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Una vuelta al mundo, paso a paso

  • Un joven español está dando la vuelta al mundo a pie
  • Tras 521 días de viaje, ya ha atravesado tres continentes
  • El objetivo: recorrer cinco continentes por amor a la naturaleza

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Ignacio Dean, en su periplo por Australia.
Ignacio Dean, en su periplo por Australia.

Dar la vuelta al mundo es un sueño para casi todos. Hacerlo a pie también, pero solo para Ignacio Dean, un joven malagueño que lleva 521 días colocando un pie por delante del otro, casi sin descanso. Veinte mil kilómetros, diez ampollas y tres continentes ya han pasado por sus suelas, y cada día está más cerca de cumplir su aventura de atravesar andando los cinco continentes.

"Es mi canto a la vida y a la libertad", explica Ignacio Dean a RTVE.es desde La Serena, en Chile, donde prepara el acecho a uno de los grandes retos de su viaje: atravesar el desierto de Atacama, uno de los momentos más comprometidos de su aventura, por la cantidad de circunstancias especiales que rodean su camino.

Reto tras reto, así ha pasado Ignacio el último año y medio, en el que le ha pegado una buena dentellada a su objetivo de cruzar a pie el planeta. "Se me está dando mejor de lo que pensaba, en un año y cinco meses llevo tres continentes, cuando el plan era hacerlo en cinco años", indica Dean, que camina una media de 45-50 kilómetros diarios y todavía encuentra tiempo para "dar charlas en colegios y universidades" para difundir su proyecto.

"Viajo con un carrito que puede llegar a pesar 75 kilos"

Un ritmo muy elevado al que Dean ha acostumbrado a su cuerpo. Y, además de caminar más de una maratón al día, lleva consigo un carro en el que transporta toda su actual vida, entre lo que no falta comida, un botiquín, un portátil y agua, mucha agua. "A veces llevo hasta 30 litros de agua, con lo que el peso del carrito puede llegar a ser de 75 kilos", apunta Dean, que recuerda su paso por los inhabitables desiertos australianos cargado del liquido elemento.

"Allí ingería entre cinco y seis litros diarios de agua, fue una ruta complicada porque podías pasar hasta 200 kilómetros entre una casa y la siguiente. Hice la ruta Darwin-Sidney y cambié de verano a invierno en un mismo continente", recuerda Dean, que no olvida una de sus noches más complicadas, acurrucado en el interior de su tienda de campaña con un palo y un cuchillo mientras varios dingos aullaban a su alrededor.

"Los animales son una de las peculiaridades del camino y en algún momento han podido resultar peligrosos pero, ante todo, intentó prevenir, y de momento estoy teniendo suerte ya que no he tenido ninguna enfermedad", dice Dean, que se vacunó "de todo" antes de partir del kilómetro cero de Madrid.

Nueve meses de trabajo previo

Las vacunas fueron la primera tarea en una preparación concienzuda. "Dejé el trabajo y estuve nueve meses trabajando día y noche en el proyecto, llegó a convertirse en una obsesión", recuerda Dean, un enamorado de fundir el medio ambiente con sus pies. "Disfruto mucho de caminar, de fotografiar, de escribir... y ya había hecho cuatro veces el camino de Santiago, había hecho la Transpirenáica, tenía el cuerpo acostumbrado a este tipo de esfuerzos", explica a RTVE.es.

Aunque, no obstante, repite que lo importante está en la cabeza, en saber adaptarse al medio y acostumbrarse a "alejarte mentalmente, se te hace raro hasta entrar en las ciudades". De hecho, donde más ha disfrutado hasta ahora ha sido en Eslovenia, "un pais muy verde", al que pone por delante de Irán y Malasia, como sus lugares preferidos hasta ahora.

Aunque aún le quedan muchos pasos por delante, piensa en el momento de su regreso a Madrid y se lo imagina "acampado en el Retiro como adaptación". Entonces, Dean tendrá tiempo de "disfrutar de la familia y de los amigos", y de plasmar en un libro su memorable aventura planetaria.