Estanislao Galíndez Llano estaba casado, tenía siete hijas y un hijo de entre 11 y 18 años. Era natural de Lecamaña (Álava) y trabajaba en Correos desde 1946.
A las 8:45 del 26 de junio, Estanislao iba en bicicleta con su uniforme gris por la calle Mendico, en dirección a la estafeta de Correos para recoger las entregas del día. Al llegar a la altura de un colegio, un coche dio un giro brusco y se cruzó en su camino. Tres etarras, dos hombres y una mujer, bajaron del coche armados mientras Estanislao comenzó a gritar pidiendo auxilio. Los terroristas le dispararon dos veces en la cabeza y una en el corazón y provocaron que cayera al suelo junto a su bicicleta.
ETA justificó el asesinato de Galíndez en un comunicado enviado a los medios de comunicación en el que le acusaban de colaborar con la Guardia Civil.
La misma mañana se declaró luto oficial. Al día siguiente se hizo una misa funeral a la que asistieron casi todos los habitantes del pueblo. Sixto Galíndez, misionero en Filipinas, presenció el funeral de sus dos hermanos, Félix Galíndez Llano y Estanislao Galíndez Llano, asesinados por ETA en 1981 y en 1985. En el caso de Estanislao, el sacerdote llegó a administrarle la extrema unción mientras agonizaba en la cuneta donde murió.
El etarra Juan Carlos Arruti Azpitarte fue condenado a 35 años de prisión por el asesinato de Estanislao Galíndez, además de tener que indemnizar económicamente a los herederos.