Tadej Pogacar convierte un Tour descafeinado en un Tour histórico
- El ciclista esloveno bate varios récords de la historia de la carrera y castiga en conservadurismo del Jumbo
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Antes de que se viviera la contrarreloj del sábado, el sentir general de los aficionados tildaba esta 107ª edición de descafeinada. Un Tour de Francia sin nombres importantes, sin etapas de montaña maratonianas, sin kilómetros contra el reloj y lo más importante, sin apenas ataques por culpa del dominio con brazo de hierro del equipo Jumbo Visma.
Pero Tadej Pogacar se propuso el penúltimo día convertir ese Tour indiferente en un Tour que pasará a los anales de la historia del ciclismo. Es histórico gracias a Pogacar porque con 21 años, 11 meses y 30 días, es el segundo ciclista más joven que gana la Grande Boucle (solo superado por Henri Cornet, campeón de la segunda edición en 1904 con 19 años, 11 meses y 20 días tras la descalificación de los cuatro primeros).
Pogacar es también el primer ciclista que gana la carrera en su primera participación en la ronda gala desde 1983, cuando lo consiguió Laurent Fignon. Se lleva tres maillots a Eslovenia,
El amarillo de general individual, el blanco de los jóvenes y el de lunares de la Montaña. Desde que se crearon el maillot blanco y el maillot de puntos rojos allá por 1975, ningún ciclista había ganado los tres maillots en la misma edición (Eddy Merckx sí que ganó en 1969 el maillot amarillo, el maillot verde y la clasificación de la Montaña pero esta última todavía no daba maillot distintivo).
Méritos suficientes, junto a las tres victorias de etapa, para no olvidar a este esloveno en este 2020. Y además lo ha conseguido de manera quijotesca, es decir, sin apenas equipo ha peleado en solitario contra el imperio del Jumbo Visma liderado por su compatriota y amigo Primoz Roglic.
Un Quijote contra el imperio del Jumbo Visma
El que fuera vencedor de la Vuelta 2019 se llevó en La Planche des Belles Filles un mazazo inesperado, una decepción que nadie imaginaba, y mucho menos después de tres semanas de dominio en la carretera.
Tanto Roglic como sus compañeros Dumoulin y Van Aert, que esperaban en meta a su líder, y sus directores entraron en estado de shock tras perder el maillot amarillo en favor del corredor del UAE.
Las declaraciones de los corredores del Jumbo confirmaron la sorpresa mayúscula y la decepción, pero siendo sinceros han sufrido un castigo cuasi divino. Han sido el conjunto más fuerte de la carrera, con hasta cinco y seis corredores tirando del pelotón en las últimas ascensiones de los Alpes. Pero han mantenido una táctica conservadora.
Si Roglic era claramente el más fuerte en la primera semana, ¿por qué prefería vigilar a Egan Bernal en los Pirineos en lugar de saltar a la rueda de Pogacar e irse con su compatriota?
Está claro que una primera contrarreloj en la primera mitad de la carrera, individual o por equipos, habría otorgado mayor ventaja a Roglic y al Jumbo, pero si no la hay… ¡hay que adaptarse!
Lucir el amarillo ante las cámaras en los Campos Elíseos de París exige el máximo. Ser el más fuerte tal vez no basta, hay que atacar siempre que se pueda.