El Mont Aigoual, un final de etapa idóneo para la pelea por el amarillo
- La carrera, con Adam Yates como líder, concluye de nuevo en alto en la sexta jornada: 34 km al 3,8% de desnivel medio
- Tour de Francia 2020 en directo, jueves 3 de septiembre a partir de las 13:45h. en Teledeporte y +tdp
Puertos de Montaña de la etapa 6:
Cap de Coste (3a), a 45 km de meta
Col de Mourèzes (1a), a 28 de meta.
Col de la Lusette (1a, 11,7 km al 7,3 %), a 13,5 de meta.
Después de todo lo vivido en las cinco primeras etapas, de todo lo sucedido en la carretera y en la mesa de los jueces, la sexta etapa podría esclarecer aún más la pelea por el amarillo.
El Mont Aigoual es una especie de mirador de Francia. Desde su cima, no muy alta, a 1.560 metros, se divisa el Mediterráneo, los Alpes, los Pirineos..., a condición de que el tiempo sea clemente.
Porque esta montaña, donde este jueves llegará la sexta etapa del Tour de Francia, primera meta de la carrera en sus rampas, alberga desde finales del siglo XIX una estación meteorológica en la que se reflejan todos los extremos: récord de temperaturas bajo cero, récord de pluviosidad, récord de días de niebla...
13 kilómetros desde el Lusette a la meta
El Mont Aigoual es el mascarón de proa del sur del país, 34 km al 3,8% de desnivel medio. Todas las tempestades dejan su huella en este mirador del espacio y del clima donde la previsión meteorológica augura buen tiempo para la llegada del pelotón.
Pero los corredores no tendrán mucho tiempo de admirar el paisaje ni el clima, porque los últimos 30 kilómetros no paran de subir. Ya lo comprobaron los ciclistas en 1987, cuando subieron hasta el mirador en una etapa que unía Millau con Aviñón.
Desde el punto de vista deportivo, ascenderán el Col des Mourèzes, de tercera categoría, que se encadena con el de Lusette, de primera. Con 11,7 kilómetros de desnivel y una pendiente media del 7,3 %, este gigante del Macizo Central sorprenderá con rampas de hasta el 13 %, plataforma suficiente para lanzar ataques, aunque una vez salvada su cima los ciclistas deberán recorrer aun una quincena de kilómetros hasta el observatorio meteorológico que alberga la meta.
Un perfil que convierte en imprevisible el desarrollo de la etapa, pero que limita más los ataques entre los favoritos para la victoria final.
En todo caso, el Tour inscribirá en su nómina otro paisaje maravilloso, otra postal más que vender al mundo en una edición particular, marcada por la COVID-19. Un atractivo que puede salvar al observatorio meteorológico, que necesita de importantes obras de restauración. Sus instrumentos de medición han llegado a registrar temperaturas de 28 grados bajo cero, lluvias de 600 litros por metro cuadrado en 24 horas o niebla durante 240 días al año.
Si, como estaba previsto, el Tour hubiera llegado en julio, los meteorólogos esperaban un tiempo soleado y el mercurio rondando los 30 grados.
En septiembre las condiciones no serán tan favorables, aunque se espera que luzca el sol, aunque con temperaturas más moderadas.