El ruidoso cortacésped, el pájaro cantarín, el perro con hipo,... hoy es difícil que Hoodie pueda echar su necesaria siesta gatuna en el jardín.

Hoodie observa a las ranas que viven en la charca de al lado. Hacen cosas raras, pero por eso son divertidas compañeras de juegos.

Hoodie va tras su ratoncito mecánico, que ha salido a toda velocidad hacia la casa de los vecinos, directo a la caseta de un gigantesco perro.

Los dueños de Hoodie han instalado un sistema de reconocimiento que no deja que los animales desconocidos entren a casa por la gatera.

El comedero de Hoodie está vacío pero él sabe dónde guardan su comida: en un armario muy alto de la cocina. Tiene que conseguir llegar hasta allí.

Pat el perro está haciendo un postre con leche. Hoodie quiere tomar leche pero Pat no está dispuesto a dársela.

Subirse en el robot aspirador puede ser muy divertido para un gatito, pero Hoodie pronto descubre que el aspirador puede convertirse en un peligroso depredador.

Hoodie inventa mil maneras para cazar el patito de goma que está nadando en la bañera. Una bañera llena de agua es un sitio en el que un gato no querría caer, pero peor sería tener que tener que enfrentarse a una gigantesca piscina.

Los padres de Lola van de fiesta la noche de Halloween, y ella invita a sus amigos a pasar la noche en casa. Lola les contará en su habitación una historia terrorífica que, poco a poco, se va haciendo realidad.

Lola, Hoodie y Pat hacen truco o trato en la noche de Halloween. Para Víctor, es la mejor oportunidad para asustar a la niña y a sus mascotas, pero sus intentos fracasan estrepitosamente. Así que, en su lugar, consigue que Tank los asuste.

El cobertizo está lleno de cosas para jugar. Hoodie ha visto un brillante adorno navideño que no puede dejar escapar, por difícil que sea alcanzarlo.