Oswaldo José Rodríguez iba a cumplir 60 años y era natural de Rairiz (Lugo). Estaba viudo y tenía tres hijos. Retirado del Ejército con el grado de teniente desde hacía casi seis años, aún realizaba tareas administrativas en la delegación del Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS).
El 14 de abril de 1981, como cada mañana, Rodríguez se dirigía desde su casa al trabajo en la calle Urbieta, en el centro de San Sebastián. Entró en el edificio y subió a pie el primer piso. En las escaleras le esperaban varios miembros de ETA, que le dispararon causándole la muerte en el acto.
El miembro del Comando Donosti, Jesús María Zabarte Arregui, fue condenado a 29 años de reclusión mayor como culpable del asesinato. Ignacio Erro Zazu, a 29 años de reclusión mayor y Juan José Iradi Lizarazu, como cómplice del atentado, a 18 años de prisión menor. Además, Zabarte y Erro debían pagar una indemnización económica a la que respondería de forma subsidiaria Juan José Iradi Lizarazu en caso de no ser satisfecha por los dos primeros.