Cleo y sus hermanos se van a ir de vacaciones, y preparan sus maletas felices. Pero cuando Cuquin descubre que viajan en avión intenta boicotear el viaje. Cleo descubre que Cuquin tiene miedo a volar y decide ayudarle a superarlo.

Cleo trae entradas para el circo y todos están encantados pensando en qué verán, pero sin querer Cuquin rompe las entradas. Cleo pronto encuentra la solución: si no pueden ir al circo, ¡el circo lo harán ellos! Así que todos se ponen a ensayar para el gran espectáculo.

Cleo y sus hermanos preparan las mochilas para hacer una acampada al día siguiente, pero cuando amanece todo está nevado. Cuquin se disgusta, ¡ya no pueden acampar! Pero Cleo encuentra la solución: ¡la nieve no podrá detenerlos! Acamparán a pesar de todo.

Cleo y sus hermanos han perdido un partido importante de hockey, y acaban asumiendo que todos lo hicieron regular porque no son muy buenos. ¡Y aún queda un partido! Cleo lo tiene claro: necesitan entrenar más para ser mejores. Todos pasan un gran día de entrenamiento preparándose para la revancha.

Cleo y Cuquin y Pelusín y Maripí juegan a videojuegos, pero Cleo y Cuquin pierden siempre: se coordinan mal, no reaccionan a tiempo, les falta agilidad... Cuquin al final se frustra y se enfada. Cleo lo tiene claro, para mejorar... ¡hay que entrenar!

Jugando al boomerang, Cuquin golpea un montón de árboles del huerto sin querer. De alguno de ellos cae un huevo, que se queda solito y sin su mamá. Cleo y sus hermanos deciden cuidarlo hasta que nazca, pero... ¿quién nacerá de ese huevo?

Jugando en la playa con sus hermanos, Cuquin y Tomate desentierran una extraña figurita. La sacan de la arena y desatan una maldición, por la que emerge una gran pirámide del suelo. Cleo sabe qué hacer, para que todo vuelva a su orden: entrarán en la pirámide y devolverán la figurita.

Cuquin está jugando con sus hermanas cuando Tomate se entromete porque quiere jugar a la pelota. Cuquin se la lanza cada vez más fuerte y sin querer provoca que Tomate salga al jardín donde hay una fuerte ventisca de nieve. ¡Se ha perdido! Cleo y sus hermanos salen al rescate.

Jugando a quién lanza la pelota más alto, Cuquin derriba la nave de un pequeño Marcianito. ¡El pobre ya no puede volver a casa! Cleo decide ayudarle a arreglar su nave espacial para que vuelva con su familia.

Cuquín se enfada con sus hermanos porque no le dejan actuar en el juego de las adi-vinanzas. Cleo tendrá la genial idea de que todos participen actuando en el mismo cuento.

Tete trata a su flauta como una antigüedad muy apreciada y por ello no se la deja a nadie, hasta que Cuquín la coge y acaba rompiéndose. Cleo, Tete y Cuquin viajaran en el tiempo para intentar encontrar una flauta igual.

Cuquín ha utilizado los aspersores de riego para pintar pero... se ha salido un poquito de la raya. Ahora, entre todos pintarán la casa!.

Cuquín y Maripi discuten porque los dos quieren la misma cosa. Para Cuquín es una canica, para Maripi es la joya de su corona. Para solucionarlo, Cleo propone jugar a polis y cacos y el que gane se quedará con "la joya" o "la canica".

Cuquín ha hecho un agujero en la piscina y ahora, una vez arreglada, han de llenarla pero la manguera no llega …

Tito está muy emocionado leyendo un cuento de piratas hasta que Cuquín se lo lanza al mar y le deja sin saber quién se queda con el tesoro. Cleo y sus hermanos se convierten en piratas y buscan el tesoro escondido…

Cuquín ha utilizado la revista de noticias del cole en la que había muchas noticias interesantes para hacer avioncitos de papel. Cleo propone hacer una nueva revista con nuevas noticias.

Buscando a Cleo, Cuquín se asusta al entrar en la "casa encantada" y rompe todo lo que habían preparado para la fiesta de Halloween.

Cleo presume de cómo ha jugado el partido de baloncesto y de cómo ha ganado. Todos piensan que Cleo es la mejor al baloncesto pero en otros deportes la pueden ganar

Cleo juega a ser princesa con un arco que Cuquín rompe por querer quitárselo. Cleo organiza un torneo donde las niñas demostraran sus habilidades.

Cuquin descubre los dibujos de Cleo, pero se avergüenza porque cree que dibuja muy mal. Cuquin y Pelusin la enseñarán cómo lo hacen.

A Colitas le dá "susto" el mar cuando Cleo la invita a jugar con su amiga la ballena.

Siempre que hay verduras para comer, Cuquín se esconde o se las da a Tomate o a Fantasma, así que ¿cómo hacer que Cuquín coma verduras?.

Cuquín estropea las fotos que Cleo y Colitas estaban pegando en el álbum. Para volver a tener buenos recuerdos, deciden hacer nuevas fotos.

Jugando con el boomerang, Cuquín hace un agujero en el depósito de agua, así que para no tener sed, Cleo propone hacer zumos

Cuquín se enfada cuando sus hermanos no paran de pedirle que le traigan cosas. Cleo creará la mensajería "Cleo y Cuquín" para que, divirtiéndose, puedan llevar a sus hermanos sus pedidos.

Todos tienen que hacer sus deberes, pero Cuquin no para de hacer ruido. Ellos se enojan, pero admiten que de todos modos no estaban aprendiendo nada. ... hasta que a Cleo se le ocurre ir al jardín donde podrán aprender ¡jugando!.

Tomate mastica los juguetes de peluche. Tratando de salvarlos, Cuquín tira y ... ¡los rompe! Colitas piensa que están enfermos. Cleo encontrará una solución: harán un hospital y los curarán a todos.

Cuquín no sabe patinar sobre hielo y no para de arruinar a sus hermanos que se divier-tan patinando; por ello Cleo decide que han de enseñarle a patinar y lo sorprendente es que Fantasma será su mejor maestro!

Los niños hacen carreras con las chapas de las botellas, pero se enojan porque todos dicen que es el más rápido. Cleo organiza una carrera adecuada para decidir quién es el más rápido.

Entre Fantasma, Cuquín y Tomate han estropeado el huerto, para Colitas han dejado a las verduras "sin casita", por ello Cleo propone volver a plantar semillas y protegerlas de los animales.

Es Nochebuena y Cleo y sus hermanos sueñan con los regalos de Navidad, pero de repente la radio anuncia que la fábrica de Santa no ha podido fabricar juguetes por culpa de un globo gigante. A Cleo se le ocurre una gran idea: ayudar a Santa a hacer regalos.

Tomate molesta a Cleo y a sus hermanos mientras juegan al baloncesto. Para tenerlo entretenido Cuquin le da un globo... que se lleva al perro a la rama de un árbol. Éste es incapaz de bajar, pero Cleo tiene un plan: serán bomberos y le rescatarán

Todos se preparan para una tarde de tele. Pero Cuquin y Tomate solo piensan en jugar y sin querer tiran la tele y la rompen. ¡Menudo disgusto! Menos mal que Cleo tiene la solución: crearán su propia tele con sus programas favoritos.

Cleo, Cuquin y Pelusín encienden tantas cosas a la vez en la casa que se va la luz. ¡Y ahora no pueden jugar a la consola, ni poner música, ni siquiera ver! Con el miedo que da la oscuridad. Cleo decide que contarán cuentos para olvidarse del miedo.

Cuquin descubre el nuevo coche de Maripí y le encanta. Intenta conducirlo pero tiene un accidente y el coche acaba hecho trizas. Cleo se propone arreglarlo.

Cleo y sus hermanos juegan en el jardín con Bigfoot, que se cae sin querer en unas zarzas y tiene que ir al médico. El médico le pone tiritas y le dice que no se puede rascar... pero es muy difícil hacerle caso, ¡porque pica mucho! Cleo decide que serán sus enfermeras y le cuidarán hasta que se cure.

Cleo y Pelusín consiguen sacar una fotografía espectacular con la que creen que ganarán el concurso de foto de animales del cole. Cuquin, ansioso por verla, la rompe sin querer, y Pelusín se disgusta un montón. Cleo sabe qué hacer: irán de safari y fotografiarán al animal más original de todos.

Cleo y sus hermanos van a pasar un día al bosque, Cuquin se deja la cesta de la comida fuera de la caravana, y cuando llega la hora de comer, ¡no hay comida! Se la han llevado toda los animalillos del bosque. ¿Y ahora qué hacen? Cleo no tiene dudas: buscarán su propia comida y la cocinarán.

Cleo y Cuquin organizan una fiesta para darle la bienvenida al verano. Cuando Pelusín descubre que en la fiesta habrá que bailar, dice que no puede ir, y Cuquin le insiste tanto que explota. ¡No quiere ir porque le da mucha vergüenza bailar! Cleo tiene la solución: quitarle la vergüenza a Pelusín.