Un 'joystick' en el cerebro
- Una empresa inventa un aparato que aplica la actividad cerebral a los videojuegos
- Utiliza 14 sensores externos que descifran la actividad del cortex cerebral
- De esta forma, emociones, movimientos y gestos se podrán expresar en el mundo virtual
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Del brain training al brain gaming. Ésta es la gigantesca evolución que prepara una empresa californiana para finales de año, cuando lanzará el primer joystick cerebral.
Se trata de un dispositivo que se colocará en la cabeza del jugador, que podrá ser un caballero Jedi o meter un gol en su simulador de fútbol favorito usando sólo su actividad cerebral. El hallazgo aparece en el último número de la revista Scientific American.
El aparato, creado la empresa Emotiv Systems, costará unos 300 dólares y está formado por 14 sensores colocados de manera estratégica al final de una especie de dedos de plástico que detectan cómo discurre nuestra actividad cerebral.
Una vez recogidas esta señales neuronales son descodificadas e interpretadas de 30 posibles formas en tiempo real. Pueden ser intenciones, emociones y expresiones faciales que se reflejan en los personajes del mundo virtual y en sus acciones, algo que un joystick nunca podría hacer.
Descifrando el cortex
La tecnología que se ha utilizado para realizar este aparato es la electroencefalografía, que mide las ondas cerebrales a través del cuero cabelludo, desde el cual acceden a la estructura de surcos del cortex cerebral, la zona donde se procesan los pensamientos de primer orden.
A la dificultad de captar esta información del exterior, se une la de interpretar las complejas señales del cortex, que es todo menos una huella dactilar. "Aunque la señal provenga siempre de la misma región del cerebro, ésta tiene que llegar al cortex y de ahí al cuero cabelludo, por lo que es muy débil e irregular", asegura el presidente de Emotiv, Tan Le.
Por este motivo, Le y su equipo han tenido que utilizar algoritmos matemáticos para revelar la señal y relacionarla con el lugar del cerebro del que proviene.
Cuatro años de trabajo
Para conseguir este aparato, la empresa ha trabajado tanto con neurocientíficos, que entienden el cerebro como un sistema más que como una sucesión de neuronas, e ingenieros informáticos, que han desarrollado la máquina capaz de reconocer los patrones de comportamiento del mismo.
Durante los últimos cuatro años han desfilado como conejillos de indias cientos de voluntarios, que experimentaron escenarios virtuales en los que se expresaban con las emociones, las peticiones y los gestos faciales que querían.
De ellos, los científicos extrajeron los elementos comunes para tener una imagen clara de los puntos comunes de nuestra actividad cerebral.