José Manuel Fernández Lozano, de 25 años, era natural de la localidad granadina de Alfacar. Estaba casado y tenía un hijo menor de un año. Trabajaba en la Guardia Civil desde hacía tres años y solo había tenido como destinos Alustante, en Guadalajara, y Oiartzun.
El 17 de agosto de 1992, sobre las 16:00 horas, los guardias civiles José Manuel Fernández Lozano y Juan Manuel Martínez Gil fueron asesinados por un etarra en el aparcamiento de un hipermercado de Oiartzun. Acababan de salir después de realizar unas compras. Ambos agentes se habían subido al coche, cuando un terrorista se acercó al vehículo y disparó nueve veces. Fernández falleció en el acto, mientras que Martínez fue ingresado en el hospital Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián, donde falleció poco después.