Francisco Francés, de 29 años, era natural de Sevilla. Estaba casado, tenía dos hijas pequeñas y pronto sería padre de otro hijo. Había sido trasladado al País Vasco apenas una semana antes del atentado y pertenecía a la XIX Compañía de la Reserva General de la Policía Nacional, con base en Granada.
El 9 de abril de 1918, hacia las 7:00 horas, dos coches patrulla pretendían hacer un control policial cuando sufrieron una emboscada en una de las carreteras de acceso al centro de Bilbao, cerca de la basílica de Begoña. Un comando de ETA, integrado al menos por cinco individuos, estaba a unos 60 metros de distancia en una localización que les permitía dominar la situación. Los agentes fueron tiroteados cuando aún no habían colocado las señales indicativas del control.
En el suelo quedaron heridos los agentes Francisco Francés, Antonio Muñoz y Antonio Prado, que fueron trasladados a la clínica de la Virgen Blanca. Francisco ingresó en estado agónico y falleció poco después.