Mientras juega en el parque, Happy se encuentra una tarta en medio del campo y se la come. Después de comérsela se da cuenta de que la tarta pertenecía a unos conejos, que no están muy contentos con lo que Happy ha hecho. Para arreglar la situación, Duggee decide hacerle una tarta para ellos.

Duggee y las ardillas tienen que quedarse en casa sin poder salir a jugar porque fuera llueve demasiado. Para no aburrirse, deciden ponerse a dibujar. Como lo hacen también, ganan la insignia de dibujo.

Mientras juegan a la pelota en el parque, las ardillas se encuentran a un topo que se encuentra muy triste porque, aunque es un topo con éxito, lo que realmente desea es ser un topo especialista. Él cree que nunca va a conseguirlo porque lo ve todo borroso, pero Happy le da la solución.

Las ardillas se sorprenden porque Duggee se cose su propia ropa. pero Duggee tiene la insignia de la moda y les enseña su armario de costura donde guarda todos sus materiales como cintas, botones, lazos o telas. Con todo ese material, las ardillas tienen un montón de ideas para hacerle ropa a Duggee

Hoy Duggee y las ardillas se van de picnic. Es un picnic de ositos de peluche y todos llevan el suyo en su gran cesta. Mientras juegan con sus ositos, encuentran un oso que se siente solo porque no tiene su propio osito, por lo que las ardillas deciden fabricarle uno.

Duggee y las ardillas han comprado una enorme raqueta para regalársela a Hennie por su cumpleaños. Pero antes de darle su regalo hay que envolverlo. Solo necesitan papel de regalo y celo para pegarlo. Aunque la raqueta es tan grande que van a necesitar mucho papel.

Duggee y las ardillas están muy sorprendidas porque oyen un extraño ruido que no saben identificar. Después de indagar, descubren que el ruido lo producen los estornudos de un oso polar que está resfriado. Pero Duggee hará que se sienta mejor prestándole un pañuelo que él mismo ha cosido.

Duggee enseña a las ardillas una deliciosa tarta de manzana que acaba de hacer. Pero la tarta desaparece inexplicablemente y no la pueden encontrar. Sin embargo, Duggee tiene la insignia del detective y con todo lo que él les enseña, los niños lograrán encontrar pistas que resuelvan el misterio.

Duggee y las ardillas van a vivir una aventura emocionante a bordo del submarino que pilota el padre de Betty. Mientras Duggee toma el mando, el padre de Betty les enseña toda la belleza del océano profundo.

Duggee enseña a los niños a hacer pompas de jabón. A algunos se les da mejor que a otros hacerlas. Tag tiene unos ligeros problemas iniciales para conseguir que le salga alguna, pero, al final, logra hacer una pompa enorme y espectacular.

Mientras juegan en el parque, Tag se cae y se hace daño en la rodilla. Solo es un pequeño rasguño, pero Duggee tiene la insignia de Primeros auxilios y acude con su botiquín a curar a Tag.

Hoy hace un hermoso día para disfrutar al aire libre. Las ardillas disfrutan jugando en el parque hasta que un mono travieso interrumpe su tranquilidad haciendo travesuras. Pero el mono travieso no tiene cuidado y cae en un gran agujero. Duggee y las ardillas le ayudan a salir.

Un sonido y un fantasma espeluznantes asustan a las gallinas, pero Duggee tiene la insignia espeluznante y es el único que puede ayudar a las ardillas a resolver el misterio. Tras seguir las huellas en la arena, descubren que el fantasma no es nada espeluznante.

Eugene está encargado de organizar el gran desfile, pero no puede encargarse de todo y pide ayuda a Duggee y a las ardillas. Está preocupado porque nada sale bien y van con mucho retraso. Pero Duggee tiene la insignia del gran desfile y no hay nada que temer.

Hoy Duggee enseña a los niños lo que tienen que hacer para observar aves. La advertencia principal es que no pueden hacer ruido ni hablar alto para que los pájaros no se asusten. Las ardillas lo hacen tan bien que ganan la insignia de la ornitología.

Duggee va a ayudar a las ardillas a crear sus propios títeres para hacer un teatro y poder contar sus aventuras con Duggee. Todos los espectadores escuchan con atención la historia de cómo las ardillas salieron a pasear por el bosque y se encontraron con el rey Tigre.

Hoy Duggee les propone a los niños salir al jardín a jugar al fútbol. Duggee será el portero y las ardillas serán los jugadores que tendrán que meterle muchos goles en su portería. Al principio las ardillas no se desenvuelven muy bien, pero, con la práctica, rápidamente aprenden a jugar.

Hoy, Duggee y las ardillas se van a pasar el día a la playa. Llevan todo lo necesario para disfrutar del sol y el agua. Las ardillas piden ayuda a Duggee para construir un castillo de arena, que se convertirá en la residencia para una pareja de cangrejos que están buscando un lugar donde vivir.

El jardín del club está precioso ese año porque Duggee y las ardillas han trabajado mucho para conseguir que así sea. Entre las plantas del jardín, las ardillas encuentran una pequeña e insaciable oruga que come todo lo que se le pone por delante. Tanto come que crece rápidamente.

Duggee recibe un paquete con una caja de cartón lleno de sobres. A Duggee le encantan las cajas de cartón de los paquetes que recibe y tiene muchas guardadas que puede utilizar para hacer una gran cantidad de cosas, entre ellas, un enorme castillo para jugar a ser caballeros medievales.

Duggee tiene que encargarse de cuidar a su pequeño sobrinito, Duggly. Es un perrito muy travieso que solo quiere jugar, pero al que también hay que cuidar con cariño.

Duggee les enseña a las ardillas lo que significa favorito: algo que le gusta más que otra cosa. Pero tienen problemas para decidir cuáles son sus cosas favoritas, así que deciden hacer una película en la que preguntan a sus amigos qué es lo que más les gusta para poder ayudarles a saberlo.

Duggee les enseña a las ardillas a contar una historia para que tenga sentido. Tienen que comenzar contando el principio, evitando dar rodeos y exagerar para que no sea todo demasiado confuso. Lo hacen tan bien que ganan la insignia de Qué ha pasado.

Las ardillas piden ayuda a Duggee para construir la casa del club con bloques. Por más que lo intentan, su construcción siempre termina derrumbándose. Cada uno, según su imaginación, empieza pintando los planos que luego pondrán en práctica para realizar la casa de sus sueños.

Duggee se está preparando para el reencuentro con las primeras ardillas que cuidó. Ya son mayores y han crecido y a las ardillas les recuerdan a sus padres, algo que les sorprende y horroriza. Pero los chicos descubren que las primeras ardillas siguen siendo muy divertidas.

Las ardillas aprenden a contar hasta 100. Con la ayuda de Duggee, que tiene la insignia de contar, empezarán contando en grupos de 10, hasta conseguir contar diez veces 10.

Duggee enseña a las ardillas a hacer perfume. Primero, cada uno tiene que encontrar sus olores favoritos; a continuación tienen que extraer la esencia de lo que han recogido para terminar mezclando bien los ingredientes. Los resultados son asombrosos.

Mientras las ardillas hacen tiempo para que se enfríen unas galletas recién horneadas, salen a dar un paseo. Caminan tanto por el bosque que se alejan mucho de casa, pero Duggee tiene la insignia de la dirección y sabe cómo orientarse para volver.

Duggee y las ardillas están invitados a la gala Blanco y negro del rey Tigre. Pero las ardillas se aburren un poco en las fiestas de los mayores. Inesperadamente, surge un misterio que sacude su aburrimiento: el rubí rojo de la corona del rey Tigre ha desaparecido.

Duggee invita a las ardillas a jugar a su golf loco, un juego que practica con sus amigos una vez al año. Consiste en golpear la pelota y hacerla pasar a través de un montón de objetos locos hasta meterla en un agujero. Las ardillas se divierten imaginando y creando sus propios hoyos locos.