La célula de Craig Venter: un logro, pero ¿un hito?
A mediados de los años 70 la ya mítica reunión de Asilomar, en California quiso fijar las normas de investigación con organismos modificados genéticamente, bacterias en este caso, potencialmente peligrosos. Ya en aquella ocasión, grupos sociales que veían la inminente invasión terrestre de bacterias monstruosas mutantes salidas de las manos de investigadores sin escrúpulos consiguieron involucrar a un juez quien amenazó con la cárcel a quienes continuaran con el desarrollo de estos derroteros biotecnológicos. La investigación con organismos recombinantes pudo seguir aunque en condiciones de confinamiento que actualmente se utilizan para los organismos más peligrosos conocidos.
En la actualidad, casi 40 años después, y aparte de ver cómo algunos científicos -como por ejemplo Herb Boyer y Stanley Cohen- hicieron el agosto, esos "monstruos" invasores bacterianos sólo nos han proporcionado paz, armonía y...salud: bacterias capaces de fabricar insulina humana, factores de crecimiento, de coagulación o, por otro lado, enzimas nuevas capaces de comer casi cualquier cosa, como petróleo o chapapote.
Sin embargo, nuevamente gritos de "terror" ante recientes amenazas vuelven a sonar, casi sílaba tras sílaba idénticas a las de Asilomar, desde algunas organizaciones también denominadas ecologistas (digo lo de "también denominadas" puesto que, con todos los respetos, el que suscribe se considera, además de biotecnólogo, un ferviente amante de la naturaleza y su bienestar).
Ayer mismo el grupo de Craig Venter hizo públicos sus últimos logros en una de las mejores revistas científicas del mundo, Science.
Ya he manifestado en otras ocasiones que John Craig Venter, quien trabaja en un instituto ¡que lleva su nombre!, en Maryland, perdió parte de mi admiración desde que a comienzo del presente siglo disputó con un consorcio internacional su derecho prácticamente a "patentar nuestros genes" en aquella lucha por el denominado Proyecto Genoma Humano. Pero, ésta, es ya otra historia.
Una 'novedad' de hace dos años
A lo largo de los últimos años, el equipo de Venter ha conseguido verdaderos logros en biotecnología y biología molecular: analizó el genoma mínimo que una bacteria necesitaba para vivir, creó un clon genómico de otra bacteria, del mismo género que el que aparece en el trabajo de ayer, a partir de su secuencia nucleotídica -Mycoplasma genitalium, aunque estuvieron a punto de llamarla M. laboratorium- y, hace un par de años, ya había conseguido anular la "esencia" de una bacteria mediante la introducción del genoma de otra distinta, algo conceptualmente idéntico a lo publicado en Science.
Ahora, con exactamente los mismos actores, Mycoplasma mycoides y Mycoplasma capricolum, el logro ha consistido en que lo que se ha transferido a la segunda especie indicada, ha sido el genoma sintetizado de novo, esto es, químicamente in vitro, de M. mycoides viendo, nuevamente, cómo se hacía con el control de capricolum, transformándola de una especie a otra. Un logro espectacular, no cabe la menor duda, pero... ¿hito?
“Ha mejorado la capacidad para realizar experimentos millonarios“
Desde luego, nunca llueve a gusto de todos. En este sentido, desde California, el Premio Nobel David Baltimore comenta -como humildemente también opino yo- que lo que ha mejorado el equipo de Venter ha sido su extraordinaria capacidad para realizar experimentos millonarios difícilmente realizables en otros laboratorios. Su extraordinaria capacidad para manejar información genética gigantesca es, sin duda, única en el mundo. Ahora bien, como concepto, la creación sintética de un Ser (y no diré vivo), ya se había conseguido años atras.
Concretamente, como virólogo que realicé mi tesis doctoral -hace ya unas décadas- con el virus de la polio, me llamó enormemente la atención la "fabricación" desde su secuencia genética de los bancos de datos internacionales, de un clon infeccioso de dicho virus por el equipo de Eckard Wimmer.
Ese clon, al transfectarlo (introducirlo) a una célula susceptible, lograba infectarla y producir partículas nuevas completamente viables. Claro está, este logro consiguió inquietarme: con estos resultados, ¿qué ocurrirá cuando, como ocurre ahora con la viruela, dentro de unos años se declare erradicada la poliomielitis y se deje de vacunar a la población mundial? Pero esta es, también, otra historia...
Finalmente, volviendo a los resultados del equipo de Venter, la elaboración, en cualquier caso, de una bacteria con material genético sintetizado ad hoc en el laboratorio -hay que señalar aquí que, al contrario de las bacterias, los virus no son estrictamente seres vivos-, abre interesantes puertas.
Ya se están consiguiendo, mediante técnicas recombinantes, organismos capaces de tener un valor añadido -producir sustancias de interés humano, como la insulina comentada anteriormente; actuar en limpiezas de productos xenobióticos recalcitrantes o, incluso, producir nuevos alimentos.
No obstante, no es menos cierto que la nueva técnica de Craig, cuando bajen los costes de producción y se resuelvan todos los problemas técnicos, dará mucho juego. Con permiso, o no, de las voces "asilomares".
José Antonio López: Es profesor, Investigador y Director de Cultura Científica de la Universidad Autónoma de Madrid y Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Presenta el espacio de divulgación científica en Radio 5 'Entre probetas'.