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Una empresa india se queda con las dos 'joyas' de la automoción británica

  • Tata compra Jaguar y Land Rover por 2.300 millones de dólares
  • Ford invertirá 600 millones en el fondo de pensiones de los empleados
  • Los concesionarios británicos, preocupados por la pérdida de "imagen" de las marcas

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El clásico emblema de Jaguar con una bandera británica al fondo en el exterior de un concesionario de coches en Manchester.
El clásico emblema de Jaguar con una bandera británica al fondo en el exterior de un concesionario de coches en Manchester.

La globalización económica a veces se convierte en un curioso ajuste de cuentas. Al menos, eso han debido pensar los propietarios de los concesionarios Jaguar y Land Rover en Reino Unido, que han visto cómo, para su "desesperación", la empresa india Tata Motors acaba de comprar estas dos marcas  emblemáticas de la automoción británica.

En principio, el motivo de su desazón es evidente: no es lo mismo vender un coche con un motor realizado por el gigantes automovilístico por excelencia (Ford), que hacer lo propio con uno cuyo motor ha sido realizado en la India, una antigua colonia británica. "Es una cuestión de imagen", dicen para justificar su negativa a la operación en una información publicacada en diciembre pasado en la prensa estadounidense.

Compra por la mitad de su valor

Sin embargo, las leyes del mercado se han terminado imponiendo y Ford ha vendido de buena gana sus dos filiales británicas a Tata por la módica cifra de 2.300 millones de dólares, muy por debajo del precio al que las adquirió entre 1989 y 1990: 5.250 millones de dólares.

Detrás de esta operación están las grandes pérdidas que ha acumulado el gigante norteamericano en los últimos dos años, que han ascendido a 15.000 millones de dólares y le han obligado a una seria reestructuración.

Según los analistas, Jaguar era una de las empresas deficitarias de Ford, mientras que Land Rover, el primer fabricante de todoterrenos del mundo, generaba beneficios, sobre todo en los últimos años.

Trabajadores y marcas

La operación ha tenido dos puntos 'calientes': la situación de los trabajadores y el carácter británico de ambas marcas.

En el primer caso, Ford se ha comprometido a contribuir con 600 millones de dólares al fondo de pensiones de los trabajadores de ambas empresas. Además, Tata, uno de los principales fabricantes de componentes de automoción del mundo, se ha comprometido a mantener por ahora las fábricas de Bridgent y Dagenham.

Por otro lado, aunque el acuerdo definitivo incluye la adquisición de las plantas y los derechos de propiedad intelectual de las dos marcas, el presidente de la compañía india, Ratan N. Tata, ha señalado que tiene un "enorme respeto" por Jaguar y Land Rover.

Un gigante en crecimiento

Esta operación supone el desembarco definitivo de Tata en Europa, tras convertirse en un gigante todopoderoso en la India, una de las economías más prometedoras del planeta.

Afincada en Bombay, las diferentes ramas de esta empresa tienen unos beneficios equivalentes al 3.2% del PIB del subcontinente, con actividades que van desde las tecnologías de la información hasta la producción de té.

De hecho, este acuerdo de adquisición es el último de una larga serie de grandes compras internacionales con las que Tata se ha hecho ya un nombre en la lista de grandes empresas con implantación exterior.

Hace poco más de un año, su filial siderúrgica, Tata Steel, fue la vencedora en la puja por la compañía europea Corus, con una oferta de adquisición final de 13.000 millones de dólares, que significaron la mayor operación de compra de una compañía india en el exterior.

Además, su división hotelera, propietaria de los fastuosos establecimientos Taj, ha salido de compras por Europa, Oriente Medio e incluso EEUU, según la agencia IANS.