Un año esperando a Yeremi
La madre se pregunta: "¿Dónde pueden esconder a un niño durante tanto tiempo?"
Un 10 de marzo de hace un año desaparecía sin dejar rastro el niño Yeremi Vargas en Vecindario (Gran Canaria) . La familia sigue a la espera de noticias doce meses después.
Ese día, pasadas las 13.30 horas, en un solar a escasos metros de su vivienda familiar del barrio de Los Llanos, una zona tranquila y humilde del municipio, Yeremi, de siete años, sucio de tierra, jugaba con sus primos: Aaron, de nueve años, y Alexis, de cinco.
Herminia Santana, abuela de los tres niños, llegó en coche con la madre de Yeremi, Ithaisa Suárez, de comprar pollo para comer y les gritó: ¡Suban chiquillos a comer!. Pero Yeremi nunca subió y desapareció a escasos metros de su abuelo y unos tíos, que se encontraban todavía en la puerta de casa.
Creen que alguien se lo llevó entre las 13.35 y las 13.40 horas por la calle de atrás del solar, a donde no solía ir el menor a jugar, pero allí se encontró su cubito amarillo, derrumbado, como única señal de lo que pudo pasar.
Otros desaparecidos
La desaparición de Yeremi (el nombre con "Y" fue un error en los primeros carteles que se imprimieron) desató la mayor operación de búsqueda en Canarias, que todavía tenía fresca la desaparición siete meses antes de otra menor, Sara Morales.
Sara, de 15 años, fue vista por última vez el 30 de julio de 2006, cuando se dirigía a un centro comercial de Las Palmas de Gran Canaria, donde había quedado con un amigo, y al que nunca llegó.
Precisamente hace unos días aparecía el cadáver de otra menor desaparecida: el cuerpo de Mari Luz, de cinco años de edad, fue hallado flotando en la ría de Huelva.
Un misterio sin resolver
En el caso de Yeremi, todo se ha investigado, empezando por su familia. "Mientras no aparezca el niño somos todos sospechosos", admite la abuela.
Un año después del suceso, Ithaisa confiesa que la desaparición de su hijo es "un misterio muy grande". "Se nos han pasado miles de cosas por la cabeza, porque ha podido pasar cualquier cosa. Todas la hipótesis están abiertas, porque no hay nada que indique nada", dice.
"No sé ya cuándo va a aparecer. Nos parece algo ya como si fuera un milagro, porque después de un año... no sé..., pero siempre mantenemos la esperanza viva", explica Ithaisa.
Reconoce que ha pensado "un montón de veces" con la posibilidad de que con su hijo ocurra igual que con otros niños de los que nunca más se supo tras su desaparición. "Es una de las posibilidades que hay, que no vuelva a aparecer más, pero no quiero pensar que sea así. Lo extraño es que esto es una isla, ¿dónde pueden esconder a un niño tanto tiempo o lo que sea?", se pregunta.
Aunque "dicen que el tiempo lo cura todo", Ithaisa comenta que "en este caso no es así", sino al contrario.
El cuarto del niño está inalterado desde hace un año. La cama sigue con las mismas sábanas, con sus muñecos de Spiderman sobre una colcha de Winnie the Poo y Tiger. Desde un rincón observa el muñeco de ET que tanto le gustaba a Yeremi, aunque por la noche pedía que se lo quitaran de la habitación porque le daba miedo. Todo sigue igual, a la espera de unas noticias que no llegan.