Los medios oficiales chinos afirman que se han entregado más de 600 tibetanos tras los disturbios
- En Lhasa se han rendido 280 sospechosos de participar en los incidentes violentos.
- Otras 381 personas se han presentado ante las autoridades en la provincia de Sichuan.
- Parte hacia el Tíbet el primer grupo de periodistas autorizado por Pekín
Más de 600 tibetanos se han entregado a las autoridades chinas tras los disturbios registrados en Lhasa, la capital tibetana, y en las provincias vecinas de la Región Autónoma del Tíbet, según los medios oficiales chinos.
"La agencia oficial de noticias Xinhua y el Daily Tíbet señalan este miércoles que ¿280 criminales sospechosos se han rendido a la policía" desde los disturbios registrados en Lhasa el 14 de marzo, en los que, según el balance oficial, fallecieron 19 personas y otras 623 resultaron heridas.
Además, se han emitido órdenes de búsqueda de otros 29 participantes en los actos de vandalismo en la capital y se ha hecho pública una lista de otras 53 personas implicadas en los hechos.
Pekín afirma que los manifestantes de Lhasa atacaron escuelas, bancos, hospitales, tiendas, oficinas gubernamentales y redacciones de medios de comunicación, entre otros lugares, y acusa al líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, de organizar las protestas desde su exilio en India.
Más rendiciones en Sichuan
Por otro lado, en Ngawa, un distrito tibetano de la provincia de Sichuan al que se extendieron las protestas contra la ocupación china del Tíbet, se han presentado ante las autoridades 381 personas, según el China Daily.
"La mayoría de ellos son ciudadanos corrientes y monjes que se enfrentaron a las fuerzas", ha precisado el líder local del partido Comunista, Shu Tao.
Pirmer viaje al Tíbet de periodistas extranjeros
El gobierno tibetano en el exilio asegura que las manifestaciones de esa semana fueron pacíficas y que la represión policial causó 140 muertos, extremo que China niega.
Este miércoles parte de Pekín un primer grupo de periodistas extranjeros autorizado a viajar a Lhasa para informar de los incidentes, después de las repetidas peticiones para que el régimen chino permita entrar a los medios extranjeros en el Tíbet, que desde hace años está vetado a la prensa internacional.