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San Francisco se blinda para impedir incidentes con la antorcha olímpica

  • Más de 700 policías velará por que no se repitan los incidentes de Londres y París
  • El trayecto se podría cambiar sobre la marcha en función de las protestas
  • La amplia comunidad china de la ciudad, molesta con las manifestaciones

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Protestas en favor del Tíbet en San Francisco

Setecientos policías, un dispositivo especial del FBI, guardacostas vigilando las aguas, el espacio áereo cerrado, barricadas en torno al consulado chino... San Francisco es una ciudad tomada por las medidas de seguridad ante la llegada de la antorcha olímpica, que hará su única parada en Estados Unidos en la ciudad del Golden Gate.

El objetivo está claro: evitar que se repitan los incidentes acaecidos en Londres y París, donde la llama de la antorcha fue incluso apagada para evitar que accedieran a ella los activistas pro-Tibet que piden un boicot contra las olimpiadas.

Está previsto que las protestas comience en la zona donde la antorcha reaparecerá tras su recorrido transtalántico. A partir de las diez de la noche -hora española- el portador de la antorcha saldrá desde el estadio de béisbol de la ciudad, pasará por el paseo marítimo y acabará en el puerto de pescadores, una zona muy atractiva para los turistas.

El alcalde de la ciudad, Gavin Newson, ha advertido que el trayecto puede variar en función de los acontecimientos. "No soy un ingenio, sé el reto que supone este evento", ha añadido.

La zona más patrullada por las autoridades es el puente Golden Gate, un lugar emblemático de la ciudad, desde donde un grupo de manifestantes se colgó el pasado 8 de abril con consignas en favor del Tíbet.

Curiosamente, este escenario de protestas se produce en la ciudad de Estados Unidos con una mayor comunidad china del país, que ha mostrado su irritación con estas manifestaciones que, a su juicio, oscurecen el hecho de que su país de origen acoja este acontecimiento de relevancia mundial.

En el otro lado de la balanza, la nativa de San Francisco más importante de la política norteamericana, la presidenta del Congreso, Nanci Pelosi, ha sido la primera política de EE. UU. que ha expresado su apoyo al Tíbet y se ha reunido con el Dalai Lama.