Juan Ramón Joya, guardia civil melillense de 26 años, casado y con dos hijos, murió ametrallado en el coche de su compañero, Francisco Vázquez Bolaños, cuando se encontraban parados en un semáforo el 12 de diciembre de 1982. Francisco, pese a que sobrevivió, no pudo seguir desempeñando su profesión por las lesiones sufridas.
Juan Antonio Rezola San Vicente fue condenado a 18 años y 1 día de reclusión menor por complicidad en el atentado. La sentencia también le obligaba a indemnizar a los herederos de Juan Ramón y a Francisco.