Aparece de repente una figura de cubo rojo que se mueve, habla y juega a desaparecer. Esto sorprende a Pocoyo, que lo encuentra muy divertido. Además descubre que esa figura habla y que tiene muchos amigos iguales que ella con los que se pueden aprender otras formas de jugar y divertirse.

Pocoyo encuentra una caja llena de silbatos y descubren que cada silbato emite el sonido de un animal: un perro, un elefante, un pato, un pájaro...

Pocoyo está encantado y orgulloso de su gran globo rojo hasta que el globo se escapa y desaparece en el cielo. Sus amigos se esfuerzan pero él está muy enfadado. Al final se da cuenta de que, aunque el globo ya no está y no volverá, sus amigos sí están y pueden seguir divirtiéndose con ellos.

Pato ha encontrado unas gafas con las que se encuentra "mayor" y ya no quiere jugar a cosas de niños. Pocoyó está impresionado y también se pone unas gafas para ser mayor pero no puede resistirse al ver cómo Elly se divierte jugando.

Pocoyó quiere jugar a un nuevo juego de "adivina, adivinanza", para ello utiliza a sus amigos y consigue despistarnos gracias a la ilusión de la perspectiva.

En Pocoyolandia hay muchas atracciones divertidas como el super tobogán gigante. Todos montan menos Pocoyó, que no quiere admitir que le da miedo. Para animarle, Elly se hace la asustada y le pide que se tire con ella. Él se hace el valiente y así comprueba lo divertido que es.

Pocoyo tiene una máquina mezcladora y se divierte poniendo patas arriba todo lo que pilla. Pero sus amigos no lo encuentran divertido y es que Pocoyó no les ha pedido permiso para coger sus cosas y el único que se lo pasa bien es él.

Elly es una experta bailarina y quiere que sus amigos bailen con ella. Les da unas clases pero ellos se aburren porque Elly es una mandona y lo unico que quieren ellos es divertirse. Tendra que esforzarse e inventar un baile nuevo que les guste a todos.

En la competición de los juegos Pocoyolímpicos, Pocoyó aprende que no hay que ser el mejor el todo, porque todos somos buenos en algo.

Cuando Pocoyó encuentra un mando que sirve para cambiar los colores de las cosas, lo utiliza con sus amigos sin pedirles permiso y sin darse cuenta de que ellos lo están pasando mal.

A Pato le pasan cosas raras: la manguera deja de funcionar y su gorro se mueve solo. Decide investigar y descubre a Nina, una diminuta niña verde que vive entre las plantas con su robot.

Elly va a prepararse una tacita de té, Pocoyó está pensando en darse un baño y Pato necesita agua para sus flores pero el agua del grifo no tiene buen color. ¿Qué está pasando con la tubería?

El marciano furioso vuelve al mundo de Pocoyó con un plan maestro: ¡suplantar la identidad de Pocoyó! Al principio el plan funciona pero pronto todo el mundo empieza a intercambiar cuerpos, ¡qué locura!.

Mientras espera a Elly, Pocoyó inventa juegos con una escoba que ha encontrado. Lo deja todo muy desordenado pero, con la escoba puede limpiarlo antes de que llegue Elly.

Pocoyó y sus amigos cuidan de un huevo que se ha caído del nido de Pajaroto.