La sequía ya se ve desde el espacio: "Si no tomamos medidas, la situación puede ser grave en otoño"
- La escasez de agua para el consumo es grave en la cuarta parte de los embalses españoles y otro 25% está en riesgo
DatosRTVE repasa la situación de la reserva hídrica con imágenes de la Agencia Espacial Europea
Tras un invierno especialmente seco y una primavera y un verano más cálidos de lo normal, España afronta la recta final del año hidrológico con una sequía que ya ha provocado restricciones en el consumo de agua en algunas localidades. A la espera del balance definitivo del mes de agosto, las reservas de agua para el consumo están en torno al 30% de su capacidad, el nivel más bajo desde 1995. Una aridez que ya puede verse desde el espacio, tiene efectos en la agricultura y ante la que los expertos reclaman un cambio en el modelo de la gestión del agua para afrontar un fenómeno que será recurrente en el futuro.
Hace apenas una semana, Acciona paró totalmente la central hidroeléctrica de Rialb, en Lleida, por la falta de agua en el embalse. Es la primera vez que toma esta decisión desde que asumió la gestión de la planta en 2009. La situación de esta presa, al 5,2% de su capacidad en la semana del 23 al 30 de agosto, dista mucho de la que tenía en el mismo periodo del año pasado y sirve como paradigma del estado de muchos otros embalses de España.
Una sequía europea que ya dura más de lo normal
Gran parte de Europa vive en los últimos meses una sequía histórica que ha impactado en los medios con imágenes de las praderas de los parques londinenses sin su característico color verde en verano o de restos arqueológicos emergidos por la escasez de agua. También ha provocado duras restricciones en el uso de agua potable en Italia, y ya hay voces que la califican como la peor sequía en el continente de los últimos 500 años. "Esto no tiene que ver tanto con la intensidad de la sequía por la falta de precipitaciones, sino con que esta situación se está prolongando en el tiempo y con que, además, está afectando a casi todo el territorio europeo", explica a DatosRTVE el miembro del Observatorio Ciudadano de la Sequía y profesor de la Universidad de Sevilla, Jesús Vargas.
Como se observa en el siguiente mapa, solo algunas zonas del norte de Europa han tenido un verano más húmedo de lo normal y la situación es especialmente preocupante en el centro y noroeste de Francia y en el sureste de Irlanda e Inglaterra, donde los datos del Observatorio Global de la Sequía de la Comisión Europea (GDO) muestran que el terreno está mucho más seco de lo normal.
En el caso de España, a esta falta prolongada de precipitaciones se añade un aumento de las temperaturas que no se da de forma tan evidente en otros países europeos. Desde junio, la AEMET ha registrado 42 días de olas de calor y se prevé que el de 2022 sea uno de los veranos más cálidos de la historia. Como advierten desde el GDO, la suma de estos dos factores produce un aumento de la evaporación del agua embalsada. Además, añade Vargas, genera una evapotranspiración de los cultivos más alta, que conduce a una mayor demanda de agua en la agricultura.
Por otra parte, continúa el experto del Observatorio Ciudadano de la Sequía, el nivel de presión sobre los recursos hídricos en España es mayor que en el resto de Europa, especialmente en la agricultura. "En Europa, la agricultura consume alrededor del 40% los recursos hídricos y, en España, se eleva en torno al 80%. Por tanto, la acción combinada de la falta de precipitaciones, las elevadas temperaturas y este uso intensivo sobre los recursos, [son los factores que] nos han llevado a esta sequía", resume Jesús Vargas.
"Si no se toman medidas, la situación puede ser grave"
De media, los embalses españoles se sitúan en torno al 30% de su capacidad. No obstante, hay diferencias entre las distintas cuencas hidrográficas: las del Cantábrico tienen en torno a un 70 u 80% de agua embalsada mientras que las del Guadiana, el Guadalquivir y Guadalate-Barbate, que son las que más preocupan en la actualidad, están por debajo del 25%.
Aunque es difícil establecer unos umbrales de riesgo para cada embalse o para cada cuenca, ya que influye el uso del agua que se hace en cada demarcación, para Jesús Vargas la situación empieza a ser preocupante cuando se encuentran entre el 30 y el 50%. Un nivel en el que ya están grandes demarcaciones como las del Tajo, el Duero, el Segura, el Ebro, las Cuencas Internas de Cataluña y la Cuenca Mediterránea Andaluza.
La situación ya es grave en la cuarta parte de los embalses de España, que están por debajo del 30% de su capacidad. Asimismo, otro 25% se encuentra en situación de riesgo, al situarse entre el 30 y el 50%. "Mirando al futuro y a que no haya precipitaciones en otoño", como ya han pronosticado la AEMET y la Agencia Europea de Medio Ambiente, estos datos "no son buenos" y, "si no se toman medidas de ahorro de agua ahora, estos embalses pueden pasar a estar en una situación grave", advierte Vargas.
Algunos embalses ya no pueden desaguar
La preocupación por las reservas de agua en España ya es visible desde el espacio, y algunas fuentes hablan de que hay al menos 15 embalses "muertos" y tres embalses secos en nuestro país. "Un embalse muerto es aquel que, aun teniendo agua embalsada, no puede utilizarla", explica Vargas, que es reticente a ofrecer un porcentaje por debajo del cual pueda definirse esta situación. "Todos los embalses tienen un umbral de embalse muerto, y -en la mayoría de los casos- esto es porque el nivel de agua está por debajo de las tomas y, por lo tanto, no pueden desaguar", aclara el experto.
Estas imágenes, tomadas cada mes de agosto desde 2017 por el programa Copernicus a través del satélite Sentinel-2 que opera la Agencia Espacial Europea, muestran cómo el embalse de Vega del Jabalón, en la cuenca del Guadiana, tiene un nivel extremadamente inusual de agua embalsada para estas fechas. En 2022, la falta de lluvias y la evaporación por el calor lo han dejado casi vacío. La situación es tan grave que, según recoge Europa Press, Castilla-La Mancha ha abierto una planta de ósmosis para eliminar sales del agua y garantizar el abastecimiento a 40.000 habitantes de doce municipios de Ciudad Real.
El embalse de Algar, en la cuenca del Júcar, también está vacío y, en este caso, los ecologistas denuncian un error de planificación hidrográfica, ya que se encuentra sobre terrenos muy permeables. En cualquier caso, se trata de reservas relativamente pequeñasS. Más preocupante es la coyuntura en Torre de Habrahán (Burgos), con solo 14 de sus 183 hectómetros cúbicos llenos de agua; en Finisterre (Toledo), con solo uno de 133; y en el ya mencionado Rialb.
Guadalquivir: 60% de embalses en situación grave
La cuenca del Guadalquivir es la más vacía del país. Está al 21,9% de su capacidad en la semana del 23 al 30 de agosto y tiene 1.761 hectómetros cúbicos almacenados frente a los 2.310 que tenía hace un año. Solo seis de sus embalses superan el 50% de agua almacenada, mientras que seis de cada diez ya están por debajo del 30% de su capacidad.
Las imágenes por satélite de cada mes de agosto desde 2017 revelan situaciones de alarma en al menos tres de los embalses más grandes de la cuenca del Guadalquivir: La Breña II, en Córdoba, y Jándula y Giribaile, en Jaén, todos con una capacidad superior a 300 hectómetros cúbicos, ya están por debajo del 15%.
Guadiana: el embalse de La Serena, al 13%
La situación no es mucho mejor en la cuenca del Guadiana. Solo tiene agua embalsada en el 24,5% de sus 9.498 hectómetros cúbicos, la mitad que en la media de los últimos diez años. Un tercio de sus 38 embalses ya está por debajo del 30% de agua almacenada y otros tantos se sitúan entre el 30 y el 50%.
Preocupa especialmente el embalse de La Serena (Badajoz), el de mayor capacidad de las demarcaciones hidrográficas de la España peninsular, cuya gran presa de 3.219 hectómetros cúbicos apenas alcanza el 13% de agua embalsada. También es alarmante el estado de los pantanos de Cijara y Alange, en Badajoz, y del de Sierra Brava, en Cáceres, todos al 16%.
Guadalete-Barbate: situación grave en dos tercios de sus pantanos
Con apenas ocho embalses y 1.651 hectómetros cúbicos de capacidad, la cuenca de Guadalete-Barbate también queda por debajo del 25% de agua almacenada. Su presa más grande, Guadalcacín II, supera ligeramente la media de la demarcación, al tener en torno a un 28% de agua embalsada.
Por ahora, la capacidad solo supera el 50% en Arcos de la Frontera y Almodóvar, y es inferior al 30% en Zahara-El Gastor, Celemín, Barbate y Bornos.
¿Cómo hacer frente a la sequía?
Aunque, a la luz de estos datos, la situación española es algo peor que la del conjunto de Europa, Jesús Vargas destaca que en España tenemos mucha más experiencia que nuestros países vecinos en gestión de sequías y deberíamos estar más preparados para enfrentar este tipo de fenómenos, que son recurrentes y normales en el sur de Europa. "Somos el país europeo con mayor número de embalses y además todas las demarcaciones hidrográficas españolas, a diferencia de otros países, cuentan con herramientas específicas para lidiar con las sequías", explica el experto del Observatorio Ciudadano de la Sequía.
Las demarcaciones hidrográficas de nuestro país disponen de indicadores para evitar llegar a situaciones de emergencia. En España, explica Vargas, no combatimos las sequías una vez que ya las tenemos encima, sino que aplicamos medidas paulatinamente para evitar llegar a situaciones límite. La reducción de las dotaciones de riego, las campañas de concienciación o el trasvase de agua entre pantanos, son algunas de ellas.
Ahora bien, de acuerdo con los informes del IPCC, España es uno de los países de Europa más vulnerables a los efectos del cambio climático. La disminución de las precipitaciones y de las aportaciones naturales de agua han reducido nuestros recursos hídricos, y los científicos apuntan a que se trata de una tendencia que continuará a lo largo de todo el siglo XXI, con un aumento en la frecuencia y la intensidad de las sequías y un incremento generalizado de las temperaturas y de sus efectos sobre la población.
Por eso, desde el Observatorio Ciudadano de la Sequía abogan por abrir un debate social sobre las soluciones que pueden plantearse de cara a este futuro. Medidas que, para Jesús Vargas, pasan por repensar los modelos de gestión: "Si la gran sequía de los años 90 nos enseñó que los abastecimientos debían ser el uso prioritario del agua, y que había que hacer un esfuerzo para garantizar sobre todo el abastecimiento doméstico; la de ahora está demostrando que el modelo de gestión del agua es insostenible".