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30 mujeres que están cambiando el mundo

Alena Popova y su sueño por lograr una versión rusa del #MeToo

  • Cada 40 minutos asesinan a una mujer en Rusia, según la estimación de algunas organizaciones

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Alena Popova
Alena Popova

Alena Popova sueña con un #MeToo versión rusa y no piensa parar hasta conseguirlo. Detrás de cada iniciativa para concienciar sobre la violencia de género en el país más extenso del mundo suele estar esta periodista y abogada de 38 años.

El caso de una amiga maltratada la convenció de que era necesario actuar frente a tanta impunidad. Lleva más de una década clamando que ni las autoridades ni la policía de Rusia mueven un dedo "hasta que hay un cadáver".

Para tratar de evitar muertes, ha creado la asociación "No estás sola". Presta ayuda directa a las víctimas de violencia y también da a conocer sus historias en Internet. Así visibiliza un problema que los dirigentes rusos ignoran y siguen mirando como un asunto doméstico.

No hay cifras oficiales, pero algunas organizaciones estiman que cada 40 minutos asesinan a una mujer en Rusia y que una de cada cinco ha sufrido algún tipo de violencia. Pese a ello, el Parlamento ruso despenalizó en 2017 algunas agresiones, si la paliza no te lleva al hospital y el hombre no es reincidente.

Alena Popova promueve un proyecto de ley integral que proteja a las mujeres en Rusia. Lo hace organizando debates, conferencias y otras muchas actividades. Tanto presenciales, como por internet, donde cuenta con miles de seguidoras.

También las anima a dar la batalla por la igualdad económica y laboral. En un país donde sigue habiendo un centenar de profesiones prohibidas a las mujeres. Y más que de brecha salarial con los hombres, hay que hablar de abismo. Hasta ha creado 'StartUp Women', un proyecto para apoyar el liderazgo empresarial femenino en el sector de las nuevas tecnologías.

Todo para seguir uniendo a las mujeres de un país donde el feminismo es muy minoritario, percibido como algo negativo que tratan de imponer desde Occidente.

La antigua Unión Soviética proclamó que la igualdad se había conseguido. Pese a que eso sigue muy lejos de ser una realidad en la Rusia actual, el 8 de marzo ya no es un día reivindicativo ni de protesta. Desde hace tiempo, las autoridades lo han convertido en una fiesta en la que regalar flores a las rusas. Para Popova, mientras siga habiendo feminicidios a diario, cada día es día de lucha.

El estado en Rusia sigue viendo la violencia machista como un problema doméstico