'Brexit' y la UE, peligro de derrumbe
- Reino Unido no es un pilar de la UE pero su salida podría desestabilizarla
- Puede animar a otros socios a seguir su camino y acabar disolviendo la UE
- La población europea, en cambio, no está tan alarmada, según un sondeo
- El 45% de los europeos cree que la UE seguirá igual sin el Reino Unido
El Reino Unido no es exactamente un pilar de la Unión Europea. Participa a medias y sin entusiasmo. Pero su salida podría desestabilizar la UE, animar otros a seguir su camino y acabar disolviéndola. Es el pronóstico sombrío de autoridades y analistas continentales.
La población europea no parece tan alarmada: el 45% cree que la UE seguirá igual y un 10%, espera incluso que vaya mejor, según el sondeo publicado este lunes por Bertelsmann y titulado con el popular eslogan británico durante los bombardeos nazis: “Mantén la calma y sigue adelante” (Keep calm and carry on).
El ánimo entre las élites políticas y académicas es otro. Entre los profetas del desastre: el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz; el ministro de Exteriores alemán; Frank Walter Steinmeier; el ex jefe de la diplomacia europea Javier Solana; la de la diplomática estadounidense Madeleine Albright. Todos temen que el Brexit sea el principio del fin de la Unión.
La plusmarca la tiene el presidente en ejercicio del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien dice temer el “fin de la civilización política occidental”. A su lado, el Gobierno británico parece optimista al pronosticar solo “una década de incertidumbre”.
La posibilidad de ruptura
¿Exageraciones para espolear a los indecisos? Probablemente. Pero fuera de la escena política, algunos académicos comparten la visión. La UE, creen, camina sonámbula hacia la ruptura -como en el ya célebre libro del británico Christopher Clark sobre la I Guerra Mundial - y temen que el referéndum británico sea, salvando las distancias, su particular asesinato en Sarajevo.
Dos casos extremos. En Berlín, la politóloga Ulrike Guerot lleva años pidiendo la refundación de la UE y su conversión en una genuina República Europea. Desde Berkeley, el historiador estadounidense John R. Gillingham es un veterano euroescéptico, partidario de rebajar la Unión a un simple mercado común. Desde posiciones antagónicas, ambos creen que Europa entera se la juega en el referéndum británico. Sobre todo si ganan los partidarios del Brexit.
“En términos prácticos, la situación no cambiará drásticamente. El tren Eurostar seguirá probablemente atravesando el Canal de la Mancha”, bromea la alemana Guerot, entrevistada por RNE.
Debilidad institucional
“Pero la salida del Reino Unido tendría un simbolismo político profundo y negativo. Convertiría la pertenencia a la UE en algo relativo, no permanente, a lo que puedes decir sí o no según convenga. Otros seguirían el mismo camino: los checos; quizá los daneses; los húngaros; quién sabe si los franceses. Un cataclismo”, apunta Guerot, sin perder la sonrisa.
No es pura conjetura. En Holanda, el líder del xenófobo Partido por la Libertad, Gert Wilders, ya reclama su propio referéndum sobre el Nexit (Netherlands+exit). En Francia, Marine Le Pen, lidera los sondeos clamando por una “primavera patriótica” que traiga de vuelta la Europa de las naciones. El mandatario checo, Bohuslav Sobotka, europeísta, admite que la salida del Reino Unido llevará a su país a plantearse qué hacer.
“Llevo tiempo diciendo, a menudo en solitario, que la UE está en un declive irreversible”, apunta –también a RNE- el historiador John R. Gillingham, autor de un libro de título poco ambiguo: La UE, Un Obituario (Verso 2016). Su tesis: la Unión está en un punto crítico. No por culpa de los díscolos británicos. Sino por su propia incapacidad para resolver los problemas que le atenazan.
“Es cada vez más evidente. Solo hay que mirar la crisis del euro, o la crisis migratoria, que ha averiado la libre circulación”, señala. “¿Qué ocurrirá exactamente tras el referéndum? Sólo un loco intentaría predecirlo. Pero seguro que habrá más crisis”. “Es la propia incapacidad de la UE la que alimenta el regreso del hipernacionalismo en Europa”, sentencia.
Falta de reflejos
Regreso a Berlín, donde Guerot comparte en parte las críticas del Gillingham. Pero no cree que la solución sea desmantelar la Unión. Sino hacerla más democrática. “Hemos empleado un tiempo enorme en construir un proyecto de paz. Ha funcionado con tres generaciones. Precisamente por eso nos hemos olvidado de lo que pasa cuando un sistema se viene abajo”, alerta.
¿Y qué prevén hacer los líderes europeos para impedirlo? La respuesta, no es muy alentadora. Si gana el Brexit, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra entrarán en escena con un plan para evitar pánicos bancarios. Pero sobre el fondo, no hay consenso.
El presidente francés, François Hollande, ha jugado con la idea de dar un salto en la integración europea para demostrar que el proyecto sigue más unido aún sin el Reino Unido. Pero la canciller alemana no ha respaldado la idea. Angela Merkel cree poco prudente responder al auge del euroescepticismo con más Europa. Y a un año de las elecciones en Alemania y en Francia defiende que lo más urgente, será esperar.