Carlos García Fernández, de 55 años, nacido en Eibar (Guipúzcoa), casado y con cuatro hijos, estaba amenazado por colaborar con la Policía. La segunda vez que incendiaron su coche, Carlos decidió que había llegado el momento de deshacerse de su estanco y demás propiedades y trasladarse con su familia a la localidad riojana de Arnedo.
El 7 de octubre de 1980, mientras Carlos y su esposa ultimaban el traspaso del negocio tabacalero junto a la nueva propietaria, dos terroristas entraron en el inmueble y uno de ellos le disparó varias veces hasta matarle en el acto. Su mujer y la nueva responsable del negocio no pudieron hacer nada para salvarle.
Jesús María Retolaza Loidi fue condenado a 13 años de reclusión menor y Apolinar Bilbao Inzunza a 12 años y un día de prisión menor; además de indemnizar económicamente a los herederos de la víctima.