Ciriaco Sanz García, guardia civil de 50 años y natural de la localidad burgalesa de Santa Inés, llevaba veintiocho años viviendo en Llodio (Álava), donde compartía cuartel con uno de sus cuatro hijos, también miembro de la Benemérita.
El mediodía del 5 de enero de 1979, al salir de su casa para cumplir su servicio, varios terroristas le tirotearon desde un coche y, pese a que tuvo tiempo de poner cuerpo a tierra, fue alcanzado en las piernas y resultó herido de gravedad. Ciriaco, inicialmente atendido por una de sus hijas, fue primero trasladado al ambulatorio y luego al Hospital de Cruces, en Barakaldo. Sin embargo, no pudo sobrevivir al shock hipovolémico de la hemorragia y murió de un ataque al corazón el 9 de enero.