Rojo: "No toleraré el insulto y el descrédito"
El reelegido presidente del Senado, Javier Rojo, ha calificado a la institución en su discurso de investidura como "una cámara de paz" en la que "jamas debe tolerarse el insulto y el descrédito".
"Debemos conjurarnos para que no regresen los demonios de la intolerancia del pasado", ha dicho Rojo, quien ha sido reelegido por segunda ocasión consecutiva como presidente de la Cámara Alta.
Además, ha pedido la "reforma general de la Cámara", para convertirla en una institución más acorde con la sociedad española caracterizada por ser "abierta, diversa y pluaral".
Rojo ha querido comenzar su discurso recordando cariñosamente a Carlos Chivite, secretaria general del PSN, que murió este lunes tras estar varias semanas ingresado en la UCI por un derrame cerebral. Ha calificado a Chivite, cuyo escaño en el Senado permanecía vacío este martes, como un "amigo y un político honesto y trabajador".
Asimismo, ha tenido un recuerdo especial para todas las víctimas del terrorismo y, "muy singularmente", para Isaías Carrasco, asesinado por ETA el último día de la campaña electoral.
"Quienes hoy estamos en esta Cámara, sin distinción política posible, nos encontramos en deuda con los ciudadanos que arriesgan su vida hasta perderla en defensa de sus ideas", ha recordado, para añadir que "la palabra, hoy más que nunca, nos ha de servir para fortalecer la unidad de demócratas frente a ETA".
Ha hecho hincapié en que en esta legislatura se deben "conjurar los demonios de la intolerancia" y ha expresado su deseo de admitir "en buena lid democrática, el desencuentro, la discrepancia y la crítica por dura que ésta sea", aunque ha advertido de que "jamás" tolerará el insulto o el descrédito a personas o instituciones.
En el transcurso de su intervención, en el antiguo hemiciclo, Rojo ha incidido en la necesidad de impulsar la "reforma general" de la Cámara -con el acuerdo de la Mesa y de los portavoces- para "hacerla más acorde con la España de hoy, en sus funciones, en su composición y en la relevancia de su papel institucional".
Ha abogado también por que el Senado se adapte, en los próximos cuatro años, a la nueva realidad "para convertirse en un foro de encuentro, participación y concertación parlamentaria entre las comunidades y el Estado".