. J. nos traicionó.
-Ay. Pero ¿cuánto tiempo llevas tú en la celda Terra?
-Nada más llegar a la Tierra, la madre me disparó, un error.
-Lo siento, es mi culpa, J. J. me engañó.
-No. Nos ha engañado vilmente a todos.
Ahora lo más importante es volver a la Tierra,
y por eso debemos encontrar la puerta del agente Rodríguez.
Si no, la familia estará perdida.
-Hay que avisar a la presidenta, la familia no tiene la culpa.
Lo de J. J. cambia las reglas del juego.
-No, Félix, la presidenta no.
-Ella dejó muy clarito queque, si la luz se ponía roja,
pasase lo que pasase, la culpable sería la familia.
-Doctora, creo que han localizado la puerta.
-Y fue aquí, donde supuestamente el nieto del agente Rodríguez,
acompañado de otro chico, conectaron con Maktub.
El túnel, la puerta al planeta Tierra,
daba al vestidor de un gimnasio de chicas
de la Universidad de Aladina. Pero estamos con dos testigos.
Díganos, ¿cómo eran? ¿Qué decían?
-Eh... Pues eran así chiquititos, y, bueno,
llevaban ropa muy extraña, pero eran supersimpáticos.
-Simpatiquísimos.
-Muy simpáticos, ¿eh?, de verdad.
-¿Me sujeta por favor el...? Gracias.
Informó para Maktub Televisión Alberto Peláez.
-Pero qué estúpida soy. ¡Claro!
Donde construyeron la universidad
era la antigua vivienda del agente Rodríguez.
-Hay que darse prisa, que rodeen la universidad
y que nadie más entre.
-¡Corred! ¡Félix!
Ten cuidado, J. J. es osado y peligroso.
-Yo también.
-¡Coordenadas de la universidad, ya!
-¿Dónde está la puerta? -En el pasillo, señor.
Se acabó, por fin.
Ay, gracias a Dios.
¿Por qué nadie me informa lo que está ocurriendo en casa?
¿Qué pasa? ¿Quieres verme flotar como un globo?
¿Sí?
No sé. A ver, Gabi, desaparécete.
-Bueno, a ver, ¿en qué quedamos?
-¡Desaparece!
(Música)
(Cerradura eléctrica)
(Timbre)
Eh, hola. Venimos a por Edu.
Mis padres. ¿Qué hacemos?
Yo le dare un calmante al ministro, a ver si ya se va.
-¿Quién es esa señora?
Jefe.
Jefe, jefe.
Chist. Vienen los holandeses.
Ahora, están aparcando, vienen con el jefazo.
¿Dónde se ha metido? Le llevo llamando toda la mañana.
Vale, vale.
Estoy de luto, por lo de su madre.
¿Se piensan que me he muerto?
¿Qué tal Edu? ¿Dio guerra?
No, qué va, qué va, es un encanto.
-¿Y Rodriguín?
-Rodriguín ahorita baja.
Lo de los 10 minutos creo que no está pasando.
-Que quede claro, yo no me he muerto.
-Mi suegra.
-¡No le quites el jarrón!
Que a mi suegra le encanta tenerlo con ella.
-Hola.
-Hola, mi amor.
¿Qué tal, Nicolás?
-Espero que hayáis estudiado.
Se ha cargado a la abuela.
Uy.
-Buenos días.
-Ah, sí, Pedro es otro amigo de la familia.
-Ah.
-Papá, mamá, ¿qué tal si nos vamos ya a casa?
-¿Nos conocemos de algo? Me suena mucho su cara.
-Se lo dicen mucho, todo el tiempo.
Bueno, tenemos que platicar, así que bye, Edu, adiós.
-Adiós, chiqui.
-Estoy fatal, fatal. -Pase.
-El hombre con traje de rayas no me gusta nada.
-Nicolás, mijo, ¿por qué no llevan a tu abuelita al jardín?
-¡Eh! -Ay, huy, bueno.
-Estoy fatal. Yo creo que voy a peor.
-¿A que vio a mi suegra flotar?
-Sí, ¿usted también la vio?
-No, yo no la vi, pero es típico de ese cuadro clínico.
Se va a tomar este calmantito.
-No, ese no es el calmantito. No, no.
Tómese una de estas.
-Dos, dos. -Dos.
Voy por agua.
-Papi.
-Te juro que yo a ese hombre le conozco.
-¿Ministro?
-¡Solas! Pedro Solas, el Ministro de Hacienda.
-¿De verdad? Pero ¿qué hace aquí?
-No sé, estamos en conversaciones con él. Si mi jefe se entera...
-Papá, mamá, ¿nos vamos?
-Cállate.
-Entra inmediatamente...
y hazle la pelota como solo Ricardo Laso sabe.
-Ya voy.
(Telefonillo)
¿Sí?
-Hola, venimos a ver a Rodrigo.
¿Eh? No, no, no, no, no. Me dijo que él salía.
Ay, perdón, perdón.
Qué bueno que hablas inglés.
¿Qué tal? Soy Teo. Trabajo con Rodrigo.
Ah, ¿no lo sabes?
Se piensan que murió Isabel.
Me acaba de decir Alejandra que no deben entrar.
Diles que su padre está triste y que agradece la visita,
pero que mejor nos vamos todos.
Gracias, gracias.
Uh, uh, y se tranquiliza.
Esto, rojo como pompis de simio, y esto, como un árbol de Navidad.
Todo hecho un cuadro.
-Usted podría ser mucho más que ministro.
-Ricardo, al ministro no le gusta que lo importunen cuando visita.
-Cristina, de verdad mi intención no es molestar al ministro
Simplemente yo quería decirle que si mi secretaria en algún momento
se puede poner en contacto con vuestro departamento...
Vuestro departamento ya este año nos conoce,
porque mi jefe habla con ellos, quisiera decirle a mi secretaria
es que le llame y que de alguna...
-Una, una.
-Ah, ¿que está mal de la cabeza?
Chist.
Hay alguien. Ven.
Mírame la cara, ¿tengo pinta de que estoy bien?
Mi madre no te quiso disparar. Solo fue un accidente.
-J. J. trabaja para un tipo muy peligroso
que odiaba a vuestro abuelo, y lo que quiere es vuestra ruina.
-Por eso nos quitó las pulseras.
-¿Dónde está el rifle que traje?
Ah.
Escúchenme bien, ¿eh?
¿Qué le ha pasado a tu madre?
-Que ha muerto, la pobre.
-Entonces, ¿le llamo yo, espero a que me llame su secretaria?
¡Hombre, Rodriguín!
¿Y ese gorro?
Uy.
-¿Puedo ir al servicio? -Sí.
Pásele, la primera puerta a la entrada.
Hablamos.
-Pero no entiendo nada. ¿Quién ha fallecido?
-¿Perdón? ¿Fallecido?
Eh... Ah...
Al próximo que diga que me he muerto
le tiro esta lata a la cabeza
-¡Ah, ah, ah, ah! No, no, no, no, no. Uy, no, no.
-Ay, lo siento, chiqui, no lo sabía.
-¡Esto es para Alejandra de parte de Bosco!
-Mariachis. Ay.
(Música de Mariachis)
# De la Sierra Morena, # cielito lindo.
# un par de ojitos negros, # cielito lindo, de contrabando.
-¡Ah! ¡Félix!
J. J.
Sabemos que trabajas para Rungen Zelig.
-¿Rungen Zelig?
Maldito alacrán.
(Música de Mariachis)
(Alarma)
(Explosión)
# Ese lunar que tienes, # cielito lindo, junto a la boca,
(Alarma)
# no se lo des a nadie...
(Alarma)
(Explosión)
(Explosión)
(Canción Rock)
¡Mi coche!
(Canción Rock "Whatever you want")
(Canción Rock)
(Ladrido)
(Canción Rock)
(Sigue canción Rock)
(Estruendo)
(Canción Rock)
(Canción Rock)
¡Oye, oye, oye! ¡Señor, ayúdeme, por favor!
Pero ¿qué hace? ¡Ayúdeme! ¡Ayuda, por favor!
Muchas gracias por todo, Félix.
Te regalo mi oso de peluche, Guzmán, espero que lo cuides.
¿Me lo prometes?
Bueno. Gracias.
Nicolás.
¿No te vas a despedir de mí?
Nunca los necesitaste.
Siempre tuviste superpoderes.
Adiós.
Tenemos suerte que no sea el más listo del pueblo, ¿no?
Pero me pongo con ello.
Imbécil, pedante, soberbio.
Me salvaste la vida.
Tu papá estaría orgulloso de ti.
Cierra la puerta.
(Música emotiva)
(Estruendo)
(Música emotiva)
No fue nada.
¿Estás bien?
-Sí, estoy bien.
-Félix, yo... -Chist.
¿Paso por ti a las nueve y cenamos?
-Sí.
-¿Y esto? ¿No es para mí?
-¿Esto?
-No.
Esto es para ti.
Familia.
Subid conmigo, que tenéis que ver algo.
-Ah, Isabel, ahorita te llevo a la residencia.
-No, Cristina, yo no vuelvo a esa ratonera.
Venga.
Hola, familia, sorprendidos, ¿verdad?
Cierra la boca, hijo.
Si estáis viendo este mensaje, es que todo terminó.
Sabía que podía contar con todos vosotros.
Habrá sido toda una increíble aventura.
Unos años atrás me enteré que por mi culpa
por el refrigerador cósmico que dejé en el trastero,
mi planeta, Maktub, estaba sufriendo.
Era importante solucionar eso, y espero que lo hayáis logrado.
Isabel, vida mía.
-Dime, cariño.
-Has fingido estar loca demasiado tiempo.
-Escuchad. Dejad de mirarme, que queda lo más importante.
-Ahora bien, familia...
Hay algo más, y esto es mucho más importante.
Puede que en un futuro próximo tengáis...
¡Ay!
-Igual algún día os lo cuento. ¡Algún día!
Es muy importante, claro que es importante.
Mi primera orden ejecutiva.
Le he pedido al nuevo viceprimer ministro,
Rungen Zelig y a su cuerpo de élite
que vayan para el planeta Tierra,
me capturen a Rodrigo Rodríguez,
que me lo traigan para acá, para Maktub,
para ser juzgado y encarcelado,
porque alguien tiene que pagar.
(Canción alegre)
# Sí, yo lo he visto, # es increíble.
# ¿Tú crees que tiene solución?
al Más... Allá... se va.
# Son los Rodríguez y el Más Allá, # una familia de lo más normal.
# La abuela flota, # ¿sabes lo que te digo?
# Son los Rodríguez y el Más Allá. #
-Silencio, que el agente Rodríguez tiene algo que decir.
-Que los niños enfermos nunca pierdan la sonrisa.
# Uy, qué peligro. # ¿Tú crees que vienen?
# ¿Tú crees que tiene solución? #
# al Más... Allá... se va.
# Son los Rodríguez y el Más Allá,
# una familia de lo más normal.
# La abuela flota, # ¿sabes lo que te digo?
# Son los Rodríguez y el Más Allá. #
# Al Más... Allá... se va.
# Son los Rodríguez y el Más Allá. #
Ay, ¡no!
Es que me lo pasan. ¿Qué voy a hacer?
¿Para qué me lo pasaron?
(Música alegre)
Cine Clan
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Yoko y sus amigos
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Dentro de una misma calificación moral, “Todos los Públicos” por ejemplo, puede haber contenidos diseñados para niños de 4 años y otros para niños de 8. De la misma manera que todos los niños van a un mismo colegio, pero no tienen que entender las mismas asignaturas.
Con esta calificación buscamos agrupar contenidos de audiencias afines.
Según estos criterios, los contenidos de las plataformas digitales del canal Clan se clasifican en:
Clasificación del contenido audiovisual efectuada siguiendo la normativa vigente y el Código de Autorregulación sobre Contenidos Televisivos e Infancia.
Según estos criterios, los contenidos del canal Clan y sus plataformas digitales se califican en las siguientes categorías:
Clasificación del contenido audiovisual efectuada siguiendo la normativa vigente y el Código de Autorregulación sobre Contenidos Televisivos e Infancia.
Según estos criterios, los contenidos del canal Clan y sus plataformas digitales se califican en las siguientes categorías:
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En Clan TV En la web y apps del canal.