Vuelven a casa los pescadores inmovilizados en Gabón
- La empresa ha pagado finalmente los billetes de vuelta tras denunciarse el caso a la prensa
- Dos pescadores españoles han tenido que quedarse en Gabón al cuidado de los barcos
La veintena de pescadores españoles que permanecían desde el 13 de marzo en la isla africana de Santo Tomé por problemas financieros del armador han llegado hoy a Lisboa y han sido recibidos, entre abrazos y lágrimas, por un grupo de familiares. Cinco de ellos, gallegos, han regresado a casa vía Oporto, mientras que el resto, la mayoría onubenses, han regresado a casa por carretera.
Una decena de esposas, procedentes sobre todo de las localidades andaluzas de Lepe e Isla Cristina, se agolpaban nerviosas ante la salida del área internacional del aeropuerto lisboeta de Portela para dar una bienvenida largamente esperada a los marineros.
Uno de los primeros pescadores en salir, Antonio Rodríguez Columé, jefe de maquinas del pesquero Ontre IV, ha explicado que el grupo de 28 pescadores, 21 de ellos españoles, había llegado sin incidencias, aunque las autoridades de la isla obligaron a que dos de ellos se quedaran allí a cargo de los nueve barcos abandonados por la empresa.
Se trata, según ha indicado Columé, de José Carrasco Custodio y Manuel Gil Vidal, que fueron escogidos al azar para cumplir con el requerimiento del gobierno de la ex colonia portuguesa.
Mal trato de la empresa
Otro de los pescadores, Jose Antonio Rodríguez, del Figuereo XVII ha declarado que las autoridades les habían confiscado a ambos los pasaportes, pero que no están detenidos y que tanto ellos como el resto del grupo habían recibido siempre buen trato. Rodríguez se ha quejado, en cambio, de la empresa para la que trabajan, Astipesca, y lamentado de las dificultades que tuvieron para que les pagaran los billetes de regreso a España.
El pescador ha explicado que la empresa no envió fondos para que los barcos pudieran repostar combustible y se quedaron en espera de una solución, sin dinero, viviendo dentro de las embarcaciones y apurando los víveres que quedaban a bordo.
La noche pasada tuvieron que alojarse en un hotel, antes de tomar el avión, y esa factura y los 60 euros de los impuestos de salida tuvieron que pagarlos de sus bolsillos en algunos casos mediante una colecta entre los compañeros. Los billetes de avión los ha pagado la empresa pero después de que el caso fuera denunciado a la prensa, según los pescadores.
Pese a las penurias económicas y la larga espera en la isla, el pescador ha dicho que todo había salido bien y que siempre se sintieron bien tratados y acogidos por la gente de Santo Tomé, "muy buena, pero muy pobre".
En total, la treintena de pescadores afectados, casi todos de nacionalidad española, permanecieron 34 días en la pequeña capital de Santo Tomé y Príncipe, un archipiélago de menos de 200.000 habitantes situado en la costa occidental de África, en espera de que su empresa les ayudara a volver a casa.
Las tripulaciones, según los cálculos que hicieron varios de los pescadores en el aeropuerto, las formaban 23 españoles, de los que dos siguen en Santo Tomé, tres portugueses, tres marroquíes y un natural de Guinea Conakry. Otros dos españoles, con problemas de salud, pudieron abandonar la isla hace una semana rumbo a España.