El Gobierno aprueba el trasvase para Barcelona
- Las obras, que se desarrollarán en dos fases, durarán cuatro meses
- Llevarán el agua a Barcelona a través de tuberías de poliuretano
- La ministra ha asegurado que no creará una situación de impacto ambiental
El Gobierno y la Generalitat han sellado un pacto para iniciar en mayo las obras de prolongación del llamado "minitrasvase" del Ebro a Tarragona, con el fin de aportar unos 50 héctometros cúbicos de agua al área de Barcelona procedente de los "excedentes" de los regantes del delta.
Así lo han anunciado la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, y el conseller catalán del ramo, Francesc Baltasar, que han destacado que se trata de una medida "provisional" y de "emergencia" que no "restará ni una gota más de agua del río" ni afectará a su caudal.
La ministra ha explicado los detalles de la operación, que estará dividida en dos fases y que durará cuatro meses. Se trasladaran "excedentes de agua" del Delta del Ebro a través de la construcción de tuberías de poliuretano que sustituirán a las actuales acequias.
Los responsables de Medio Ambiente del Gobierno y la Generalitat, que han rechazado que se pueda denominar "trasvase" a esta actuación, han explicado también que la tubería que conectará el agua del Ebro con el sistema Ter-Llobregat tendrá unos 62 kilómetros, transcurrirá, de manera subterránea en su mayor parte, junto a la autopista AP-7, y que el coste de la obra será de alrededor de 180 millones de euros.
Plan de mejora de regadíos
El acuerdo incluye además la inversión de 24 millones de euros destinados a acelerar un plan de mejora de los regadíos de la zona del Delta del Ebro, lo que debe de ayudar a aprovechar al máximo los excedentes de aguas de los regantes de Tarragona.
Espinosa se ha reunido por espacio de dos horas y media con el presidente catalán, José Montilla, y con Baltasar en el Palau de la Generalitat, y ha indicado en la rueda de prensa posterior que la obra no registrará ningún impacto ambiental y que sólo podrá ser utilizada otra vez en un nuevo caso de extrema sequía, a través de la autorización de un real decreto ley.
Críticas de la oposición
Se trata de una operación que ha recibido numerosas críticas, sobre todo desde el principal partido de la oposición, el PP, que ha tachado de "parches" la política hidrográfica del Gobierno. El diputado regional del PP por Guadalajara, Porfirio Herrero, ha asegurado esta tarde que el acuerdo es "un desprecio y una mofa" hacia quienes "han estado acariciando" esa posibilidad y, pese a necesitarlo, no se les dio.
Mientras, la Federación de Regantes y Usuarios de la cuenca del Ebro, han reiterado su oposición al trasvase y han pedido una entrevista con la ministra Espinosa.
En un comunicado, la Federación, entidad que preside el oscense César Trillo, ratifica el acuerdo adoptado el pasado mes de marzo por la asamblea general de la organización para oponerse "expresamente" a cualquier transferencia de agua del Ebro a otras cuencas.
Y criticas del PSOE aragonés
El portavoz parlamentario del PSOE-Aragón, Jesús Miguel Franco, ha pedido a la Generalitat de Cataluña y el Gobierno de España que articulen "otras soluciones" a la sequía que padecen la ciudad de Barcelona y su entorno. Franco se remitió al Estatuto de Autonomía de Aragón, que rechaza los trasvases del Ebro.
Por su parte, la Chunta Aragonesista ha mostrado su "más rotundo rechazo" a la opción de trasvase propuesta por el Gobierno de Cataluña y el Gobierno central para solucionar los problemas de sequía de Barcelona. La presidenta de CHA, Nieves Ibeas, señaló que "los trasvases son una opción obsoleta que está fuera de los planteamientos de la Nueva Cultura del Agua".