La valentía de Eros Poli tuvo premio tras el Mont Ventoux
- El esprtinter italiano se impuso tras subir el Mont Ventoux en el Tour del 94
- El próximo jueves, la Grande Boucle regresa de nuevo al coloso francés
- La 103ª edición afronta su primer día de descanso con Froome de amarillo
- Tour de Francia en directo, 2-24 de julio en TDP, La 1, RNE Y RTVE.es
El pasado lunes, cuando vimos al francés Armindo Fonseca escaparse del pelotón en solitario desde el kilómetro uno y aguantar escapado cerca de 230 kilómetros nos vinieron a la memoria esas hazañas que se han vivido en el ciclismo y en el Tour de Francia similares y que acabaron con la gloria para el valiente. [Tour de Francia en directo
Si a esta estampa le sumamos que finalmente esta tercera etapa se la acabó llevando Mark Cavendish, sumando así su segundo triunfo en tres días y constatando el resurgimiento del velocista británico. Los recuerdos se afinan un poco más: escapada, triunfo de un esprinter…
La tercera señal nos llega esta semana en forma de coloso. El Tour de Francia visita el jueves, en la etapa 14 de esta 103ª edición, el mítico Mont Ventoux, ya solo nos queda una imagen en la mente: Eros Poli y su gesta en el Tour de 1994.
De lanzador de Cipollini a escalador por un día
El bueno de Poli era un gigantón italiano de 1,96 metros de estatura que había conseguido sus mayores glorias ciclistas en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 al colgarse la medalla de oro en la contrarreloj por equipos (medalla que también ganaría en la misma disciplina durante los Mundiales de Villach 1987).
Su capacidad para rodar en grupo a alta velocidad le había granjeado un puesto privilegiado en el legendario treno que el ya extinto equipo italiano Mercatone Uno preparaba cada etapa para que su hombre más rápido, Mario Cipollini, fuera el dominador de las volattas durante la década de los noventa.
El 'Rey León' italiano solía cosechar cada temporada victorias primero en la Vuelta, luego en el Giro y después en el Tour pero en el año 1994 sufrió una grave caída en Salamanca por lo que se perdería posteriormente la ronda italiana y la francesa. Este imprevisto hizo que los componentes del Mercatone Uno tuvieran libertad para buscar las escapadas o, claro está, tratar de ganar en algún esprint.
Los organizadores del Tour habían diseñado una etapa clave para la 15ª jornada. Después de un terreno llano habría que ascender el temido Mont Ventoux. Ese puerto en el que Tom Simpson había muerto colapsado en el Tour de 1967 o en el que Eddy Merckx cayó desfallecido en 1970 tras ascenderlo. Pero la meta no estaría en la cima sino que habría que descenderlo y recorrer más de treinta kilómetros hasta la meta situada en Carpentras.
Indurain, dueño y señor de la carrera francesa
En la general a Miguel Indurain solo se atrevían a inquietarle en la montaña los franceses Virenque y Leblanc, y el italiano Pantani. Ese día, de camino a los Alpes, imperaba el respeto al navarro y eso jugó a favor de Poli.
A 110 kilómetros de la cima del coloso atacó Eros Poli, en el kilómetro 60 de la etapa, atacó Poli. Ni a la realización francesa le dio tiempo a filmar su ataque en el pelotón. Gracias a su buen rodar, llegó a adelantarse 25 minutos sobre el gran grupo y acabó por plantarse en las primeras rampas con poco más de 22 minutos de ventaja.
"Calculé los minutos de ventaja que necesitaba para mantener las opciones. Mi esperanza se basaba en que yo conocía más o menos las cadencias y los ritmos con los que iba a subir el grupo de los favoritos, para tener controlado el fuera de control. Sabía muy bien cuánto tiempo podía perder por kilómetro", recordaría después el propio Poli.
“Sentía que esto era muy superior a mis fuerzas“
"Los primeros cuatro kilómetros del Ventoux subes a velocidad constante, la pendiente es de solamente el 4 %, pero cualquiera que conozca el Ventoux, sabe que el infierno comienza detrás de la curva a la izquierda de Saint- Esteve, en el comienzo del bosque. El dolor de mis extremidades, mi cuello, mis brazos y mi espalda iban acompañados del miedo: Sentía que esto era muy superior a mis fuerzas. Nunca olvidaré de ese momento porque era la primera vez en mi carrera profesional que en mi cuentakilómetros la velocidad era de tan solo un dígito", añadió.
Mientras el italiano que encabezaba la etapa vivía los peores momentos de su existencia —“estoy muerto, no puedo más”, se decía a sí mismo—, por detrás atacaba su compatriota Marco ‘El Pirata’ Pantani, el mejor escalador del mundo por aquella época. El ataque de Pantani destrozó la armonía que mantenía el Banesto y su ritmo fue recortando la ventaja de Poli a pasos agigantados.
La imagen para el recuerdo sería la del gigantón subiendo haciendo eses, luchando contra el viento que azota en las alturas del Mont Ventoux y echándose por encima todas las botellas de agua que le ofrecían.
“Temí caerme o resbalarme por las eses que hacía“
"Después de 3 o 4 kilómetros del sufrimiento más grande de mi vida en los que temí caerme o resbalarme por las eses que hacía, recuperé la respiración y encontré una cadencia de pedaleo óptima. Era mágico escuchar a la gente gritarme y casi pedalear por mí. El público no se creía que yo fuera en cabeza pero sin embargo me aplaudió y animó como nunca nadie más lo haría en mi carrera", explicó.
Las diferencias eran mayúsculas cuando cambiaban la imagen, el pedaleo de Pantani era ágil y ligero en contraposición con los chepazos de Eros. Por detrás Indurain, con otro estilo, también escalaba a un ritmo endiablado.
Acabaría coronando la cima con cuatro minutos y medio de ventaja pero esa diferencia era suficiente, en el descenso y en el llano no iban a poder con él.
A Carpentras llegaría llorando después de seis horas y media sobre la bicileta y 171 kilómetros como tetè de la course. Saludó a todos los aficionados y, por fin, levantó los brazos y gritó "victoria".
Ese fue el gran día de Eros Poli, en el mejor escenario posible. Un puerto en el que ahora aspiran a exhibirse los grandes capos de la 103ª edición. Froome ya sabe lo que es hacer eso.