Donald Trump gana las elecciones en Estados Unidos
- El republicano gana las elecciones gracias a estados clave como Florida
- Trump se impone a Hillary con un discurso populista, nacionalista y xenófobo
- La clase blanca obrera da la espalda a los demócratas con un voto antiélites
- Clinton no ha conseguido movilizar lo suficiente a las minorías ni a las mujeres
- Los mercados reaccionan a la victoria de Trump con grandes pérdidas
- Sigue en directo los resultados de las elecciones en EE.UU.
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Donald Trump es el ganador de las elecciones en EE.UU. Contra el pronóstico de las encuestas, que una vez más se han vuelto a equivocar, el candidato republicano ha derrotado a Hillary Clinton y su insólita victoria desencadena un terremoto político sin precedentes en la primera potencia mundial durante los próximos cuatro años.
El magnate inmobiliario, que no tiene experiencia política ni ha ocupado nunca un cargo público, será el 45º presidente de EE.UU. Trump ha conseguido superar los 270 votos electorales necesarios para llegar a la Casa Blanca al ganar en los cuatro estados decisivos Ohio, Carolina del Norte, Florida y Pensilvania. Un éxito incontestable recibido con recelo por los líderes internacionales y pánico en los mercados.
Con 279 votos electorales frente a los 218 de su rival, Trump logra la presidencia pese a que Hillary Clinton le ha superado en votos populares por dos décimas y 220.000 sufragios.
Un 'antisistema' en la Casa Blanca
El millonario, que se ha definido como un outsider, un intruso metido en política para enfrentarse a las élites, ha convencido a más de 50 millones de estadounidenses con un discurso populista, nacionalista y xenófobo. El candidato antisistema, aunque haya formado un imperio beneficiándose de él, ha sintonizado, sobre todo, con la clase obrera blanca que se siente la gran perdedora de la crisis económica y mira al futuro con menos optimismo que las minorías.
El discurso emocional ha vencido al racional. Y la promesa de "hacer a América grande de nuevo" ha derrotado a la experiencia política de Hillary Clinton. La exsecretaria de Estado no ha conseguido movilizar el voto hispano ni femenino como lo hizo Barack Obama.
"Prometo ser el presidente de todos los estadounidenses" y "recuperar el sueño americano", ha declarado Trump al proclamarse ganador de las elecciones más atípicas de la historia del país.
Entre vítores y aplausos, Trump ha moderado su discurso con un poco disimulado triunfalismo. La alegría en el hotel Hilton, convertido en cuartel general del presidente electo en Manhattan, han contrastado con la desilusión y las lágrimas en el Javits center, donde se han congregado los simpatizantes de la candidata demócrata. Hillary Clinton ni siquiera ha comparecido para reconocer su derrota. Se ha limitado a llamar a Trump por teléfono para felicitarle y su jefe de campaña pidió a sus seguidores marcharse a casa.
El voto obrero de Ohio y Carolina del Norte
Desde el principio de la noche Trump ha ido en cabeza en el recuento de votos. Tras hacerse con feudos tradicionales republicanos en el este y el Medio Oeste, como Texas o Arkansas, la victoria en Carolina del Norte, Ohio y Florida le han servido en bandeja la Presidencia.
Carolina del Norte era un estado clave con 15 votos electorales. La importante comunidad afroamericana que apoyó a Barack Obama en 2008 no se ha movilizado esta vez para votar a Clinton y ha regresado a su tradicional voto republicano.
La victoria en Ohio en torno a las 04.30 de la madrugada complicó aún más el escenario para los demócratas. Desde 1964 ningún candidato ha llegado a la Casa Blanca sin ganar en este estado. Se esperaba que Trump venciera aquí aupado por los blancos de clase obrera de las zonas rurales y la región de los Apalaches, entre los que ya arrasó en las primarias, pese a que Barack Obama se adjudicó el estado las dos últimas elecciones gracias al voto urbano y afroamericano.
Florida y Pensilvania hacen añicos el sueño demócrata
La alegría para los republicanos y el mazazo para los demócratas ha llegado con el escrutinio de Florida. La llamada 'joya de la corona', con 29 votos, es el estado oscilante (o 'swing state') más codiciado. Aquí concentraron ambos candidatos sus mítines en la etapa final de la campaña.
Los sondeos pronosticaban un batalla reñida, pero Trump ha vencido por unos 134.000 votos, el doble de los conseguidos por Obama ante Mit Romney en 2012. Los comentarios racistas del millonario no le han pasado factura en el estado que cuenta con la comunidad latina más importante de Estados Unidos y ha recuperado para los republicanos un feudo que sólo han perdido en tres ocasiones en los últimos 30 años: en 1996, con la reelección de Bill Clinton, y en las dos legislaturas de Obama. Los analistas apuntan al voto cubano -mayoritariamente contrario a la normalización de relaciones con La Habana- y, sobre todo, al de los jubilados como fundamentales para la victoria del magnate.
Y ya, en torno a las 7.00 de la mañana, Pensilvania, con 20 votos electorales, ha sido el último estado decisivo en decantarse por Trump -el primer republicano en ganar en este estado desde George H. W. Bush en 1988- haciendo añicos definitivamente los sueños demócratas de convertir a Hillary Clinton en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos.
Los republicanos mantienen el control en el Congreso
Trump jurará el cargo el próximo 20 de enero y lo hace, además, reeditando la histórica victoria de Obama en 2008, que consiguió no sólo la Casa Blanca sino también el control del Congreso, el poder Legislativo.
Los republicanos han mantenido en estas elecciones el control de ambas cámaras -Senado y Cámara de Representantes- por lo que tendrán las manos libres para llevar a cabo su programa político. no sólo eso, el Congreso también tiene el poder de nombrar a los del jueces del Tribunal Supremo, que deciden sobre temas tan controvertidos en EE.UU. como el derecho al aborto o a usar armas.
Basta con mirar el plan anunciado por Trump durante la campaña para sus primeros cien días de gobierno para prever el seísmo: derogar la reforma sanitaria impulsada por el presidente Obama que ha dado cobertura médica a veinte millones de estadounidenses, iniciar la deportación masiva de inmigrantes en situación irregular y financiar la construcción de un muro con México, renegociar el acuerdo de libre comercio de América del Norte, retirar a Estados Unidos del acuerdo Comercial Transpacífico, y suspender el programa de lucha contra el cambio climático de la ONU.
Nacionalismo político, proteccionismo económico y aislacionismo militar. Un giro de 180 grados en política doméstica y exterior de consecuencias imprevisibles. Y esto sólo acaba de empezar.