María Ángeles Rey Martínez, burgalesa de 20 años, trabajaba de prácticas como administrativa en un taller de electricidad pero le había quedado una asignatura suspensa y decidió ir a Madrid para presentarse a los exámenes de septiembre. El día 13, María ángeles y algunas compañeras entraron en la cafetería Rolando, para comer. Mientras algunas se quedaban en la barra para pedir, ella se separó unos metros para coger mesa. Y entonces la bomba estalló, acabando con su vida. Fue cuestión de unos metros, los que le separaron de sus compañeras que sufrieron apenas unos rasguños y salvaron la vida.