Carta de Anne, repostera en Marango's

Querida Tía Amy:

Siento haber estado tan alejada de vosotros últimamente. Sé que han pasado unos cuántos años de todo aquello... No he tenido el valor de escribiros hasta ahora.

Las cosas empiezan a irme muy bien. Llevo cuatro años empleada en un gran restaurante del centro de la ciudad. Ya ves, todas esas horas compartidas entorno a la cocina de carbón, yo embobada, viendo como hacías magia con tus manos, y esos olores... Todo formará parte de mí para siempre. Y ahora yo soy la que trabaja en una cocina!!! Vivo en una pensión no muy lejos del trabajo, lo único malo es que comparto baño y ya sabes que no puedo salir a la calle sin el peinado perfecto y los labios rojos, en eso no he cambiado, créeme.

He empezado a ahorrar para poder tener mi propio apartamento algún día. Es una obsesión para mí. Tener mi propio hogar de nuevo!!!

Cada día os recuerdo... sois mi familia, no me he desprendido del anillo, lo beso cada noche al acostarme... No he vuelto a interesarme por otro hombre. Sè que preferirías que yo hubiera rehecho mi vida en ese sentido, no puedo, aún no, cuando se ama así... Lo siento, sé que para ti tampoco hay consuelo, perdóname.

Te envío la foto que siempre quisiste tener,

[foto de un joven en uniforme militar]

es mi regalo de Navidad.

Me encantaría poder haceros una visita ahora que se acercan las Navidades. Y que me enseñaras la receta secreta de tu delicioso pudding, quién sabe, podría formar parte de la carta del restaurante “ pudding de la tía Amy”, sé que sería todo un éxito.

Os echo muchísimo de menos, os rezo en mis oraciones, cada día de mi vida.

Con todo mi afecto,

Anne