Tourmalet, Angliru y Ézaro; tres iconos ciclistas para la Vuelta de los cuatro países

De Utrecht a País Vasco y Pirineos en la primera semana

En la primera semana, una vez terminadas las tres llanas etapas holandesas, se regresa a la península para subir un clásico como Arrate y descubrir la Laguna Negra soriana.

A finales de esa primera semana se llegará a los Pirineos y el domingo 23 aparece marcado en rojo en el calendario debido a una etapa muy del estilo Tour de Francia.

Los colosos asturianos, en la segunda semana

Para la segunda semana se escalará por primera vez en la Vuelta la cima riojana de Moncalvillo (8 kilómetros al 9% de desnivel medio) y se llegará a Asturias, lo que es sinónimo de guerra sin cuartel.

El sábado 29 de agosto aguardan La Campa (3ª categoría), La Cobertoria (1ª), San Lorenzo (1ª) y La Farrapona (1ª). El domingo, sin tiempo de digerir, La Mozqueta (2ª) y El Angliru (Categoría Especial).

Cronoescalada y final en La Covatilla para acabar de sentenciar

Al 'matahombres' asturiano le seguirá la tercera jornada de descanso, que servirá para recuperar fuerzas antes de los esfuerzos definitivos. El primero de ellos, el martes 1 de septiembre, la contrarreloj con final en el temible mirador de Ézaro, la única individual de la 75ª edición.

Será la segunda etapa contra el crono tras el prólogo por equipos de Utrecht (23,7 km.). Partirá de la localidad gallega de Muros y finalizará en las temibles rampas del casi 30% que llegan al mirador de Ézaro tras 31 kilómetros. Es probable que sea determinante la estrategia y los cambios de bicicletas.

De Galicia se irá la carrera a Portugal, donde no se rodaba desde 1997. Meta en Oporto y salida en Viseu camino de Ciudad Rodrigo, pasando por el pico más alto del país: el Alto da Torre del Parque Natural Serra da Estrela (1993 metros de altitud).

Ya en tierras salmantinas se acabará por decidir la carrera en la penúltima jornada, con final en La Covatilla (Categoría Especial) la víspera del paseo triunfal por las calles de Madrid.

Fiel al sello de identidad que ha venido esculpiendo en los últimos años, la Vuelta ofrece un recorrido que predispone el espectáculo cada día y busca mantener enganchado al aficionado hasta el último kilómetro de la última jornada.