'Historia de un matrimonio': el cuento romántico del divorcio
- La película de Noah Baumbach aspira a seis Oscar, impulsada por sus grandes interpretaciones
Recibida como la película generacional del divorcio a los treinta y tantos, Historias de un matrimonio, de Noah Baumbach, aspira a seis estatuillas en los próximos Oscar: mejor película, mejor guion original, mejor banda sonora (Randy Newman), actriz secundaria (Laura Dern), mejor actor (Adam Driver) y mejor actriz (Scarlett Johansson).
Charlie (Driver) y Nicole (Johansson ) fueron la clásica pareja perfecta, hijo incluido, que dejó de comunicarse. Cada uno formó su propio relato de la relación en la que se sentía injustamente tratado por el otro. Una acontecimiento común (salvo porque ella es actriz y él director teatral, pero esto importa poco) tamizado con cierto encanto por Baumbach, en una película de destellos brillantes y tonos contradictorios en la que se impone el encanto de la ligereza afrancesada del cineasta neoyorquino.
Historia de un matrimonio no es una narración que busque equidistancia, ni el crudo realismo. Dependiendo de la experiencia del espectador llegará más o menos, pero su estilo naturalista indie se mezcla con una verosimilitud casi de fábula en ocasiones.
La película está más escorada hacia Charlie, un magnífico Adam Driver pese a que su personaje no está del todo dibujado: ¿parece realmente una figura del teatro, aunque sea del off-Broadway?, ¿vemos en pantalla al genio ganador de la prestigiosísima beca MacArthur?, ¿en qué medida está marcado por la turbulenta influencia de sus padres? Son datos biográficos que etiquetan al personaje, pero no se perciben en la pantalla.
En realidad, el problema de Charlie, parte dominante de la pareja, no se distingue demasiado del de cualquier hombre de generaciones precedentes: antepone su carrera a su familia, y no puede reconocer que Nicole, por voluntariamente que sea, está viviendo la vida de Charlie y renunciando a la suya propia.
Eso sí, es un padrazo, una figura que –como brillantemente describe la abogada que interpreta Laura Dern- no exista desde hace más de tres décadas. Su conflicto es no puede concebir que Nicole, una vez separados, quiera retomar su vida de actriz en Los Ángeles. Historia de un matrimonio es la de la caída de un egoísta del caballo de su orgullo.
Johansson borda su personaje: una mujer a la que se le colma el vaso de la paciencia, pero no el del amor. Su firmeza será la que desencadena la merienda de negros legal, en la que los abogados retuercen la realidad en busca del mejor acuerdo.
Es otra de los huecos de la verosimilitud: Los personajes pasan de sacarse los ojos –vía juicio-, peleando a cara de perro la custodia de su hijo, a ayudarse con reparaciones domésticas o cortar el pelo a su ex sin solución de cantidad.
Noah Baumbach, el cineasta independiente adoptado por Netflix, habla desde la autoridad y, aunque niega cualquier inspiración biográfica, en 2010 se divorció (con hijo en común) de la actriz Jennifer Jason Leigh con la que vivía en Nueva York y se fue a Los Ángeles. Historia de un matrimonio es una radiografía del desencanto, pero también del amor. "Cuando algo deja de funcionar es cuando te paras a pensar, al igual que cuando una puerta no abre te fijas por primera vez en cómo funciona, a través de un divorcio podemos explorar un matrimonio", decía el director al presentar en Venecia su película.
Historiar de un matrimonio es tan desconcertante que retoma el vuelo a fogonazos brillantes y muy emotivos, como la descarnada discusión de ambos, las lecciones del sabio abogado que interpreta Alan Alda o las de la belicosa Laura Dern. Y, en su mejor secuencia, es una oda al amor que Charlie canta derrotado en un pub neoyorquino, aunque casi todo mérito corra a cargo de los maravillosos versos y acordes del "Being Alive" de Stephen Sondheim: “Siempre estaré ahí, tan asustado como tú, para ayudarnos a sobrevivir”.