El funcionario de prisiones, Ángel Jesús Mota Iglesias, de 31 años, estaba casado y tenía dos hijos. Era natural de Zamora, pero vivía en el País Vasco desde hacía 30 años. Estaba adscrito a la Administración de Instituciones Penitenciarias. Llevaba 11 años en la prisión de Martutene. Repartía la paga a los reclusos y entregaba las nóminas a sus compañeros, entre otras funciones.
El 13 de marzo de 1990, un terrorista asesinó a Ángel Jesús disparándole en presencia de su mujer y su hijo de 6 meses. Estaban en el barrio El Antiguo de San Sebastián. Mientras su esposa cerraba un negocio familiar, Ángel fue a su furgoneta con el bebé. En ese momento, un etarra se acercó y le disparó a bocajarro. El terrorista huyó del lugar en una motocicleta junto a otro etarra. Falleció en el hospital de la Cruz Roja de San Sebastián por las heridas de dos disparos en el cráneo y el cuello.
Durante las semanas posteriores al atentado, los funcionarios de varios centros penitenciarios de España hicieron manifestaciones, concentraciones y huelgas por la inseguridad de su trabajo y por la política antiterrorista.
Francisco Javier Balerdi Ibarguren fue condenado a 30 años de reclusión mayor por el asesinato, así como a indemnizar a sus herederos.