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Censo agrario

La España bajo el plástico: rentabilidad y exportaciones, claves del 'boom' de los invernaderos

  • La superficie destinada a invernaderos ha crecido un 42% en la última década, según el INE

Una hectárea bajo abrigo produce el doble de pimientos que una al aire libre y tres veces más pepino o fresas

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Imagen por satelite de la NASA de los invernaderos de El Ejido, en Almería
Imagen por satelite de la NASA de los invernaderos de El Ejido, en Almería

Visto desde el espacio, el azul del Mediterráneo da paso al mar de plástico blanco de los invernaderos al llegar a la costa almeriense. Este manto níveo -fotografiado recientemente por la NASA- rodea completamente el núcleo urbano de El Ejido y otras localidades en Campo Dalías, la comarca de España con más superficie destinada a este tipo de cultivo intensivo: más de 20.000 hectáreas, según los datos del Censo Agrario 2020 publicado este año por el Instituto Nacional de Estadística. La segunda comarca en el ranking también es almeriense: Campo Níjar y Bajo Andarax.

Almería suma en total 30.000 hectáreas de invernadero, algo menos de la mitad de las cerca de 65.000 que hay en España, según el INE, que elabora su estadística cada diez años a partir de registros administrativos y cuestionarios a los productores. Sin embargo, el último dato de 2021 del informe cartográfico de la Junta de Andalucía, que utiliza imágenes por satélite, eleva las hectáreas de invernadero de Almería hasta las 32.000.

El cultivo bajo plástico u otro tipo de abrigo solo supone el 0,27% de las 23,9 millones de hectáreas de superficie agraria que hay en España, pero es el que más ha crecido desde el anterior censo de 2009, cuando el país contaba con 45.700 hectáreas. Ahora hay 19.000 hectáreas más, lo que supone un crecimiento del 42%. Un incremento que se debe especialmente al número de hectáreas destinadas al cultivo de hortalizas en invernadero: un 40% más.

Prácticamente nueve de cada diez hectáreas de invernadero están dedicadas a las hortalizas, aunque también se producen cultivos leñosos, flores, semillas, y plantas aromáticas, medicinales y especias.

Las hortalizas son de hecho el cultivo predominante en la mayoría de las comarcas que tienen invernaderos, aunque hay algunas que destinan la poca superficie de invernadero que tienen a producir flores, como la comarca malagueña de Centro-Sur o Guadalhorce, o plantas aromáticas, como algunas comarcas madrileñas.

La rentabilidad detrás del “boom” de los invernaderos

“El crecimiento [de los invernaderos] se debe fundamentalmente a su rentabilidad”, afirma Abel La Calle Marcos, profesor de la Universidad de Almería. “A pesar de que tiene unos costes mucho más elevados en cuanto a instalación y funcionamiento, tiene una productividad mayor”.

España produjo en total 16,4 millones de toneladas de hortalizas en 2021, contando las cultivadas al aire libre y las recolectadas en invernaderos, según las estadísticas del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca. El tomate es la de mayor producción (4,8 millones de toneladas, el 29% del total), seguida del pimiento (1,5 millones de toneladas, el 9,2%).

Más de un tercio de todas las toneladas producidas el año pasado (5,7 millones) salieron de los invernaderos, a pesar de que esta forma de cultivo de regadío protegido solo suponía el 19% de las 400.000 hectáreas sembradas de hortalizas, según los cálculos efectuados por DatosRTVE a partir de las cifras de la estadística “Superficies y producciones anuales de cultivos” del ministerio.

Esta diferencia entre la proporción de superficie en invernaderos y la producción final se debe a un mayor rendimiento por hectárea de algunos cultivos. Por ejemplo, en el caso del pimiento, el rendimiento de una hectárea de invernadero el año pasado fue de cerca de 80,7 toneladas de producto frente a las 36 toneladas por hectárea del mismo pimiento en un cultivo de regadío pero al aire libre: más del doble.

En el caso de la fresa y el fresón, un cultivo que se produce prácticamente todo en invernadero, la rentabilidad es hasta tres veces mayor bajo plásticos que en una huerta tradicional. El rendimiento de la hectárea de pepino -la hortaliza más cultivada bajo plásticos después del tomate y el pimiento- también es tres veces mayor.

Invernaderos, clave para la exportación

La rentabilidad es clave, pero hay más factores que explican el “boom” de los invernaderos en España. “La agricultura es un sector anticíclico y hubo reinversión en invernaderos por parte de otros sectores que estaban viviendo la crisis de 2008-2009, lo que propició una subida de la superficie invernada, ese fue el tirón inicial”, señala Juan Carlos Mesa Pérez Mesa, profesor de Economía y Empresa de la Universidad de Almería y director de la cátedra UAL-Coexphal.

En el caso de Almería y el pimiento, también supuso un importante aumento de la producción la introducción del control integrado de plagas -usando insectos en vez de productos químicos- después de una “pequeña crisis” con Alemania, donde hubo un “aumento brutal de la demanda” tras esta mejora.

Pérez Mesa señala que solo en la provincia de Almería se produjeron el año pasado 3,8 millones de toneladas de productos en invernadero, de las que 3 millones -alrededor del 80%- se destinaron a la exportación con una facturación de 3.200 millones de euros.

“Estamos hablando de lugares donde hay una insolación importante durante prácticamente todo el año y donde se pueden cultivar productos que tienen salida fundamentalmente en el mercado europeo fuera de temporada, por lo que se pagan considerablemente”, explica el experto en derecho ambiental de la Universidad de Almería, Abel La Calle Marcos.

Todo esto hace que el sector de los invernaderos “crezca irremediablemente sobre todo si no existe” -en opinión de La Calle- “un control o una ordenación territorial que permita un crecimiento más adecuado al lugar y las particularidades de la zona”.

El uso del agua y los plásticos

El experto en derecho ambiental considera que “los controles han llegado de alguna manera tarde” porque el tránsito que hicieron algunas zonas de España desde la agricultura tradicional a la industrial desde los años 70 se hizo con una legislación que no estaba adaptada a la realidad, haciendo que el crecimiento fuera en cierto modo “caótico”..

De otra parte, Pérez Mesa defiende que la situación ha cambiado mucho en los últimos 15 años. “La gente desconoce completamente el sector y la forma de producir y ve como insostenible un sector que ha tenido un cambio espectacular aproximadamente desde el año 2007-2008 (...) en todos los aspectos de sostenibilidad. Desde la reducción del uso de pesticidas con el uso del control integrado de plagas o la tendencia hacia la producción ecológica que ya supone prácticamente el 15% de la superficie”.

La Calle reconoce los avances que está haciendo el sector pero recuerda el impacto en el territorio que tienen este tipo de cultivos en cuanto a la permeabilidad del suelo que se pierde o sus efectos sobre la biodiversidad de la zona. En cuanto al uso del agua, se produce en opinión de este experto una paradoja: “Es verdad que el uso del agua es más eficiente si tomamos una parcela y un cultivo, pero si tomamos en cuenta una perspectiva territorial, veremos que donde se ponen los invernaderos hay más cosechas al año y además se produce un uso intensivo de ese territorio, con lo cual el consumo del agua es mayor al final.”

La generación de los residuos plásticos es también un problema, para este experto, ya que algunas de las cubiertas de los invernaderos que dejan de utilizarse acaban en las ramblas, aunque señala que es una imagen “negativa” para el sector y que le consta que los propios agricultores “están preocupados por este tema” para solucionar los vertidos incontrolados y reciclar el material.