A mediados del siglo XI, España estaba dividida en varios reinos enfrentados entre sí. En un pequeño pueblo castellano llamado Vivar, crece Ruy, un niño que sueña con llegar a ser, como su padre, un heroico caballero al servicio del Rey.

Ruy recibe su primera misión en el monasterio: tocar las campanas. Sin embargo, los frailes que le enseñan se han dado cuenta de que a Ruy lo único que le gusta es pelear contra enemigos imaginarios y fabricarse lanzas de madera. Un día Ruy ve a dos hombres de aspecto sospechoso y descubre que planean asaltar el monasterio ¿Como les hace frente?.

El pequeño Ruy sigue sin adaptarse a la vida en el monasterio. Su única diversión es jugar con la burra Peka. Unos soldados avisan a los frailes de que unos bandidos están cada vez más cerca del monasterio. Los frailes deciden establecer guardias, con la instrucción de que se toquen las campanas cuando se descubra a los ladrones.

Los Rodríguez, tíos de Ruy, acogen a nuestro héroe cuando sale del monasterio. Aunque Juana y Tomás tienen bastante paciencia, Ruy también la pone a prueba con todo tipo de travesuras, como cuando se hace unas alas y se lanza desde un árbol agitándolas para volar con los pájaros. 

Ruy y Alvar se adentran en la Torre del Gigante. Alvar no quiere seguir en ese castillo que, según la tradición, está encantado. Ven que alguien se mueve. Al principio, aterrorizados, creen que es un fantasma. Pero se trata de una niña: es Jimena. Los tres niños siguen juntos y descubren a dos ladrones que están repartiéndose un tesoro que acaban de desenterrar en la torre. 

El viaje de Ruy le lleva a un pueblo que vive aterrorizado por un tirano llamado Enneco, que se ha hecho con el cargo de Alcaide del castillo. Ruy encuentra una herradura de plata. Al ver la herradura, los campesinos creen que Ruy es un caballero enviado por el Conde para liberarles del terrible Enneco.

Ruy se cruza en el camino con tres vagabundos. Le saludan y halagan, dicen que ya han oído hablar de sus hazañas. Ruy encuentra dos arcas llenas de monedas de oro. Los tres vagabundos le lanzan una cuerda para izar los cofres. Pero cuando tienen que volver a lanzarla para subir a Ruy cargan el tesoro en la burra Peka y huyen.

Froilán y Ruy salen juntos del Castillo de Alcocer. Aunque no se dirigen al mismo lugar, Ruy va en busca de Peka y Froilán al torneo de Sahagún, comparten parte del camino. El bandido Abdalla quiere apoderarse de los burros y el caballo que llevan nuestros protagonistas pero Ruy consigue atrapar al granuja y sus cómplices. 

A nuestros amigos Froilán y Ruy, el viaje les deparará muchas sorpresas. Encuentran unas grandes máscaras en forma de cabeza de toro. Junto a la cabaña hay una reunión de hombres con máscaras de toros. El jefe, el toro Zaino, propone que rapten a Florinda, hija del Conde de Matilla. Cuando intentan huir, Froilán y Ruy son descubiertos.

Ruy y Froilán encuentran por fin a los tres hermanos que robaron a Peka. Sin hacer caso alguno al enterrador, los tres ladrones deciden pasar la noche en el cementerio. Froilán y Ruy también deciden entrar. Ruy escucha el rebuzno de Peka y la reconoce, pero los tres ladrones tienden una trampa a los chicos y consiguen escapar con Peka. 

Los tres ladrones han llegado a una posada y ven llegar a Ruy y echan a correr. En su huida, tropiezan con un caballero llamado Fidel y le convencen de que Ruy y Froilán son dos bandidos que les persiguen. El caballero justiciero decide darles una buena lección. 

Ruy encuentra a Peka. Los tres hermanos consienten en entregársela: "deberás sacarla de esa cueva" le dicen, señalando la guarida de un terrible jabalí. Ruy se enfrenta a los violentos ataques del animal salvaje y, después de una larga pelea, consigue deshacerse de él. Recupera a Peka y permite a los granujas marcharse.

Ruy y Bermúdez llegan a un pueblo y se encuentran con Martín, un chico simpático pero muy mentiroso. Unos soldados comunican que se ha perdido un estandarte. Martín se mete en un lío y para salvarse, cuenta otra mentira: dice que Ruy y Bermúdez lo tienen.

La búsqueda del estandarte no es sencilla y nuestros amigos no consiguen recuperarlo. Los tres llegan a una posada y escuchan una voz que parece venir de ultratumba. La posadera dice que es un fantasma pero Ruy descubre que todo es una farsa.

Ruy descubre que las inquietantes voces que se escuchaban en la fonda son de los dos ladrones del famoso estandarte. Nuestros protagonistas, haciéndose pasar por el fantasma del Conde Bellido, los aterrorizan hasta que les entregan el estandarte.

Una banda de ladrones ha secuestrado al pequeño Abén, hijo del alcaide de Molina. Ruy intenta liberarlo, pero él también es capturado. Sin embargo, nuestro héroe se escapa pronto y consigue liberar a Abén. Pero no todo ha salido bien: ha perdido a Peka.

Ruy lleva a su amigo Abén hacia Molina. Se cruzan con unos artesanos que viven en el monte a los que acaban de robarles todo lo que habían ganado esa temporada. Ruy anima a los montañeses a unirse contra los bandidos y juntos hacen huir a los ladrones.

Un río caudaloso se interpone en el camino de Ruy y Abén hacia Molina. En la orilla ven a un hombre trabajando: es Domingo, que construye un puente para que los peregrinos puedan atravesar el río. Abén y Ruy deciden colaborar. Sin embargo, cuando el puente casi está concluido, una terrible tormenta lo destruye.

El jefe árabe Texufin encarcela a Ruy, pero a Abén le deja libre y en cuanto puede, Abén libera a Ruy. Después nuestro héroe se refugia en una gran sala, donde ve al rey Texufin hablando con sus consejeros. Ruy descubre que va a atacar a Fernando de Castilla.

Ruy se entera del plan de Texufin y con la ayuda de los arqueros del ejército, Ruy consigue detener la enorme flecha. El rey Fernando de Castilla consigue salvarse. De repente, Ruy despierta. Rodo ha sido un sueño. Pero el rey sigue en peligro.