A oscuras y con una linterna, Low dibuja sombras en la pared. De repente, surge una sombra gigante con un saco. ¡Es un ladrón y se lleva los cuadros! La vigilante de seguridad está dormida y no se entera, así que los Mironins tendrán que abrir bien los ojos para capturar al ladrón con la linterna.

Ro juega con un mosquito. A Low le molesta el zumbido que emite, así que lo captura y encierra en un cuadro. Ro entra corriendo para liberarlo y allí conoce a otros insectos cuyos zumbidos le maravillan. ¿Conseguirá Ro que Low y Blu también aprecien el increíble espectáculo sonoro de los insectos?

Un anciano da vida a escenas orientales trazando líneas muy sencillas. Cuando enseña a los Mironins su técnica pictórica, Blu practica con paciencia, pero Ro y Low dibujan garabatos y generan el caos. Blu tendrá que poner en práctica lo aprendido con el anciano y devolver la armonía al cuadro.

Low enseña caligrafía a sus amigos, pero se desespera pronto: Ro y Blu no respetan la forma original de las letras mironianas. Lo que Low no sabe es que dentro de un cuadro hay otras caligrafías muy distintas y que las letras de sus amigos encajarán a la perfección en el universo de Miró.

MIRONINS CAP 18 HD BLU SIN SOMB

Un célebre músico toca el laúd. Los Mironins bailan al son de su melodía hasta que Ro, sin querer, le rasga una cuerda con sus patines. Con una cuerda rota, el laúd ya no suena bien y los Mironins tendrán que ingeniárselas para que el instrumento vuelva a emitir hermosos sonidos musicales.

Low está fascinada con la luna y la dibuja sin parar. Aparece entonces una escultura de bronce con una luna por sombrero. Es la última adquisición para el museo. Low quiere conocerla y enseñarle sus dibujos, pero se muere de vergüenza, hasta que Ro y Blu la animan a superar su timidez.

Hoy los Mironins van al ballet. Blu espía a las bailarinas cuando están ensayando. Imita sus pasos, pero son tan difíciles que se frustra y abandona.

Los Mironins van de excursión al sol rojo. Avanzan a ritmo lento por el calor sofocante. Ro, impaciente, aprieta el acelerador y deja atrás a Blu y Low. Pero cuando está a punto de llegar al sol, sufre alucinaciones y echa de menos a sus amigos.

Ro dibuja unos retratos impecables, pero a Low y a Blu no le impresionan lo más mínimo: se han encontrado una cámara polaroid y ya solo quieren ver fotos y selfies. A Ro no le quedará más remedio que montar una exposición muy original para que Low y Blu, por fin, aprecien su arte.

Ro y Low dibujan en el mismo lienzo. Cuando sus trazos se mezclan, se cabrean y pelean. Blu intenta frenarlos, pero el enfado va en aumento y se lanzan pintura. Una guerra de colores estalla en el museo.

En la azotea del museo hay una rayuela. Al saltar sobre sus números, Blu y Ro crecen de tamaño. Ahora son gigantes. Al principio es divertido, pero con ese tamaño no podrán regresar al museo. Low tendrá que calcular la fórmula mágica (y matemática) para que sus amigos recuperen la estatura original.

A la desnuda de un cuadro no le gustan los vestidos, hasta que Ro le hace uno con un hilo muy bonito. Low y Blu descubren que Ro lo ha robado: el hilo pertenece a un tapiz mironiano y han de devolverlo. Ahora los Mironins tendrán que inventar una nueva técnica para diseñar lindos vestidos.

En un cuadro con viento, los Mironins planean aviones de papel. Blu teme salir volando y se agarra fuerte a un árbol. Y es que un huracán se aproxima y arrastra todo lo que encuentra a su paso, incluidos Low y Ro.

¡Hoy hay función en el cuadro del circo! Blu y Low esperan su turno para coger sitio. Ro, sin embargo, se cuela por una puerta trasera y llega la primera. Pero lo que Ro no sabe es que su atajo la llevará directa al escenario donde tendrá que sumarse a un vertiginoso espectáculo sobre ruedas.

Ro y Low le roban el gorrito a Blu. La broma se complica cuando se les cae por el agujero negro de un cuadro. Blu se sumerge en sus profundidades para recuperarlo, pero queda allí atrapado y asustado. Cuando sus amigas le lanzan una escalera mironiana, Blu tendrá que armarse de valor para treparla.

Seis gotitas de pintura se han escapado de un cuadro de Joan Miró.

¡Kikirikí! Los Mironins se activan. El gallo canta de nuevo y la escena se repite. Y así una y otra vez... Y es que el gallo está rallado y ellos han quedado atrapados en una repetición matutina. Low tendrá que visitar al sol y a la luna para descubrir el origen de esta extraña confusión temporal.

Seis gotitas de pintura se han escapado de un cuadro de Joan Miró.

Hoy los Mironins exploran un cuadro que está muy oscuro. A Blu le da miedo y se queda atrás, hasta que unas luces centelleantes surgen de la negrura. Son unas luminosas criaturas que enseñarán a Blu a abrir bien los ojos para descubrir los fascinantes secretos que esconde la oscuridad.

Ro busca un tenedor para merendar y encuentra un utensilio de puntas que forma parte de una escultura. Cuando los restos de la merienda van a la basura, el utensilio cae en una de las bolsas. Los Mironins tendrán que abrirla y allí descubrirán más objetos con los que formar esculturas surrealistas.

Blu tropieza y cae al suelo. Sus amigos se ríen de él y se pone triste, así que se refugia en un cuadro para llorar tranquilo. Allí le abraza una lágrima lunar y comparte con ella su tristeza, hasta que aparece otra lágrima muy peculiar con la que descubrirá que también se puede llorar de risa.

Seis gotitas de pintura se han escapado de un cuadro de Joan Miró.

Blu y Low preparan un picnic en ´La Masía´ mientras Ro se escaquea para jugar a los vaqueros. Al abrir el establo para montarse en un caballo, muchos otros se escapan y se arma un gran revuelo en el museo.