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La caída de un avión no tripulado desata la tensión diplomática entre Rusia y Georgia

  • Un avión ruso habría abatido a la nave georgiana en la región independentista de Abjasia
  • El presidente de Georgia llama a Putin para pedirle que para las "agresiones"
  • Putin le acusa de realizar misiones de espionaje en la región prorrusa

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Un avión derribado provoca la tensión entre Rusia y Georgia

La tensión entre Rusia y Georgia por la situación de las regiones independentistas de Abjasia y Osetia del Sur ha llegado a un punto límite. El presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili ha llamado a su homólogo ruso, Vladimir Putin, para pedirle que se frenen los "ataques agresivos" contra su país, mientras que Putin le acusa de fomentar la tensión en la zona, de mayoría prorrusa.

La mecha que ha encendido la tensión ha sido el abatimiento de un avión no tripulado georgiano por parte de un avión de guerra ruso en la región georgiana de Abjasia, es decir, dentro del propio territorio georgiano.

Los hechos ocurrieron el pasado 20 de abril, cuando un avión de guerra ruso disparó a una nave desarmada y no tripulada del ministerio del Interior georgiano que realizaba labores de inspección en la zona de Abjasia.

"He hablado con el presidente de la Federación rusa, Vladimir Putin, para expresarle nuestro malestar", ha declarado Saakashvili en un discurso televisado.

Por su parte, el Kremlin le ha contestado expresando su "perplejidad" por la actitud de Georgia ya que, según Putin, este país está realizando vuelos espía en Abjasia para desestabilizar la región, que ha declarado su independencia de Tbilisi de manera unilateral.

Conflicto independentista

Detrás de este desencuentro diplomático se encuentra el malestar de Georgia por el apoyo de Rusia a los movimientos independentistas de sus regiones de Abjasia y Osetia del Sur, que han declarado su independencia de manera unilateral con el objetivo a medio plazo de reintegrarse en la Federación rusa.

Por su parte, Rusia ve con recelo las pretensiones de Georgia de integrarse en la estructura militar de la OTAN, a lo que Moscú se negó de manera tajante en la última reunión de la Alianza Atlántica, celebrada en Bucarest.