Los italianos votan por primera vez con un sistema electoral que perjudica al Movimiento Cinco Estrellas
- Berlusconi y Renzi pactaron el nuevo sistema en octubre pasado
- Todo depende de cómo aguante el M5S en las circunscripciones uninominales
- El Partido Democrático podría perder más votos de los que esperaba con el nuevo sistema
Los italianos estrenarán el próximo domingo en las elecciones legislativas un nuevo sistema electoral pensado para dificultar el ascenso al Movimiento Cinco Estrellas (M5S), pero cuyos resultados finales podrían estar lejos de cumplir las expectativas de sus promotores: Matteo Renzi y Silvio Berlusconi.
Con el nuevo sistema, denominado "Rosatellum bis", el 36 % de los escaños de la Cámara de los Diputados y del Senado serán asignados con un sistema mayoritario basado en circunscripciones uninominales y el 64% de forma proporcional.
Para una mayoría estable de gobierno es necesario sumar el 40% de los votos, lo que favorece la formación de coaliciones y alianzas. Forza Italia se presenta junto a la Liga Norte y los Hermanos de Italia mientras el Partido Democrático (PD) concurre junto a Más Europa, de Emma Bonino, y otras formaciones menores. Las listas que no lleguen al 3% pero superen el 1% podrán sumar sus votos a una de las coaliciones.
En teoría, la circunscripción uninominal perjudica a un partido como M5S, con escasa implantación territorial y que además ha hecho gala de no pactar con ninguna formación que represente a la clase política italiana.
Resultado incierto
Renzi y su partido, el Democrático (PD), sacaron adelante la reforma en octubre pasado con los votos de sus socios de Alianza Popular y el consenso de los opositores Forza Italia (FI) de Berlusconi y la ultraderechista Liga Norte (LN). El M5S se opuso.
"La ley electoral beneficia a las coaliciones de centroizquierda y centroderecha - explica a RTVE.es Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano (RIE) - fue un pacto de Berlusconi con Renzi contra el M5S".
“La ley electoral fue un pacto de Berlusconi y Renzi contra el Movimiento Cinco Estrellas“
"El sistema estaba pensado para volver al escenario clásico de la política italiana, de partidos fuertes, algunos más fuertes incluso que el propio Estado", afirma por su parte Carme Colomina, investigadora asociada del CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs).
Pero la situación ha cambiado desde octubre y los expertos en política europea e italiana consultados por RTVE.es coinciden en que, con un tercio de indecisos según las encuestas, el resultado final es muy incierto.
Steven Forti, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), cree que Renzi ha jugado mal sus cartas y que el PD puede perder más votos de los que esperaba. "En el sur de Italia, donde M5S es fuerte, es donde se juega la verdadera batalla. Habrá que ver si el Movimiento se mantiene en las votaciones uninominales", explica a RTVE.es.
“En el sur de Italia, donde M5S es fuerte, es donde se juega la verdadera batalla“
Según Forti, Renzi obtendrá al menos una clara ventaja del "Rosatellum bis": un grupo parlamentario más disciplinado. "A los candidatos los nombra el partido. Así se asegura que el grupo parlamentario le sea fiel, ha quitado espacio a la oposición interna", subraya el profesor de la UAB.
¿Una Gran Coalición a la italiana?
Si las cosas funcionan tal y como esperaban Renzi y Berlusconi, será el llamado centroderecha, según los sondeos, quien pueda llegar al 40% y gobernar.
En caso contrario, Ignacio Molina no descarta que el entendimiento de octubre pasado entre ambos líderes se repita una vez conocidos los resultados. "Electoralmente, les conviene a cada uno ir por separado, pero una vez que pasen las elecciones tal vez pueda haber una coalición entre ambos, más proeuropea", considera el investigador del RIE. Los medios italianos apuntan ya a que el actual primer ministro, Paolo Gentiloni, podría presidir este gobierno.
Tal alianza es poco probable para Steven Forti: suscitaría la oposición frontal del ala izquierda del PD, que podría romperse, e impediría la formación de un gobierno con apoyo parlamentario estable. La reforma electoral no conseguiría entonces su principal objetivo: garantizar la estabilidad y la alternancia de gobierno en Italia cerrando el paso a los "movimentistas".