Rafael Gil Marín, de 30 años, natural de Valencia de las Torres (Badajoz), estaba casado y tenía tres hijos, dos niños y una niña. Estaba destinado en el cuartel de Zarautz desde el 31 de marzo, cuatro meses antes de ser asesinado por ETA.
El 31 de julio de 1983, los guardias civiles Rafael Gil Marín y Enrique Rúa Díaz fueron enviados desde el cuartel de Zarautz, en el que estaban destinados, al puerto de Getaria para vigilar dos embarcaciones que habían sido interceptadas en una operación contra el narcotráfico.
Rafael se encontraba dentro de un Seat 131 en el que los dos guardias habían viajado desde Zarautz. Su compañero se había puesto el bañador para darse un baño, cuando dos terroristas, miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas, se acercaron. Uno de ellos disparó a Enrique con una escopeta y el otro disparó con una pistola a Rafael dentro del coche. Ambos murieron en el acto.
Véase también Enrique Rúa Díaz.