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¿Cómo empezó la odisea?
El 23 de junio, el equipo de fútbol infantil Moo Pa ('Jabalíes salvajes) terminó su entrenamiento y doce niños se dirigieron en bicicleta con su entrenador a la cueva de Tham Luang, en Chiang Rai (Tailandia). No era su primera expedición, pero terminaría siendo la única que jamás olvidarán.
Una vez dentro de la gruta, los 13 quedaron atrapados cuando una súbita tormenta inundó la salida. Durante 10 días, las autoridades rastrearon su paradero centrándose en una pista: las bicicletas en el exterior de la cavidad.
La agonía de los padres terminó el 2 de julio, cuando dos buceadores británicos localizaron con vida a los menores, de entre 11 y 17 años. Visiblemente desnutridos pero con buen ánimo, los chavales tuvieron que asumir la cruda realidad: habían sido localizados, pero eso no significaba que fueran a dormir en casa esa noche.
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¿Cómo han sido sus días?
Los 13 tailandeses del momento pudieron sobrevivir gracias a los alimentos que llevaban consigo en el momento de quedar atrapados. Localizados después de diez días, han estado atendidos por militares, marines, médicos y psicólogos. Las claves de su supervivencia han sido la entereza del entrenador, un joven de 25 años, que fomentó el espíritu de equipo y el cuidado de los equipos de rescate.
El agua, un salvavidas
Los chicos subsistieron los 10 días hasta que fueron encontrados a base de agua, según revelaron después de salir del hospital.
No tenían comida, pero sí estaban rodeados de agua. "Bebíamos agua de las estalactitas", contó uno de los niños a la prensa. De hecho, llenaban sus estómagos de agua cada día para saciar el hambre, que empezó a notarse a partir del segundo día.
Estabilidad emocional
El entrenador, Ekaphol Chantawong, ha sido alabado por los familiares de los niños, pero también criticado por llevarlos a la cueva en plena temporada de monzón. En su día fue ordenado monje. El 'hermano Ekk' se encargó de garantizar el bienestar psicológico de los niños a base de meditación, pensamientos positivos y fomentando el espíritu de equipo.
Lecciones de buceo
Ninguno de los niños sabía nadar ni bucear en el momento en que quedaron atrapados en la cueva. Aunque lo aconsejable era que no se movieran para no gastar energía, los equipos de rescate tuvieron que enseñarles a bucear con máscaras especiales para facilitar la extracción. Además, estuvieron atendidos en todo momento por una decena de militares, un doctor y un psicólogo.
Contacto con familiares
Pocos días después de ser hallados, los niños pudieron enviar misivas a sus familiares para tranquilizarles, un contacto que sirvió también para sentirse cerca de sus seres queridos.
"No os preocupéis por mí, os echo de menos a todos. Yo estoy bien aquí, mis hermanos los marines me están cuidando", fue una de los mensajes enviados a su familia por Mik, uno de los niños.3
¿Por qué era arriesgado el rescate?
Aunque al principio se señaló que los 13 tendrían que pasar más de tres meses en la cueva hasta que terminara la temporada de monzones, los operarios aceleraron el proceso ante el riesgo de inundación y la falta de oxígeno. Un tramo de 4 kilómetros con pasadizos estrechos: el hueco más peligroso medía 72 centímetros de ancho por 38 cm de alto. Hasta el científico Elon Musk diseñó una cápsula submarina, aunque no se utilizó.
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¿Cómo fue la misión?
Más de 1.300 personas de 13 países han participado en el operativo, entre ellas 19 buzos. Un equipo de tres buzos transportaba a cada niño de uno a uno por los pasadizos, guiados hacia la salida por una cuerda. Cada viaje podía durar horas, por lo que el rescate fue escalonado y algunos salieron dormidos: cuatro niños salieron el domingo, otros cuatro el lunes y, el martes, los últimos cuatro y el entrenador. En las labores murió un buzo tailandés al quedarse sin oxígeno cuando volvía de transportar bombonas de oxígeno comprimido a los atrapados. De hecho, según 'The Guardian', las bombas de extracción de agua fallaron poco después de concluir el operativo.
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¿Cómo han sido las primeras horas fuera?
Aunque el estado de salud de los menores y el entrenador es bueno, han permanecido ingresados en el hospital una semana antes de retomar sus vidas, aunque necesitarán "30 días para recuperarse en casa". Ahora, el mundo entero les ha recibido para felicitarles por su valentía.
Pérdida de peso
Los 13 han perdido "una media de 2kg" de peso y no muestran síntomas de estrés. Poco a poco van aceptando la comida sólida y duermen bien, sin necesidad de sedantes.
Lo más reclamado entre los supervivientes, carne y chocolate.
Riesgo de infecciones
Uno de los menores padece una neumonía leve, mientras que todos han sido vacunados contra la rabia y el tétanos. Alguno tiene también heridas o cortes, pero ninguno de gravedad. Deberán permanecer aislados porque su sistema inmune es débil.
Primeros contactos con la familia
Los familiares de los ocho primeros niños rescatados han podido ver a sus hijos este miércoles, aunque solo a través de un cristal y vestidos con trajes especiales para evitar cualquier riesgo de contagio.
Solidaridad mundial
La euforia por el "milagro" del rescate se ha extendido por todo el mundo, desde el colegio de los niños hasta a Rusia. La FIFA invitó a los chavales a la final del Mundial y Francia dedicó su pase a los famosos 'Jabalíes'.