Desde distintas asociaciones medioambientales critican el proyecto y cuestionan la fiabilidad de la empresa rusa. En abril de 2018,
Greenpeace publicó un artículo en el que consideraba al Akademik Lomonosov un
"Chernóbil sobre
hielo". Tanto Jan Haverkamp, consultor experto en energía nuclear para Greenpeace Europa; como Rashid Alimov, responsable de la campaña nuclear en Greenpeace Rusia, alertaron del riesgo de
una posible fuga nuclear en el mar Ártico, donde sus consecuencias serían mayores que en cualquier otro sitio del mundo. Desde la fundación
Bellona, otra institución de referencia, apuntan a que un fuerte temporal o tsunami sería capaz de levantar el buque y arrojarlo a tierra, provocando un accidente de dimensiones descomunales. Ponen de ejemplo un impacto similar al tsunami de Japón en 2011.
Alexandr Nikitin, ex-coronel
procesado de la Marina rusa, aseguró poco antes de iniciarse la primera travesía a EFE que “una planta flotante siempre es más peligrosa que una terrestre. Además, la tecnología no es nueva, es soviética, con algunas modificaciones”.
Otro de los temores de los defensores del medio ambiente es que el verdadero objetivo ruso sea proveer de energía a una región rica de minerales y petróleo y así explotar el Ártico para sus intereses. Creen que ya es momento de dar paso a las energías renovables y olvidar las contaminantes y la peligrosa energía nuclear. En su trayecto hacia Pevek, estas organizaciones intentarán acompañar la central para asegurar que no cometen ningún delito medioambiental.
Escucha el reportaje del informativo
14 Horas, de Radio Nacional Española, donde abordan las consecuencias del 'encendido' de la polémica de la central.