Akademik Lomonosov: la central nuclear flotante
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Tecnología Por RTVE

Akademik Lomonosov: la central nuclear flotante

La central nuclear partió el 23 de agosto de 2019 de la ciudad rusa de Múrmansk hacia Pevek, donde llegará tras recorrer 4.700 kilómetros de costa ártica.
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¿Cómo es la central nuclear flotante?

La central nuclear rusa Akademik Lomonosov, la única central flotante en la actualidad y que acaba de iniciar su primera travesía, es un buque de más de 21.000 toneladas de acero, equipado con dos reactores nucleares KLT-40C de 35 megavatios de potencia cada uno. Es capaz de generar electricidad para más de 100.000 de personas y tiene 144 metros de eslora y 30 de manga. Pese a su peso, navega a una velocidad media de cuatro nudos, unos 7,4 km/h. 

Aunque es móvil, la central necesita de unas subestaciones de transformación y transporte de la energía que permanecen en tierra mientras la central está en puerto. De esta forma Rusia justifica que la central no funciona durante su trayecto, un extremo muy criticado por los ecologistas. 

Dispone de protectores anti olas de siete metros y cinco niveles de seguridad para evitar cualquier tipo de daño en los reactores, según sus creadores. En su travesía por el Ártico, cuenta con dos buques rompehielos para sortear los obstáculos.  Uno de los datos más sorprendentes es que la central es capaz de funcionar de forma ininterrumpida de tres a cinco años, sin la necesidad de repostar. Según las estimaciones de la empresa que ha construido la central, pasados doce años necesitará estrictos controles, aunque se espera que tenga una vida operativa de 40 años, con diez más prorrogables.

Su nombre es un homenaje al científico ruso del siglo XVIII Mijail Vasilievitch Lomonosov, quien fundó la Universidad de Moscú después de ser profesor en la Academia de Ciencias de San Petersburgo. También fue un importante filósofo, historiador, lingüista, poeta y dramaturgo.   

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¿Quién la ha creado y con qué misión?

La central nuclear flotante ha sido creada por la empresa rusa Rosatom, con el objetivo de enviar energía a aquellas regiones de difícil acceso. En concreto, Akademik Lomonosov inició su primera ruta en funcionamiento a finales de agosto de 2019 por el mar Ártico con destino Pevek, en la Siberia oriental, donde suministrará, a partir diciembre de 2019, energía eléctrica y térmica limpia a unos 50.000 habitantes de toda la región. El fin es sustituir a la central térmica de carbón de la ciudad y a una desgastada central nuclear, situada en Bilibino. De cumplirse esta misión, será la central nuclear más septentrional del mundo. Rusia pretende así reducir sus emisiones de CO2 en el Ártico.

La construcción de Akademik Lomonosov comenzó en 2006 en San Petersburgo. El traslado a Múrmansk, ciudad rusa del norte de la península de Kola, preocupó a los países costeros de los mares Báltico, Norte, Noruego y de Barents. En su recorrido, tripulaciones danesas, suecas y noruegas acompañaron a la central nuclear para comprobar sus medidas de seguridad. 

El coste total del proyecto asciende hasta los 420 millones de euros. Desde Múrmansk hasta Pevek recorrerá 4.700 km, con el objetivo incluido de establecer una nueva ruta de comercio euroasiática por el norte del país.

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¿Es segura?

Desde distintas asociaciones medioambientales critican el proyecto y cuestionan la fiabilidad de la empresa rusa. En abril de 2018, Greenpeace publicó un artículo en el que consideraba al Akademik Lomonosov un "Chernóbil sobre hielo". Tanto Jan Haverkamp, consultor experto en energía nuclear para Greenpeace Europa; como Rashid Alimov, responsable de la campaña nuclear en Greenpeace Rusia, alertaron del riesgo de una posible fuga nuclear en el mar Ártico, donde sus consecuencias serían mayores que en cualquier otro sitio del mundo. Desde la fundación Bellona, otra institución de referencia, apuntan a que un fuerte temporal o tsunami sería capaz de levantar el buque y arrojarlo a tierra, provocando un accidente de dimensiones descomunales. Ponen de ejemplo un impacto similar al tsunami de Japón en 2011. Alexandr Nikitin, ex-coronel procesado de la Marina rusa, aseguró poco antes de iniciarse la primera travesía a EFE que “una planta flotante siempre es más peligrosa que una terrestre. Además, la tecnología no es nueva, es soviética, con algunas modificaciones”.

Otro de los temores de los defensores del medio ambiente es que el verdadero objetivo ruso sea proveer de energía a una región rica de minerales y petróleo y así explotar el Ártico para sus intereses. Creen que ya es momento de dar paso a las energías renovables y olvidar las contaminantes y la peligrosa energía nuclear. En su trayecto hacia Pevek, estas organizaciones intentarán acompañar la central para asegurar que no cometen ningún delito medioambiental.

Escucha el reportaje del informativo 14 Horas, de Radio Nacional Española, donde abordan las consecuencias del 'encendido' de la polémica de la central.
                       

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¿Cómo se defienden los constructores de la central? 

En Rosatom alegan que ninguna de las asociaciones medioambientales ha consultado información sobre el proyecto y que sus denuncias se basan en conjeturas, puesto que no muestran evidencias. Además, defienden que tanto la construcción como el transporte de la Akademik Lomonosov han sido supervisados por reguladores independientes y que expertos y periodistas han visitado la central.

En su defensa, añaden que los dos reactores nucleares que transportan hacia Pevek son mucho más pequeños que los de Chernóbil y que los sistemas de funcionamiento son distintos y testados en rompehielos nucleares rusos.  Vladimir Irminku, uno de los ingenieros jefe del proyecto, coincide con los ecologistas en ser escéptico con las nuevas tecnologías, pero pide pruebas a la hora de criticar la empresa, aduciendo que las propias aguas del Ártico servirán para enfriar los reactores.

Otra idea que quieren rebatir a los defensores medioambientales es que, en esas regiones tan al norte de la Tierra, las bajas temperaturas, las pocas horas de sol y el escaso viento impiden emplear energías renovables, teniendo que elegir entre el carbón o la energía nuclear

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¿Es la primera central nuclear flotante del mundo?

La respuesta es no. En 1963, Estados Unidos comenzó a construir la estación nuclear MH-1A y lo hizo dentro del buque Sturgis. En 1967 lo transportaron al Canal de Panamá, donde proporcionó electricidad con una potencia de 10 megavatios entre 1968 y 1976. Cuando encontraron otra fuente de energía en la zona, decidieron dejar de utilizar a Sturgis, por sus altos costes de reparación. Su desmantelación se ha completado en marzo en 2019. 

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¿Van a construir más centrales flotantes?

Rosatom ya está trabajando en la construcción de nuevas estaciones nucleares flotantes. En concreto, pretenden optimizarlas, pasando del FPUs (Unidades de Energía Flotante) al OFPUs (Unidades de Energía Flotante Optimizadas), con dos reactores de 50 megavatios cada uno y siendo más pequeñas que la Akademik Lomonosov.

El afán por seguir desarrollando esta tecnología se debe al potencial de venta que según Rosatom  tendría en países y regiones insulares y otras con escasez de suministro de energía, como Indonesia, Filipinas, Sudán o distintos territorios de China.

Este objetivo de internacionalización de la empresa rusa es el que más preocupa a las organizaciones medioambientales como Bellona, donde cuestionan las medidas de seguridad y de radiación nuclear de países en los que no son tan elevadas y estrictas como en Rusia.