Pepe Viyuela es Sebastián Olmos en 'Olmos y Robles'
Sebastián Olmos es un Cabo Primero de la Guardia Civil destinado durante toda su vida en el cuartel de su pueblo, Ezcaray. Es un hombre rural que ha nacido por y para defender la ley y el orden. Tanto su preparación teórica como su motivación personal están fuera de toda duda, pero su personalidad lo convierte en un guardia civil... diferente.
Olmos es un ser extraño y peculiar. Su metodología a la hora de afrontar la resolución de delitos roza la más absoluta estupidez. Pero, asombrosamente, siempre termina funcionando. Olmos resuelve todos los delitos, y al igual que los grandes investigadores, su sistema es el de Prueba-Error.
Tenaz, intuitivo y sagaz
Agente tenaz, intuitivo, sagaz, Olmos destaca por ser imaginativo, observador... y torpe. Es un guardia civil entregado a su trabajo, que es el centro de su universo. Y La deducción es su vida.
Olmos es muy despistado. Tiene una gran capacidad de concentración durante las investigaciones, lo que le hace aislarse del mundo y parecer, en ocasiones, ajeno a las convecciones sociales.
Facilidad para los accidentes...
Tiene facilidad para los accidentes. En sus investigaciones siempre genera desastres. Si Olmos bosteza es capaz de provocar un tsunami en los Monegros.
Es un autodidacta y, como tal, le falta algo de práctica, pero actúa como si tuviera más experiencia que nadie. Sebastián Olmos es una enciclopedia desordenada con patas.
Su mente es un archivo de películas, series y libros policiacos y de misterio. Como lector y cinéfilo empedernido relaciona momentos de la investigación con secuencias o capítulos (muy reconocibles para la audiencia).
Adora a su familia y amigos. En especial a su abuela, Domi, con la que comparte confesiones y comilonas. Ella es su psicoanalista y, su mecedora, el diván en el que ser tratado.
El caos en persona
Durante las investigaciones Olmos mantiene activos los cinco sentidos. Cuando tiene delante una prueba, la observa, la palpa, la huele, la escucha y la lame. Anota todo en pos-it, papeles, fotos, dibujos, etc. Y lo pega en un ventanal grande del cuartelillo, con una persiana que se cierra por dentro.
En definitiva, Olmos es un hombre profundamente bueno, que no alberga rencor hacia los demás y, que hace lo que hace, con el objetivo de que se cumpla la ley.