El Acuerdo de París entra en vigor tras su aprobación en un tiempo récord
- España, por la ausencia de Gobierno durante un año, aún no lo ha ratificado
- Sí lo han hecho 93 países y la UE, que agrupan el 66% de las emisiones
- Repasamos las claves de este acuerdo que fue suscrito en diciembre de 2015
El primer tratado universal de lucha contra el cambio climático, conocido como Acuerdo de París, entra en vigor este viernes con un tiempo récord de apenas once meses después de que fuera adoptado en diciembre del año pasado en la capital francesa por 195 países y la UE, y sin que España figure en la lista de Estados que lo han ratificado, debido a la ausencia de Gobierno que se ha prolongado durante casi un año.
Un total de 93 países y la UE han ratificado hasta ahora el Acuerdo de París, entre los que están 11 Estados de la Unión Europea: Alemania, Austria, Dinamarca, Eslovaquia, Francia, Grecia, Hungría, Malta, Polonia, Portugal y Suecia. Todas las naciones que ya han ratificado el Acuerdo aglutinan el 65,99% de las emisiones globales de efecto invernadero. Las mayores tasas corresponden a China (20,09%), Estados Unidos (17,89%), India (4,10%), Alemania (2,56%), Brasil (2,48%), México (1,70%), Indonesia (1,49%), Sudáfrica (1,46%) y Ucrania (1,04%).
Repasamos las claves de este acuerdo que fue suscrito en diciembre de 2015 en la capital francesa:
¿Cuál es el objetivo del Acuerdo de París?
Por primera vez, la casi totalidad de los países del mundo se han fijado un marco legal, que además es revisable, para ir de la mano en la reducción de gases de efecto invernadero, y así evitar un calentamiento global de consecuencias muy graves.
El acuerdo se asienta en dos pilares fundamentales:
1. Fija un límite a las emisiones de estos gases contaminantes, especialmente al dióxido de carbono (CO2).
2. Establece un sistema de financiación para que los países menos desarrollados puedan adaptarse a los efectos del cambio climático (se da respuesta así a otro concepto fundamental: el de “justicia climática”). La cantidad destinada a este apartado será de 100.000 millones de dólares anuales desde 2020 hasta 2025, año en el que los países desarrollados tendrán que establecer un nuevo sistema de financiación.
¿Qué cifras se barajan?
El Acuerdo tiene como meta prioritaria que la temperatura media del planeta en 2100 no supere los 2ºC con respecto a los niveles preindustriales; aunque matiza que los esfuerzos deben encaminarse hacia un incremento medio menor: 1,5 ºC.
De acuerdo con las estimaciones actuales, si se continúa con la tendencia actual, el incremento de la temperatura media para 2100 estará entre 2,7ºC y 3,5ºC, muy lejos del objetivo.
¿Cómo se propone lograrlo?
El acuerdo prevé las llamadas “contribuciones nacionales”, que son los planes de reducción voluntarios presentados ya por la mayor parte de los países. Cada cinco años, los países deberán revisar sus contribuciones, con la idea de ir renovándolas siempre al alza para lograr el objetivo de que el incremento de la temperatura media se sitúe entre 1,5ºC y 2ºC.
Se efectuará un seguimiento de estos programas de reducción de emisiones llevados a cabo por cada país. Las naciones se separarán en tres grupos, de mayor a menor exigencia: países desarrollados, emergentes y subdesarrollados.
En 2030 está previsto que finalicen los planes nacionales de reducción de emisiones propuestos en París. Y, si todo sale según lo previsto, en 2050 el mundo debería alcanzar el "equilibrio". Seguiría habiendo emisiones de gases de efecto invernadero, pero también habría suficientes sumideros como para neutralizarlos (en este sentido, el Acuerdo de París reconoce el papel fundamental de bosques y selvas, y su necesidad de protegerlos).
Vinculación legal
El Acuerdo de París es legalmente vinculante. Pero lo que no serán vinculantes son los objetivos de reducción de emisiones de cada país. Se hizo así para contar con el apoyo de las naciones más contaminantes, como China, Estados Unidos y, en menor medida, India. Con lo que se ha evitado el riesgo de que queden fuera, como ocurrió con Estados Unidos y la ratificación del Protocolo de Kioto. Pero también se ha confiado uno de los aspectos más significativos del texto a la voluntad y disposición de los gobiernos.