La ultraderecha parte como favorita en la segunda vuelta de las presidenciales austríacas
- Norbert Hofer, del FPÖ ganó la primera vuelta en abril con un 35% de los votos
- Defensor de los valores nacionales, su discurso tiene tintes xenófobos
- Su contrincante este domingo es el ecologista Alexander Van der Bellen
Austria celebra este domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en las que no sólo se decide quién ocupará este cargo sino que se medirá el auge de los ultranacionalistas e incluso puede abrir la puerta a un cambio de Gobierno.
Tras ganar la primera vuelta el pasado 24 de abril, con el 35% de los votos, Norbert Hofer aparece como el candidato con más opciones para hacerse con la jefatura del Estado y confirmar el ascenso de su partido, el euroescéptico y ultranacionalista FPÖ.
Su contrincante es Alexander Van der Bellen, antiguo líder del partido ecologista Los Verdes, que en la primera vuelta fue segundo con el 21,3% de los votos.
Caída de la coalición del Gobierno
El inesperado triunfo de Hofer causó un terremoto político de tal magnitud que ha provocado la caída del hasta ahora canciller federal y líder socialdemócrata, Werner Faymann, que dimitió a principios de mes.
El Partido Socialdemócrata (SPÖ) y el Partido Popular (ÖVP), socios en la "gran coalición" de Gobierno, vieron como sus candidatos recibían un casi irrisorio 11% de votos en abril. Quedó confirmada así la caída en picado de popularidad de los dos grandes partidos que han dominado la política austríaca desde 1945.
Los socialdemócratas se han apresurado a buscar a un nuevo jefe de filas y canciller, Christian Kern, que es visto como un gestor moderno, alejado de la maquinaria del partido y con capacidad de unir los valores sociales con una política económica empresarial.
Un recambio para intentar frenar el malestar de gran parte de la población con los dos grandes partidos, su monopolio del poder y la incapacidad de poner en marcha grandes reformas.
La victoria de Hofer en la primera vuelta ha provocado una crisis de tal calibre en el SPÖ que este partido ya se está abriendo a la posibilidad de un pacto con el FPÖ, un tabú mientras Faymann estaba al frente.
Y eso pese a que Austria sigue siendo un país privilegiado en lo que a calidad de vida y economía se refiere, con una tasa de paro por debajo del 6% y la cuarta renta per capita más alta de la Unión Europea (UE).
El FPÖ, en defensa de los valores nacionales
Las últimas encuestas dan a Hofer entre el 49 y el 57% de los votos, frente a la horquilla de 43-51 que recibe Van der Bellen. El candidato derechista ha advertido que, de ser jefe del Estado, no se limitará a las funciones protocolarias y de representación.
Ha prometido que vigilará la labor del Gobierno, le exigirá resultados concretos y que incluso lo cesará si no cumple con lo que él define como las "necesidades del austríaco medio".
El candidato nacionalista vende una imagen moderada, de defensor de las clases medias y bajas, y de los valores nacionales frente a la amenaza de la globalización, de lo extranjero y del supuesto dictado de Bruselas y de las grandes corporaciones.
Un mensaje que convence a muchos votantes, a quienes no parece pesarles los gestos xenófobos, la relativización del pasado nazi de Austria y el discurso nacionalista pangermánico de esta formación, que se denomina así mismo el partido "social-patriótico".
Sus principales graneros electorales son los trabajadores y los jóvenes. Ante este panorama sociopolítico, Van der Bellen tiene más limitado sus apoyos.
Son sobre todo los votantes ecologistas, buena parte de los socialdemócratas y aquellos conservadores que ven con temor la llegada de un partido como el FPÖ al poder.
Su discurso cargado de ironía, frente a la claridad y simpleza de Hofer, y su condición de intelectual de izquierdas, abierto a la llegada de refugiados y partidario del matrimonio homosexual, hace que muchos votantes de derechas y centro prefieran no votar o incluso apoyar a un derechista declarado como Hofer.
En todo caso, Van der Bellen ha tirado mucho del daño que un presidente como Hofer haría a la imagen de Austria en el exterior. "No quisiera que Austria sea el primer país del Occidente europeo que tenga en su cúspide un populista de derecha y nacionalista alemán (...)" ha advertido.
Antecedentes en el Gobierno
Llegado al extremo de celebrarse elecciones generales anticipadas -no están previstas hasta 2018- la victoria del FPÖ parece casi segura, según las encuestas que le otorgan al menos un 30%.
No sería la primera vez que el FPÖ toca el poder en Austria, ya que entre los años 2000 y 2007 (dos legislaturas) los derechistas gobernaron junto con el ÖVP.
Su entrada en el Gobierno incluso provocó sanciones diplomáticas contra Austria de parte de los demás socios de la UE.
El entonces líder del FPÖ, el ya fallecido Jörg Haider, gobernó durante años en la región de Carintia y durante su mandato se larvó el escándalo del Hypo Alpe Adria, un banco público que se usó para operaciones especulativas y que ha dejado un agujero de unos 17.000 millones de euros en las finanzas públicas.